NO DUELE COMO ANTES

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Así pasó:
Te conocí y me conociste, tú estabas fuera de mi alcance y yo del tuyo, era especial. Tú diste el gran primer paso, deseabas estar a mi lado, o quizá simplemente llamar mi atención (tonta, ya la tenías). Dabas guiños emocionados, los dabas o simplemente lo imaginaba: me conquistabas. Escribías estrofas de fácil pronunciar, alegres, con chispitas de amores imposibles para darle sabor melifluo a lo que querías expresar. Tu si ah!.

Vaya! escribo esto, no por frustración, no porque no tuve el valor de amarte; es más, lo hice, lo hice en silencio y no fue fácil, fue en mucho doloroso por lo secreto del sentimiento, por los miedos que tenía que vencer, por lo mucho que tenía que imaginar para no sentirme abandonado, como un Romeo que traza a Julieta en los bastidores descoloridos de su corazón, como imaginar el alimento antes de la inanición, como imaginar que me amas, sí ahí mismo existe la llaga, el dolor. Tenía que imaginarte de todas las formas posibles: cogidos de la mano, riendo por el campo, bailando (sería mejor sólo verte bailar para no arruinarlo), besándonos de a pocos, jodiéndonos a “correa ancha” para ver quien se pica, riñendo y corriendo tras tuyo para pedir perdón, o perdonándote por cada estupidez que se te ocurra cometer. Eres de lo mejor!

Rayos, ya no estás y ya no estoy, de porrazo es mejor que suceda aquello que no quieres su final. Te fuiste y me fui, estuve y estuviste, tal juego de palabras son sólo para esperar que asimile la pena del sino, un destino que se ha permitido prevalecer, aprovechando mi rutina, aprovechando que me acostumbré a dejarme ser y no a cambiar, a no decirte nada, nada más. Ése destino socarrón que me utiliza de bufón, que no me ha dejado quererte; y a tí, mucho menos llorar.

¿Me quieres?, ¿Me quisiste como se le quiere a un amigo? Uhm. Quizás sólo me quisiste como a un ser vivo, quizá solo fui para ti una porción de creación, me quieres franciscanamente, un cucaracha, soy un insecto. O peor aún, me embiste la idea de que para nada me quisiste, de que ahora que no estoy, pues solamente susurrarás un “bueno”, “ya fue”, y volverás a tus cosas de siempre a tu vida de siempre, a todo lo tuyo, sin más.

Si acaso me equivoco, y me amaste en silencio, perdóname, perdóname por no estar a tu lado y no ser más el arlequín que te anima en tus tristezas, el fan que se enamora de ti cada día, el protector que te hacía sentir segura, el monaguillo impenitente que te daba fuerzas para creer en algo más.

Perdóname chica, pero tuvo que pasar, la distancia hará descubrir en nosotros algo más, algo que de verdad no quisiera descubrir, porque en todo momento mi mejor descubrimiento fuiste tú, tú eras para mí la selva inexplorada, el misterio sempiterno que daba luz a mis curiosidades, la fantasía cómica de una pasión llena de vida, un amor callado que se quiere quedar así hasta que vuelvas la mirada, y des nota a mis cuerdas vocales con tu alegre y afinado amor.

Nuevamente mis líneas se están terminando y la historia tan sólo tuvo un colofón. Empaqué mis maletas y no hay tristeza en marcharme, la verdad es que ya no duele como antes un desenlace malquerido, me había pasado antes. Éste es un epílogo que quiero terminar y lo terminaré, forzaré que se nos cumpla la profecía de amor, porque al comprar el pasaje en la terminal, pues escogí de oferta un pasaje de ida y vuelta, te veo luego mi susurro enamorado, sí tú, pero volveré en silencio para no perderle la sazón (shhhhh).

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