CADI – I
Acaba de despertar, pronostica que el día va a ser un día de aquellos que se ven como el teatro: con guiones tan repasados que el Hacedor se ha empeñado en pulirlos ensayo tras ensayo con sujetos muy posiblemente parecidos a él, quizás para una puesta en escena que con todo lo que se tiene que sufrir, nadie se la puede perder en direct tv, imagina.
Cadi, al empezar el día – al igual como lo termina – procura iniciar imaginándose al lado de la mujer de sus sueños. Se observa entrelazándose y copulando de formas poco protocolares y llenándola de placer como una forma mística de brindarse suerte para empezar sus labores con el pie derecho. Porque, aunque se ufana de optimista se concibe humano y susceptible de errores, por tanto y de forma consecuente con su fervor por la belleza femenina, entiende que es Ella ( la que no es y espera que sea) la que invadiéndolo a diario con su apariencia grácil y su aroma imperecedero, lo mantiene firme para el periplo de estar otra vez vivo, humanizándose dentro de una especie cada vez menos humana y cada vez más sureal.
Dos horas antes y dos horas después de la rutina laboral, tiene la oportunidad de encender la televisión y con ejemplar y curtido estoicismo – que en lo postrero de sus veintes ha cultivado con sabiduría – soporta el ramalazo de necedades que difunden los programas por doquier en en la tv: Noticias de algún nuevo descuartizado, noticias de espectá-culos, noticias de nuestras GRAANDES estrellas del fútbol, propagandas insolentes que nos siguen tratando como estúpidos embaucando despistados que abonan su plata suponiendo que todos somos débiles mentales, ofreciéndonos pseudobienestar o una superior satisfacción si sólo nos vestimos con aquellas marcas, lavamos con aquellas marcas, nutrirse con aquella marca, follamos con aquellas marcas,etc. Todas ellas causales de un placer acaso mejor a una eyaculación y que sólo los adocenados digieren con gula. Para Cadi, en definitiva, el mal menor está en el canal nacional y los dibujos animados que no pretenden ser más que eso: dibujos. “El sistema siempre estuvo mal”, se repite. Le angustia la idea de morir sin hacer nada, volverse viejo como todos, ser tan solo el peón de este ajedrez tan insano, trivial y bien merecido para una grey que no pide más que solo dinero para morir en paz. “Quizás sea mejor ir con la corriente y no contra ella”, se cuestiona otra vez.
¿Qué es de aquellos años, cuando vivía adormecido, tan egocéntrico, tan inmerso en la inercia de ser niño y vivir por consecuencia del destino? ¿Desde cuándo se le ocurrió que podía cambiar el mundo y darle sentido antihorario a todo para mejorar su vida y la de los demás: pobrecitos ellos? Bah!, no tiene tiempo para permitirse nostalgias ni para entender las razones del porque sigue el contracauce que sigue, se repite. Se sermonea a sí mismo y afirma que de lo que está seguro es de lo que ve en ése instante: una silueta larga que se distorsiona en la mica del televisor mientras cambia de canal: es eso nada más, evidentemente un objeto animado impuesto a vivir porque sí. Y ya que, en este caso, el destino prevaleció y lo trajo a jalones. Quizás haya tenido que ver también en lo que resultó: Un hombre antisocial, vacío de preguntas y lleno de respuestas, respuestas complicadas para él que emprendió la empeñosa tarea de solucionar ésos entresijos que le complicaron la vida a costa de sangre que ha resultado así: de la suma de sus virtudes y de la multiplicación de sus errores, nada más. Destino, decisión, azar; variables que al combinarse dan a sus ecuaciones razones menos coloridas del ver el mundo, consciente de no poder vivir inconsciente – valga la paradoja – mientras miles de personas luchan por sus ideales, mueren en la guerra, mueren siendo explotados, mueren peleando por sus tierras, por sus hijos, por depresión, por amor, antes que por decisión, por heroísmo, por fé. ¿Algo así como “Avatar” no?, jajaja, rompió en carcajadas…
Pero de una, una imagen arroba su atención: un paisaje juglar, monocromático en instantes y variopinto en otros tantos lo traslada a recuerdos de otrora, recuerdos de paz, recuerdos verdes.