Las Elecciones Regionales y Municipales 2014, programadas para el 5 de octubre, han hecho que la “solidaridad” y la “bondad” brote mágicamente y casi espontánea a nivel nacional en algunos corazones que por estos tiempos se muestran exageradamente preocupados por la situación que atraviesa la población de su distrito, provincia o región.

Toda esta repentina y sospechosa preocupación aparece misteriosamente en los corazoncitos de los candidatos que postulan como presidente regional, alcalde y regidores municipales que, como dije, por estos tiempos “ayudan” a mano llena a cuanto vecino se les cruce en sus caminos y aprovechan para prometerles ‘el oro y el moro’ con tal de ganar su voto.

Pero, cuál es realmente el fondo de tanta preocupación, ¿acaso es que quieren realmente ayudar a la población?

El distrito de Longar (ver artículo anterior) es un ejemplo en miniatura que nos ayudará a contestar esta interrogante, a la vez, que nos muestra una realidad de necesidad y aprovechamiento. Aquí, el discurso electoral ha quedado de lado y la competencia para dar a conocer las propuestas de solución a los diferentes problemas que atraviesan los longarinos y las longarinas ha sido reemplazada por el facilismo, es decir, el discurso barato y el dinero.

En el primer caso, el discurso barato sirve para esconder la escasa oferta de propuestas, los mítines y debates son totalmente improvisados y sirven para el insulto, la difamación (personal y hasta familiar) y para que los candidatos muestren sus mejores vestimentas. Estas reuniones no son aprovechadas para hablar de planes de trabajo de manera seria y responsable, debido a que la mayoría de aspirantes a alcalde no tienen idea de lo que es un plan de trabajo, en otros casos no lo dicen porque les da vergüenza hacerlo, ya que sus proyectos no son serios o porque solo beneficia a sus intereses.

En ese sentido, un plan de trabajo no es solo hacer pequeñas obras de ladrillo y cemento, como por ejemplo, hacer una posta médica que nadie usa, malograr las riveras de los ríos, remodelar colegios, rehacer puentes o crear nuevas carreteras, entre otras obras que tienen un beneficio casi personal. Las obras deben ser parte de proyectos serios que involucren la comunicación, el desarrollo económico, la salud, el mejoramiento de la situación de los alumnos en los colegios, etc. Es decir, que favorezcan a la población. Los mismos que servirán, además, para reforzar el alcance y calidad de los proyectos sociales o asistenciales que, por cierto, únicamente son mencionados mientras dura el proceso electoral.

En el segundo caso, el uso que le dan los candidatos al dinero en sus campañas es descarado como ofensivo. En el distrito de Longar, en la temporada electoral el dinero es usado para comprar el voto mediante diferentes y peculiares formas. Por ejemplo, si se trata de ganar el voto de las amas de casa y de las personas ancianas se regalan víveres que conforman la canasta familiar y una que otra medicina genérica; si el candidato o aspirante a regidor o algún familiar de estos tiene un vehículo, entonces los movilizan del distrito a la provincia con pagos preferenciales y muchas veces totalmente gratis; otra conocida forma es a través del “obsequio” de herramientas para la agricultura, como lampas, picos, machetes, etc.

De la misma forma, si se trata de convencer a la juventud la inversión se basa en otra estrategia; las fiestas sociales o cualquier evento deportivo y cultural son los escenarios perfectos para comprar algunas conciencias (votos). En estos eventos, el dinero se manifiesta en botellas de cerveza y apadrinamientos, principalmente. El voto de la juventud es cambiada por diversión; para ello, el candidato debe manejar un presupuesto importante para regalar a manos llenas la mayor cantidad de ‘chelas’ y para emborracharse a mas no poder.

Del mismo modo, otro conocido uso del dinero en la campaña es hacer longarinos golondrinos, es decir, electores que no pertenecen al distrito pero van a votan en él. Esta modalidad consiste en buscar gente de otros distritos para cambiarles su centro de votación mediante el cambio de domicilio, todo costeado por el candidato. Lamentablemente, muchas veces la población acepta porque no conoce que esto es un delito penado con hasta ocho años.

