Otra vez los actos de espionaje y chuponeo ponen al filo de la navaja al Gobierno. Esta vez, se trata del chuponeo telefónico que le hicieron al ministro Pablo Cateriano, donde afirma tener “luz verde” de Nadine Heredia, la primera dama, para realizar compras por medio del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Consultado sobre este escándalo al ministro, respondió, primero, que la voz que se escucha en el audio le pertenece y, segundo, que no le pidió a Nadine Heredia que le autorice nada, sino que a veces, él (Cateriano) llama a la Primera Dama cuando el Presidente no le contesta el teléfono, para que ella le informe al Mandatario.
Aquí hay dos hechos importantes que no se pueden pasar por alto, el primero es la interceptación telefónica o chuponeo y, segundo, es la subyugación del ministro de defensa, Pablo Cateriano, ante la Primera Dama.
En el primer caso, la interceptación telefónica, en todas sus dimensiones y niveles, es un delito porque viola la confidencialidad de las comunicaciones y, por tanto atenta contra el derecho de las personas, tipificado en la Constitución Política del Perú.
10. Al secreto y a la inviolabilidad de sus comunicaciones y documentos privados.
Las comunicaciones, telecomunicaciones o sus instrumentos sólo pueden ser abiertos, incautados, interceptados o intervenidos por mandamiento motiva do del juez, con las garantías previstas en la ley. Se guarda secreto de los asuntos ajenos al hecho que motiva su examen. (Cap. 2 – Art. 1, inciso 10).
En consecuencia, esta interceptación debe ser investigada para sancionar a los responsables. Del mismo modo, es preocupante que se haya vulnerado el sistema de seguridad del Estado. Los altos funcionarios Estatales deben tener, al igual que el Presidente (porque asumo que él si tiene las medidas necesarias de seguridad informática), protección informática para evitar que se filtren comunicaciones, que no solo pueden atentar contra los derechos individuales, sino también con la seguridad nacional.
En el segundo caso, esta conversación pone en evidencia el poder que tiene la Primera Dama, Nadine Heredia, para decidir en temas de Estado, que le corresponde únicamente al Presidente de la República. En ese sentido, le toca al presidente, Ollanta Humala, pronunciarse y dejar cerrado el tema de las funciones de su esposa, la señora Heredia ¿Quién da las órdenes: el Presidente o la Primera Dama?, y ¿Cuál es de la labor que cumple la Primera Dama como esposa del Presidente?
Finalmente, con todo lo sucedido, este 28 de Julio no sería ninguna sorpresa que el Ministro de Defensa, consentido de Heredia, sea cambiado para estabilizar al Consejo de Ministros.
La pregunta final es ¿La Primera Dama le dará “luz verde” al Presidente para reemplazar a Pablo Cateriano, su protegido?
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