Archivo por meses: diciembre 2007

El observador es lo primario los “hechos” lo secundario

[Visto: 2832 veces]

El observador es cualquier ser humano que, al operar en el lenguaje con otros seres humanos, participa con estos en la constitución de un dominio de acciones coordinadas como un dominio de distinciones, y puede, de este modo, generar descripciones y descripciones de descripciones (Maturana 1994). No puede hacer referencia a una realidad independiente de uno. El observador no puede en la experiencia distinguir entre ilusión y percepción porque tal distinción es a posterior (Maturana 1994).
Maturana afirma “ lo que pasa con la salamandra pasa con nosotros […] , somos seres constituidos con un sistema nervioso más grande que el de la salamandra , pero esencialmente igual “ (1999) . Maturana asume que sí es posible correlacionar el nombre del color con la fisiología del sistema óptico de la paloma o la salamandra porque el sistema nervioso es un sistema cerrado. La salamandra no tiene como distinguir en su experiencia visual entre gusano real y uno ilusorio, y nosotros tampoco. Tal distinción se hace con referencia a otra experiencia distinta de aquella calificada como ilusión o percepción (Maturana 1999). Es el observador el que distingue una experiencia de otra como ilusión o percepción. Nosotros como observadores en la experiencia no podemos distinguir entre ilusión y percepción, esta es una condición propia del observador como ser vivo válido también para un conjunto de observadores (Maturana 1999). El observador es el que configura en su vivir los diferentes dominios existenciales en que vive y convive y esto es posible porque el vivir humano se da en el lenguaje (Maturana 1999).
Todo lo dicho es dicho por un observador a otro observador que puede ser él mismo o ella(o). El observador opera desde una perspectiva descriptiva que lo deja externo a su circunstancia. El observador es el que distingue un ser vivo como una unidad compuesta que sólo puede existir bajo perturbaciones, caso contrario se desintegrará.
Es el observador el que hace descripciones de las distinciones que va generando en la recurrencia de las coordinaciones conductuales que conforman el dominio lingüístico (Maturana 1984). Todo ocurre en el campo de las coherencias operacionales del observador.
El problema en el explicar un fenómeno o experiencia nunca esta en la experiencia, porque ésta se vive en el hacer en el momento en que se señala el hacer que la constituye. Lo que se hace pasa (Maturana 2001).
El observador es el que describe la experiencia a explicar usando el lenguaje. Yel lenguaje se constituye cuando se incorpora al vivir, como modo de vivir, como un fluir de coordinaciones conductuales de coordinaciones conductuales que surgen en la convivencia como resultado de ella (Maturana 2001). El observador ve que la conducta de un organismo (con su sistema nervioso incluido) está determinada en cada instante por su estructura, y que sólo puede ser adecuada al medio si esta estructura es congruente con la estructura del medio y su dinámica de cambio (Maturana 1996b). Lo que un observador ve como estímulo es lo que él considera que interactúa con el sistema nervioso o el organismo (Maturana 1996b). El observador siempre explica la experiencia de vivir con otras experiencias del vivir para lo cual hace uso de descripciones solo posibles en el lenguaje.
Sigue leyendo

Surgimiento de la biología del conocer.

[Visto: 3530 veces]

La biología del conocimiento surge desde el darse cuenta de que uno no puede hacer referencia a una realidad independiente de uno. Yo no puedo distinguir en la experiencia entre ilusión y percepción porque tal distinción es a posteriori (Maturana 1994). Esta indistinguibilidad experiencial es una condición constitutiva de los seres vivos incluido el ser humano; es una condición propia de los sistemas determinados estructuralmente. Esta incapacidad de distinción es el fundamento de la biología del conocer. Una consecuencia al aceptar esta incapacidad es que el mundo en que vivimos es el mundo que nosotros configuramos y no un mundo que encontramos (Maturana 1994).
Conocer es acción efectiva, conducta efectiva es decir, efectividad operacional en el dominio de existencia del ser vivo (Maturana 1973). El observador es el que asigna conocimientos a otro observador o a otro ser, cuando ve que este se conduce de manera adecuada en el dominio en que lo que observa según lo que él o ella considera es conducta adecuada en ese dominio.
Al fenómeno del conocer no se lo puede tomar como si hubieran “hechos” u objetos allá afuera, que uno capta y se los mete en la cabeza. Hay un encadenamiento circular entre la acción y la experiencia. Todo acto de conocer trae un mundo a la mano. Todo hacer es conocer y todo conocer es hacer. En todo esto el lenguaje es lo sustantivo, es un instrumento cognoscitivo, que nos permite la reflexión . Toda reflexión trae un mundo a la mano y en consecuencia todo lo dicho es dicho por alguien (Maturana 1973).
El conocimiento del conocimiento obliga. Nos obliga a tomar una actitud de permanente vigilia contra la tentación de la certeza, a reconocer que nuestras certidumbres no son pruebas de verdad, como si el mundo que cada uno ve fuese el mundo y no un mundo que traemos a la mano con otros (Maturana 1973). “Todo hacer lleva a un nuevo hacer: es el círculo cognoscitivo que caracteriza nuestro ser, es un proceso cuya realización está inmersa en el modo de ser autónomo de lo vivo” (Maturana 1973).
Sigue leyendo