Otra maniobra muy conocida es ofrecer comida el día de las votaciones. Para esto, el candidato mata una ternera e invita a comer al votante antes de emitir su voto, de esa manera el elector se siente comprometido a votar por él.

Finalmente, están los que se arriesgan a entregar dinero en efectivo entre gallos y medianoche un día antes o en el mismo día de las votaciones, en una desesperada actitud para ganar algunos votos.

Todas estas maniobras que se enmascaran como actos “solidarios” o “bondadosos” no son mas que sucias estrategias usadas por mercaderes políticos que ven a la alcaldía como el negocio de sus vidas, usan el eslogan “trabajar por el pueblo”, sin embargo lo hacen para ellos mismos. Lamentablemente en medio de todo este negociado está la población que se queja pero no reacciona, esto favorece a los eternos candidatos golondrinos que van al pueblo en época electoral porque, según ellos, se “preocupan” por la situación de la población e insisten tercamente en ocupar el sillón municipal. Esto también favorece a los exalcaldes que tuvieron su oportunidad y no mejoraron su distrito o la calidad de vida de su población que continúa sufriendo de algunos servicios básicos, como el tratamiento del agua para potabilizarla o el sistema de desagüe para Maraypampa. Lo único claro y evidente que ha mejorado son sus bolsillos.

Estimado(a) longarino y longarina, como se ha demostrado, la política en nuestro distrito y en el país en general se ha convertido en un negocio redondo, donde los distritos, provincia o región son grandes mercados y los electores son productos que se compra o se vende según la temporada. Los regalos y otros halagos no estarían mal entregados si no fueran parte de una desleal competencia que busca deslegitimizar el proceso electoral y burlarse de la población, donde unos, por una parte, lo reciben porque la necesidad no tiene colores o partido político, mientras que otros, por otra parte, lo hacen  aprovechándose de la situación y porque por encima del beneficio colectivo está el propio.

En consecuencia,

Sr. (Sra.) candidato(a) no trate de convencer a la población con mentiras electorales o con proyectos imaginarios o imposibles de realizar ni mucho menos regalándole dinero a la población mediante dádivas. Respete al electorado acercándose a él con propuestas que puede cumplir. Si se preocupa por sus paisanos no espere la campaña electoral para darles la mano; ayúdelos en cualquier mes del año y si cuenta con los recursos suficientes hágalo todo el tiempo, pues la necesidad de la gente no es solo cuando Ud. es candidato o es temporada electoral.

Estimado(a) paisano y paisana, si Ud. vota en la Región Amazonas, en el distrito de Longar, especialmente, entonces está en sus manos cambiar el destino del pueblo de nuestros abuelos, padres, hermanos e hijos. Antes de pensar en dinero fácil piense en recibir propuestas serias, que ayuden a promover el desarrollo del distrito y fortalezcan la honestidad y el respeto en la población. Denuncie ante la opinión pública a esos personajes que quieren ver a nuestra municipalidad como su banco personal. Para ello, utilice los recursos que ofrece hoy en día la Internet (Facebook, Twitter, etc.). Si tiene familiares o amigos que votan en el distrito de Longar extiéndale el mensaje y hagamos una cadena anticorrupción y contra el engaño. Démosle el ejemplo a los que por primera vez votarán y, al mismo tiempo, deje como herencia a sus hijos lo mejor de Ud.: sus principios, valores e ideales por los que luchó para dejarles un mejor distrito.

Al término de este texto, vino a mi memoria un viejo poema que resume en sus estrofas la conveniencia de la mayoría de los candidatos y de algún sector de la población. El poema se titula “Verdades Amargas”. Espero lo disfruten…

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La cuadra de los balcones en la Plaza del distrito de Longar

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