Enfoques de desarrollo: una mirada general a su impacto en la vida de las organizaciones

Enfoques de desarrollo: una mirada general a su impacto en la vida de las organizaciones

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En el siguiente artículo Héctor Guardamino, estudiante de Gestión y Alta Dirección, explica cómo el concepto del término “Desarrollo Empresarial” ha ido cambiando en las organizaciones con el paso del tiempo

¿Cómo se han consolidado los cambios en los distintos enfoques de desarrollo prevalecientes desde el siglo XX? Esta es una cuestión que  a menudo capta el interés de diversos grupos académicos interesados en comprender la importancia e impacto de los enfoques de desarrollo. Frente a este panorama podemos realizar una distinción en la evolución de estos y cómo se han manifestado a través de iniciativas que cambiaron y continúan cambiando la vida de las organizaciones  en sus modelos de negocios. Además, podemos encontrar que el hombre  ha cuestionado de manera reiterativa los términos crecimiento, progreso y desarrollo.

“Entre los años 1950 y 1970 del siglo XX, no había una distinción plena entre crecimiento y desarrollo” (Arcos 2008: 17). Ambos términos  estaban asociados a la obtención de mayores márgenes de ganancia,  comprendiendo ambos desde una perspectiva puramente económica  (costo-beneficio)  En  esta línea, Ángel Alvarado Cabellos y Pablo Luna  Odar (2015), detallan que durante los años 1950-1970,  el desarrollo económico se entendía como una rendición de cuentas para los principales accionistas, donde un mayor margen significaba una mejora exclusiva en la salud económica de la empresa. Es por ello, que el enfoque de desarrollo económico brindó una perspectiva de la necesidad de contar con respaldo monetario para asegurar el porvenir en las operaciones, a través de la industrialización.

A partir del año 1972, surgen grandes cuestionamientos respecto a los lìmites del crecimiento, en donde la idea de desarrollo dejará de enfocarse únicamente en lo econòmico, para incorporar otro elemento a parte del Estado y el Mercado: La sociedad (Arcos 2008: 66). Estas teorías dieron forma y base al desarrollo sostenible, consolidándose en la década de los 80[1].


A través del enfoque de desarrollo sostenible, se demostró que los recursos naturales eran finitos, el medio ambiente tenía un límite respecto al impacto de externalidades negativas  y la sociedad requería de una responsabilidad social que vele por sus intereses y necesidades. Tras un profundo análisis, podemos ver repercusiones en lugares como Latinoamérica, lo cual, se tradujo en la conformación de sindicatos y organizaciones civiles (Gudynas 2004: 174).

Ante este panorama, surge el enfoque de desarrollo humano a través del progreso multidimensional que, acorde a la literatura del PNUD[2], busca insertar políticas que continúen mejorando los logros obtenidos aplicando un desarrollo sostenible (PNUD 2016: 4-6). Es así, que este enfoque permite integrar la mejora en las variables de pobreza y educación.

Por lo anterior, el enfoque humano, establece la necesidad de dirigir esfuerzos y acciones conjuntas por parte de las organizaciones privadas, el Estado y la Sociedad Civil para hacer que el desarrollo sostenible se extienda en el ámbito del desarrollo del propio ser humano en términos de inclusión y desarrollo de capacidades (PNUD 2016: 19-20). En este sentido, el enfoque humano busca un desarrollo integral con el objeto de afianzar competencias y capacidades que permitan la consecución de logros sostenibles en el tiempo.

En resumen, el enfoque de desarrollo en sus 3 tipos: económico, sostenible y humano, sentaron las bases sobre las cuales las organizaciones modificaron su modelos de negocios. Para fines del presente texto, no se profundizó el rol de la sociedad civil en la evolución de los enfoques de desarrollo; sin embargo,  su contribución en el proceso es innegable. Prueba de ello, son las Empresas B y de valor compartido[3] que muestran una evolución en sus  operaciones, puesto que  priorizan el adecuado manejo de recursos, modelos de negocio sostenibles y el desarrollo de capacidades en las personas. Aún así, a pesar de estas iniciativas, no debemos olvidar que aún hay mucho trecho por recorrer no solo en nuestro país, sino a nivel mundial para lograr los objetivos del desarrollo sostenible al 2030.


[1] Primero en 1983, a través de la Comisión Mundial del Ambiente y Desarrollo de la ONU, se expuso el término “sostenible”. Luego en 1987, a través de dicha comisión se presenta el estudio “Nuestro futuro común”. (Gudynas 2004, 35)

[2] Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo

[3] En la teoría de Porter, la creación del valor compartido busca alinear las capacidades de creación de valor de las organizaciones con las necesidades de la sociedad. (Porter, 2001)

 

Autor: Héctor Guardamino – Gestión  360

Editores: Sofía Bautista y Diego Sánchez

Bibliografía:

ARCOS, Oscar

2008                 Teorías y enfoques de desarrollo: Programa de Administración Pública Territorial. Bogotá: Colombia.

ALVARADO, Ángel y LUNA, Pablo

2015                 Desarrollo Y Responsabilidad Social Empresarial. PUCP, Lima: Perú.

CEPAL

2016                 Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible: Una oportunidad para América Latina y el Caribe. Santiago: Chile.

GUDYNAS, Eduardo

2004                 Ecología, Economía y Ética del Desarrollo Sostenible. Quinta Edición, Montevideo: Uruguay.

PNUD

2016     Progreso multidimensional: bienestar más allá del ingreso. Resumen Ejecutivo. S/l.

PORTER, Michael

2001     La creación de valor compartido. Harvard Business Review.

 

 



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