(La República, 1 de agosto del 2009) Por Rocío Maldonado. Afirma experto en temas electorales Fernando Tuesta Soldevilla. Entre las novedades que trajo el último mensaje presidencial de Fiestas Patrias destacan las propuestas de renovación congresal a mitad de gobierno y establecer la segunda vuelta para los comicios regionales, las cuales han sido bien recibidas por la mayoría de políticos, tal como lo reconoce el propio jefe de Estado.
Oxigenar la democracia y corregir errores en elección de autoridades son los principales argumentos a favor de esta iniciativa. Sin embargo, especialistas en el tema señalan que hay un error de percepción y que en realidad existe una confusión respecto de ellas.
Fernando Tuesta Soldevilla, analista político y experto en temas electorales, dijo que se confunde “renovar con revocar”, pues erróneamente algunos piensan, incluidos los legisladores, que la revocación será una suerte de evaluación del desempeño de un congresista. Sin embargo, subrayó que la renovación como método de sistema electoral es totalmente diferente. “No es un premio o castigo, se entiende totalmente mal”, sostuvo.
Explicó que, en estricto, la renovación parlamentaria implicaría que en 2011 (que sería el año cero para la aplicación de la norma), 60 legisladores solo cumplirían una gestión de dos años y medio en virtud de los escaños que ocupen, los cuales habrían sido definidos de manera predeterminada y no por cuestiones de desempeño.
“Estos congresistas serían los sacrificados, pero en adelante todos los demás parlamentarios electos cumplirían los cinco años de mandato como sucede en EEUU”, dijo.
Es decir que a fines del 2013 se realizaría la renovación y nuevos congresistas ocuparían los escaños dejados e iniciarían una gestión que se prolongaría hasta el 2018, mientras que los parlamentarios que fueron elegidos el 2011 y no fueron reemplazados concluirían su labor al mismo tiempo que el presidente de la República.
Pero al no conocerse aún el proyecto de ley del Ejecutivo, ¿no podría darse el caso que se incluya en esta iniciativa la renovación de los 120 legisladores cada dos años y medio?, preguntamos a Tuesta. La respuesta fue no, porque entonces no se llamaría renovación congresal. “No es lo mismo, este sistema (la renovación) tiene su propio proceso y es así en EEUU, país que el presidente García pone de ejemplo”, indicó.
IMPEDIDO POR LEY
Por su parte, el constitucionalista Samuel Abad fue enfático en señalar que el presidente García no puede convocar a un referéndum para realizar una reforma constitucional. “Esta figura de renovación congresal implica una reforma constitucional y para ello el procedimiento está establecido en el art. 206 de la Carta Magna”, indicó.
Según la Constitución, explicó, hay dos maneras para llevar a cabo la reforma. La primera que el Congreso con mayoría absoluta legal de sus miembros (61) apruebe el proyecto, tras lo cual se requiere someter la iniciativa a referéndum. La segunda, si quiere omitir la consulta, es necesario que la propuesta legal se apruebe en dos legislaturas ordinarias con una votación de los tercios de sus miembros (80).
A su turno, el también constitucionalista Francisco Eguiguren corroboró que García Pérez no puede convocar a un referéndum, cuyos resultados sean vinculantes u obligatorios, pues los únicos supuestos que prevé la Constitución para la realización de una consulta popular, (distinta de la iniciativa ciudadana de recoger firmas) es para la reforma constitucional, lo es el caso de la renovación congresal.
Más allá del tema legal, el analista consideró que se debe discutir con calma este tema de la renovación congresal puesto que ya estamos en el último tramo de gobierno.
“El presidente (García) tendría que explicar por qué es necesario recomponer el Congreso, y por qué no planteó antes esta iniciativa, ya que de aprobarse esta ley no sería aplicable a su gobierno sino para el siguiente y esta figura de renovación podría tener un papel desestabilizador”, señaló.
Al respecto, dijo que la parte negativa de la renovación es que si se produce el desgaste del gobierno de turno, su representación parlamentaria disminuye y que la experiencia peruana revela que no es difícil para un régimen gobernar con una oposición en el Congreso. “En los gobiernos de Bustamante y Rivero, Fernando Belaunde (primer periodo) y Alberto Fujimori, no tuvieron mayoría en el Congreso y hubo tal entrampamiento que dieron golpe de Estado”, recordó.
“Más votos no aseguran gobernabilidad”
Tuesta Soldevilla desestimó el argumento para instaurar una segunda vuelta en los comicios regionales, según el cual este proceso serviría para darles mayor respaldo a las autoridades regionales que saben enfrentar y canalizar los problemas y conflictos en sus jurisdicciones. “No existe evidencia histórica, empírica y comparada que demuestre que una autoridad, porque recibe más votos en una elección, tiene mejor desempeño en su gestión”, subrayó.
Tomando como referencia las elecciones regionales del 2006, el especialista dijo que nada prueba que una autoridad que ganó con 30%, 40% o 50% tenga un mejor desempeño que uno que obtuvo la presidencia regional con 20%. “No existe una relación causa-efecto, porque modifica el origen del cargo. Lo que da legitimidad a una autoridad es cuando su elección estuvo revestida de una competencia limpia, justa y transparente. Entonces uno puede ganar con 20% sin problemas”, indicó.
Mencionó que el problema radica en la excesiva cantidad de candidatos que se presentan a una elección, lo cual hace que el voto se reparta más en algunos casos. En este caso señaló que es necesario hacer ajustes a la ley de partidos políticos. Tuesta rechazó también que la segunda vuelta no implique realizar un mayor gasto tal como afirma e presidente García. “Hay que decirle al MEF que esté atento”, indicó.