La reducción de la Tasa de IGV ¿Una medida de reactivación de la Economía en el Perú?

La reducción de la Tasa de IGV ¿Una medida de reactivación de la Economía en el Perú?

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Neride Sotomarino
Bachiller en Ciencias Sociales con mención en Economía, Licenciada en Economía y Magíster en Economía por la Pontificia Universidad Católica del Perú.  Interés y experiencia docente en cursos de Economía, principalmente Microeconomía, Economía Aplicada a la Gestión, Planificación Estratégica, Gestión Financiera del Estado y Finanzas Públicas.

El gobierno de PPK ha propuesto llevar a cabo una reforma que simplifique la estructura tributaria con el fin de ampliar la base tributaria y de mejorar los ingresos fiscales. Dentro de las medidas anunciadas, ya en la campaña electoral, está la reducción progresiva del Impuesto General a las Ventas (IGV) en 3 puntos porcentuales al 2019. Como sabemos, el IGV se aplica a la venta de los bienes y servicios que se realizan en el país en cualquier etapa del ciclo de producción y distribución y es pagado por el comprador aun cuando el que efectivamente realiza el pago del impuesto al Estado es quien vende.

La teoría económica nos dice que una reducción del impuesto que paga el comprador desplazará la curva de demanda del bien a la derecha y por lo tanto la cantidad transada aumentará, salvo en el caso en que la oferta sea inelástica al precio. Se produce un efecto sobre los ingresos que aumentan su disponibilidad para los consumidores lo que se traduciría en un aumento del gasto en bienes y servicios que dinamizaría la economía e impulsaría la reactivación del crecimiento de la economía.

Esta medida, que puede ser conveniente en un momento en que existe un superávit fiscal, puede no serlo tanto actualmente en que el déficit ese encuentra en torno al 3% puesto que la reducción de la tasa impositiva del IGV reduciría la recaudación debido a que el PBI no es tan sensible a este impuesto como se requeriría para que la recaudación aumente ante una reducción del mismo. Esta reducción en la recaudación deberá, por lo tanto, ser compensada con el aumento de otros impuestos cuyo efecto sobre la reactivación podría ser desincentivarla, sobre todo si se afectan fuentes de ahorro necesarias para la inversión.

Por otro lado, se ha considerado que la reducción del IGV, al reducir uno de los costos de ser formal, propiciaría la formalización de las pequeñas y microempresas lo que ampliaría la base tributaria y abonaría a la formalización de la mano de obra.

Sin embargo, la reducción del IGV podría disminuir en algo los costos de aquellas pequeñas y microempresas que ya son formales y que ya están pagándolo, pero la reducción de 3 puntos porcentuales en tres años ¿animaría a las pequeñas y microempresas informales a formalizarse, teniendo en cuenta, además, que no son los únicos sobrecostos que enfrentaría?

La respuesta a esta pregunto sería que no necesariamente, sobre todo si tenemos en cuenta que la mayoría pequeñas y microempresas informales son en realidad pequeños negocios que permiten a su dueño tener un empleo e ingreso que no puede conseguir en el mercado formal. Se trata, en general, de personas con un nivel de productividad bastante bajo, con escasos conocimientos, sin acceso a tecnología y a financiamiento que, más bien, requerirían apoyo en esos aspectos para crecer y poder enfrentar los costos de la formalización, aun teniendo en cuenta la reducción del IGV y de otros costos que enfrentarían al hacerlo.

En conclusión, si lo que se pretende es mejorar los ingresos fiscales y ampliar la base tributaria esto no necesariamente se lograría pues la medida de reducir el IGV por si sola disminuiría la recaudación –lo que obligaría a tomar medidas que podrían ir en contra de la reactivación de la economía. La ampliación de la base tributaria mediante la formalización de micro y pequeñas empresas, que es lo que ha planteado el gobierno también sería difícil.

Estos objetivos podrían lograrse, aunque no únicamente, mediante la revisión de la estructura impositiva en conjunto y de los mecanismos de recaudación y control de la SUNAT, cosa que también ha planteado el nuevo gobierno.

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3 Comments

Bryan Piña Rivera

31 octubre, 2016 a 1:12 pm

Interesante análisis, a propósito sobre la necesidad de que la reducción del IGV vaya de la mano con otras medidas para ser efectivas sobre el fin descrito, justamente el ministro Thorne ha manifestado que la decisión de reducir el IGV irá acompañada de (o quizá compensada por) un alza progresiva del IR para evitar tomar otras medidas que puedan desincentivar el dinamismo de la economía. Sin embargo, en mi humilde opinión, la recaudación de ingresos fiscales se hace más justa cuando se da más fuerza a un IR que está en función de la Utilidad Antes de Impuestos del negocio formal (esta va a depender de su capacidad de generar ingresos finalmente), que cuando se pretende mantener un IGV algo alto, pues este (18% actualmente) lo que provoca es que el negociante tienda a trasladar el monto al precio final del bien. Esto provoca que el precio del bien o servicio sea más caro y que la curva de la demanda se desplace hacia la izquierda a medida que encarece el bien, lo que puede limitar el aumento de la variable consumo de las personas (para la demanda sensible al precio), impidiendo reactivar la economía a nivel macro. Por otro lado, una reducción de IGV promovería para el mismo ofertante poder encontrar bienes y servicios para su negocio más baratos, lo cual puede permitirle destinar parte de su propio ahorro al consumo de otros bienes.

Finalmente, el afirmar que la disminución progresiva del IGV impulsará la formalización es una falacia o una celebración apresurada, puesto que no están ligados directamente con la capacidad del negocio de generar ingresos (como sí lo son el conocimiento, la tecnología, los niveles de productividad del negocio) y ser sostenible en el tiempo, por lo cual esta no es afirmación que deba ser dicha a la ligera ni mucho menos mostrarse como una acción que devenga en la ampliación de la base tributaria (por “haber más gente formal” pagando impuestos) y su recaudación. Aún queda tiempo y ojalá el Ejecutivo pueda comunicar el impacto de las decisiones de una manera más clara y coherente respecto a sus impactos, así como realizar las revisiones periódicas necesarias y a tiempo para optar por mejoras en la implementación de sus políticas.

    gestion360

    31 octubre, 2016 a 2:40 pm

    Bryan, gracias por tu comentario, estamos de acuerdo en que la reducción de la tasa de IGV tiene que ir acompañada de otras medidas de manera que tenga el efecto esperado en la economía. Gracias por seguirnos y compartir con nosotros tu punto de vista.

      Bryan Piña Rivera

      1 noviembre, 2016 a 4:15 pm

      Gracias a ustedes por compartir estas columnas sobre temas de gestión de actualidad.

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