Expectativas: ¿catalizador de la motivación?

Salvador Montilla Pérez (Una aproximación a la motivación en procesos de orientación laboral, Revista de empleo #5, febrero del 2004) explica que “el modelo de expectativa-valencia” representa una teoría motivacional clásica dentro de la psicología cognitiva (…), esta teoría defiende que el elemento clave que decide el comportamiento hacia una meta es la intencionalidad, es decir, una determinación clara y concreta, un compromiso personal de conseguir el objetivo propuesto, siendo determinantes de esta intencionalidad dos constructos cognitivos básicos: Expectativas y Valencias. El primero hace referencia a la probabilidad percibida que anticipa una persona acerca de que una determinada acción llevará la consecución de un resultado, y el segundo alude al valor que la persona anticipa al logro de dicho resultado. Por consiguiente, la motivación de un desempleado para la búsqueda de empleo será mayor cuanto más altas sean sus expectativas y el valor que le otorga al hecho de conseguirlo.” (p.43)

Según esta observación, la intencionalidad (y también la motivación) para buscar empleo está en función del valor que una persona le otorgue a la posibilidad de “conseguir empleo” o “un empleo” en particular.

¿Debemos conocer cuál es valoración que tienen los jóvenes del empleo? ¿Cuáles son las expectativas de los jóvenes frente a la posibilidad de conseguir un empleo? ¿Cuáles son sus intereses y lo que los motiva a trabajar?

Foto Deborah Laporta

Los motivos de un joven para buscar empleo pueden ser diversos: económicos, de seguridad, solidaridad, prestigio, etc. Creo que no es necesario conocer cuáles son los motivos o intereses específicos pues cualquier interés o motivo puede ser igual de movilizador. En este caso se trata de medir la empleabilidad, el potencial que tienen los jóvenes para conseguir empleo y que –como ya hemos visto- depende de sus habilidades y competencias, ciertas condicionantes sociales y su disposición o motivación para la búsqueda. ¿Debemos conocer cuán definidas o cuán fuertes son las expectativas de un joven frente al empleo? ¿Es posible hacer eso?

Como mencionamos en la entrada anterior, la motivación e intencionalidad puede verse reflejada en una serie de comportamientos que evidencian esa determinación clara y concreta que menciona Montilla. Quizá lo que convenga registrar es si existe también un objetivo claro y concreto (que sirva de pauta para esa conducta motivada). Si los jóvenes tienen intereses en su vida y metas en lo laboral (profesional) bien definidos, lo más probable es que sus expectativas en relación al empleo sean altas y su comportamiento para lograrlas sea muy fuerte.

Creo que no se trata de “medir” el grado de precisión o fortaleza de los objetivos (y de la motivación que está asociada a ellos). Quizá si determinamos que existen metas y objetivos precisos y concretos podamos asignarles “puntos extra” a estos jóvenes, en el supuesto de que una definición de intereses, metas y objetivos laborales (cualquiera que estos sean) favorecerá altas expectativas y acciones que reflejen una mayor motivación para buscar trabajo.

Incluso otros factores de la personalidad como la autoestima o la asertividad podrían considerarse (en este índice de empleabilidad que estamos construyendo) como catalizadores de las habilidades o de la motivación, como elementos que favorecen las habilidades y la motivación, pero no como factores que haya que medir como se mide la capacidad de razonamiento matemático o el nivel de dominio de otros idiomas.

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Acerca del autor

Javier Rodríguez Cuba

"Educación y Empleabilidad" nació con una investigación que hicimos en CISEPA sobre empleabilidad de los jóvenes pero ahora me permite mostrar algunos datos y avances de nuevos estudios.

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