Las palomas de Humberto Maturana y la salamandra de Sperry.

[Visto: 6592 veces]

Para explicar los resultados experimentales sobre la percepción de colores en las palomas, Humberto Maturana tuvo que admitir que la hipótesis de que el sistema nervioso de la paloma representa el mundo exterior era inadecuada, es decir el sistema nervioso de la paloma no representa ninguna realidad externa como en una cámara fotográfica ya que las diferentes longitudes de onda de energía luminosa generan una misma dinámica fisiológica en las neuronas retínales . De esto se puede concluir e inferir entonces que el sistema nervioso de la paloma es un sistema cerrado que solo hace correlaciones senso-efectoras entre sus componentes neuronales (Maturana 1973, 1999) .
En el caso de la experiencia de Sperry con la salamandra sobre la supuesta conducta errada, la afirmación planteada en los términos de que la salamandra apunta a un objeto externo, como son los insectos, encierra un presupuesto implícito: la existencia de un objeto externo al operar de la salamandra .
Pero la experiencia demuestra que la salamandra no recupera dicha coherencia con su entorno cotidiano e inmediato y en consecuencia uno puede transferir lo dicho para las palomas y afirmar que el sistema nervioso de la salamandra no representa ninguna realidad externa ya que el sistema nervioso de dicha salamandra actúa como un sistema cerrado sobre sí mismo.
Para el operar del sistema nervioso de la salamandra es indiferente que se haya rotado o no el ojo (Maturana 1973, 1994, 1999). Es para el observador que la salamandra aparece apuntando con una desviación de 180º, ella no apunta. La salamandra hace exactamente lo mismo que hacía antes. Lanzar su lengua como consecuencia de una correlación interna, entre una parte de la retina y la zona senso-efectora de la lengua de la salamandra . El cerebro de la salamandra en su operar no se equivoca, hace lo único que puede hacer y en su operar no tiene sentido lo que el observador llama equivocación (Maturana 1999).
Los seres vivos presentan en la dinámica observacional de un observador características como: autopoiesis, determinismo estructural, acoplamiento estructural y epigénesis que permiten entender claramente que sí modificó la estructura autopoiética de un ser vivo sin llegar a la destrucción del sistema , rompo la congruencia de ese sistema autopoiético con su medio, con su circunstancia y en consecuencia altero la dinámica armónica generada en millones de años de deriva natural (historia de interacciones que genera linajes evolutivos). Este es el mecanismo que nos permite explicar la conducta curiosa de la salamandra en el experimento de Sperry.
Al rotarle el ojo a la salamandra, lo que se hace es romper la coexistencia armónica de la salamandra con los insectos lograda en una larga historia (millones de años) de interacciones que permitieron sus transformaciones congruentes con su medio. Este rompimiento armónico no es posible recuperar mediante el aprendizaje o deriva ontogénica. Hay aprendizaje cuando la conducta de un organismo varía durante su ontogenia de manera congruente con las variaciones del medio, y lo hace siguiendo el curso contingente a sus interacciones en él (Maturana 1996b).
La salamandra no ve, no apunta a, su sistema nervioso continua haciendo lo que siempre hace coordinaciones senso-efectoras entre una parte de la retina y los órganos efectores de la lengua de la salamandra, ya que la interacción entre el experimentador y la salamandra no sido una interacción destructiva para la salamandra. Para la salamandra no existe adentro y afuera solo existe el adentro y afuera para el observador que utiliza dichos conceptos para explicar lo que ve, lo que observa. Pero como un observador también es un sistema autopoiético, lo que ve solo puede ser descrito en el lenguaje, pero esa descripción no remplaza el hacer de la salamandra.
Sigue leyendo

Implicancia gnoseológica que permite el surgimiento de la biología del conocimiento.

