Transición energética, ¿opción viable?

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Autor: Lenny Duran

El mayor desafío de la humanidad en las últimas décadas ha sido frenar el cambio climático. De esta manera, la ONU ha realizado diversas reuniones denominado cumbre climática con la finalidad de proponer acuerdos sólidos que comprometan a la mayoría de países a reducir la tasa de emisión de CO2 en un plazo determinado “Acuerdo de Paris”.

En esa búsqueda de la reducción de emisiones de carbono se plantea la transición energética como una gran alternativa a futuro. Esto se basa en cambiar de un sistema energético radicado en los combustibles fósiles, de carbón y nucleares a uno de bajas emisiones o sin emisiones de carbono, basado en las fuentes renovables como la eólica, solar e hidroeléctrica.

Es importante destacar que la revolución de las energías renovables ha traído buenas y malas noticias. Por un lado, en tan solo una década hemos multiplicado por 7 la producción de energía eólica y por 44 la de energía solar. Por otro lado, esto complica la transición hacia una movilidad y un transporte más verde. La clave de esta complicación está en la demanda de una gran cantidad de minerales como el cobre, litio y las tierras raras.

Paneles solares que generan energía.. (Fuente: Pixabay/159397/pexels.com)

¿Minerales como oro verde?

Los tipos de recursos minerales que más van a necesitarse para la transición son el litio, el níquel, el cobalto y el manganeso, cruciales para el rendimiento, la longevidad y la densidad de energía de la batería. Además, los elementos de tierras raras son esenciales para los imanes permanentes que son vitales para las turbinas eólicas y los motores, mientras que las redes eléctricas necesitan una gran cantidad de cobre y aluminio, siendo el primero la piedra angular de todas las tecnologías relacionadas con la electricidad.

Elementos claves como el Cu, Zn, Li, Mn, Co y tierras raras son claves para el desarrollo de coches eléctricos, la producción de bombillas de bajo consumo, placas solares o pilas de combustible, aerogeneradores, cables eléctricos. Esas y otras tecnologías verdes dependen tanto de estos preciados metales que, tendríamos serias dificultades para cubrir el salto en la demanda como el de las tierras raras (China el mayor productor), a las que muy pocos países tienen acceso directo.

Limitar el cambio climático global de acuerdo con los objetivos de los Acuerdos de París cuadruplicará de aquí a 2040 la demanda de minerales, según la AIE.

Según los estudios a futuros de la AIE, El Litio tendría la mayor subida en demanda, pues se multiplicaría por 32; para el grafito, por 25; para el cobalto, por 21; para el níquel, por 19; para las tierras raras, por 7; y para el cobre, se doblaría.

Un caso ilustrativo sería la producción de coches eléctricos El IFO, instituto alemán de Investigación Económica, señala en un estudio que los vehículos eléctricos emiten entre un 11% y 28% más de CO2 que un vehículo diésel análogo, debido al alto consumo energético necesario para la producción de las baterías. Estos cálculos varían en función de cuántos kilómetros se considere que recorre cada tipo de vehículo.

Según estudios alemanes, los autos eléctricos emiten entre 11% y 28% más de CO2 que un vehículo diésel análogo. (Fuente: Mike/110844/pexels.com)

La Agencia Europea del Medio Ambiente, concluye que producir un coche eléctrico, incluyendo su batería contamina más de un 25%, más que producir un coche de combustión. Por su parte, un coche de gasolina de tamaño mediano emite de media 143 gramos de CO2 por kilómetro; y uno eléctrico similar (recargado con el actual mix eléctrico de producción de la UE) entre un 47% y un 58% menos.

Es importante recalcar que la UE ha establecido que la media de emisiones de los vehículos que vendan las marcas en 2020 no deberá superar los 95 gramos de dióxido de carbono (CO2) por kilómetro y en 2030, un 37,5% (59 g/km). Cabe concluir que esta normativa solo lo podrán cumplir los coches eléctricos en su ciclo de vida. Así estos se convierten en lo más sostenibles seguidos de los híbridos y el diésel.

Una revolución energética, ¿una pesadilla ecológica?

En este punto del análisis corresponde ahora responder a la pregunta: ¿el sector minero está preparado para responder a esa demanda creciente de minerales para la transición energética?

En primer lugar, es necesario explicar la problemática, pues responder a esa explosión de la demanda de una serie de minerales fundamentales podría ocasionar que las metas de contención del cambio climático se vean perjudicadas. Es más, también los activos mineros están expuestos a crecientes riesgos climáticos, siendo el cobre y el litio particularmente vulnerables al estrés hídrico debido a sus altos requerimientos de agua.

Por ejemplo, Más del 50% de la producción actual de litio y cobre se concentra en áreas con altos niveles de estrés hídrico, con varias regiones productoras importantes, como Australia, China y África, también sujetas a calor extremo o inundaciones, lo que plantea mayores desafíos para garantizar suministros confiables y sostenibles.

Los activos mineros están expuestos a riesgos climáticos en lugares con climas extremos. (Fuente: Pixabay/39553/pexels.com)

Por otro lado, hay debilidades que podrían generar cuellos de botella en el aprovisionamiento y una gran volatilidad en los precios que serían perjudiciales para evolucionar hacia un sistema energético más limpio. Entre esos problemas estaría la fuerte concentración de la producción y reservas de estos minerales en un pequeño número de países, como las reservas de Cu Perú-Chile; el acaparamiento de metales por países muy reducidos como China que acapara el 40% del cobre, casi el 60% del litio, más del 60% del cobalto y cerca del 90% de las tierras raras. Además, la posición geopolítica, los conflictos sociales, el mal manejo de relaves, el largo plazo para desarrollar proyectos mineros y de exploración son factores críticos.

Por eso, la gran prioridad de los Gobiernos debe ser, según la AIE, proporcionar señales claras sobre el ritmo que tienen intención de dar a la transición energética y el peso de las tecnologías clave para ofrecer así garantías sobre un nivel adecuado de inversión que permita desarrollar fuentes de aprovisionamiento diversificadas.

Es necesario que el ciclo minero incorpore eficiencia y circularidad en el modelo económico, porque la llamada minería primaria no será suficiente para responder a la demanda, esencial sí, pero no excluyente. Es importante proponer iniciativas de recuperación, como el reciclaje, el rehúso, la sustituibilidad y los desarrollos tecnológicos. Asimismo, las operaciones deben estar enfocados en la sostenibilidad y en el compromiso con todos los estándares ambientales porque si la meta son tecnologías “limpias”, la producción debe apuntar en ese sentido.

Link de descarga del documento “Transición energética”:

 

Bibliografía:

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