[Visto: 1304 veces]

Surge desde el darse cuenta de que uno no puede hacer referencia a una realidad independiente de uno. Yo no puedo distinguir en la experiencia entre ilusión y percepción porque tal distinción es a posteriori (Maturana 1994: 23). Esta indistinguibilidad experiencial es una condición constitutiva de los seres vivos, es una condición propia de los sistemas determinados estructuralmente. Esta incapacidad de distinción es el fundamento de la biología del conocer. Una consecuencia al aceptar esta incapacidad es que el mundo en que vivimos es el mundo que nosotros configuramos y no un mundo que encontramos (Maturana 1994: 233).
Conocer es acción efectiva, es decir, efectividad operacional en el dominio de existencia del ser vivo (Maturana 1973: 15). El observador asigna conocimientos a otro observador o a otro ser, cuando ve que este se conduce de manera adecuada en el dominio en que lo que observa según lo que el (o ella) considera es conducta adecuada en ese dominio. Al fenómeno del conocer no se lo puede tomar como si hubieran “hechos” u objetos allá afuera, que uno capta y se los mete en la cabeza. Hay un encadenamiento circular entre la acción y la experiencia. Todo acto de conocer trae un mundo a la mano. Todo hacer es conocer y todo conocer es hacer. En todo esto el lenguaje es lo sustantivo, es un instrumento cognoscitivo, que nos permite la reflexión . Toda reflexión trae un mundo a la mano y en consecuencia todo lo dicho es dicho por alguien (Maturana 1973: 13).
El conocimiento del conocimiento obliga. Nos obliga a tomar una actitud de permanente vigilia contra la tentación de la certeza, a reconocer que nuestras certidumbres no son pruebas de verdad, como si el mundo que cada uno ve fuese el mundo y no un mundo que traemos a la mano con otros (Maturana 1973: 162). Todo hacer lleva a un nuevo hacer: es el círculo cognoscitivo que caracteriza nuestro ser, es un proceso cuya realización está inmersa en el modo de ser autónomo de lo vivo (Maturana 1973: 161).
Sigue leyendo

LOS EXPERIMENTOS BIOLÓGICOS QUE REVOLUCIONAN LA EPISTEMOLOGÍA RACIONALISTA

[Visto: 7985 veces]

En la recién formada Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile Humberto Maturana realizó trabajos experimentales con palomas sobre la percepción de los colores. Su hipótesis fundamental consistía en suponer que existe una correlación unívoca entre la longitud de onda de la luz (cada color tiene su longitud de onda que lo caracteriza ) y la actividad fisiológica de la célula o células neuronales que forman la retina.
Él esperaba verificar que cada color específico de luz genere un tipo de comportamiento especifico en la célula o células neuronales de la retina del ojo de la paloma. Dicha suposición después de un trabajo experimental exhaustivo no pudo ser verificada pero encontró que las diferentes longitudes de onda (color rojo, color amarillo, color azul) siempre generaban un mismo comportamiento en dichas células (Porksen 2004: 33-34).
Dichos resultados experimentales requerían ser explicados y es en esta situación que Maturana al revisar los antecedentes de dicha problemática, se encuentra con un experimento similar pero realizado en salamandras que fue hecho por el biólogo norteamericano Roger Sperry en los años cuarenta (Maturana 1994: 153).
El experimento de Sperry realizado en urodelos como las salamandras con capacidad de regeneración de tejidos, consistió en rotar mediante cirugía el ojo de una salamandra en estado larvario para verificar la regeneración o no del nervio óptico .
Se verificó que cuando la salamandra se reponía de las operaciones quirúrgicas, recuperaba la visión con lo cual el biólogo Sperry comprobó que el nervio óptico se regeneraba y en consecuencia la pregunta inicial planteada en su diseño experimental quedaba resuelta afirmativamente. En estas condiciones, la salamandra presentaba una conducta curiosa e interesante en relación a la conducta cotidiana de una salamandra no operada.
Se observó que cuando a la salamandra se le colocaban insectos delante de ella y se le tapaba el ojo normal , la salamandra tiraba la lengua no en dirección del insecto o los insectos sino en el numero de grados en que había sido rotado su ojo. Los experimentos se repitieron y los resultados siempre resultaron similares. Sperry supuso que dicha conducta errada en la salamandra podía ser superada con procesos de aprendizaje. Se intentó mediante programas de aprendizaje hacer que la salamandra lograra aprender a cazar insectos que se le colocaban delante de ella, pero los resultados siempre fueron negativos.
Maturana replicó dichos experimentos en 1955 cuando estudiaba anatomía en University Collage London (Maturana 1999: 172) y obtuvo también resultados similares. El animal no podía aprender a tirar la lengua en la dirección de los insectos que se le presentaban. Sigue leyendo