Motivación o la importancia de querer buscar empleo

Muchos de los investigadores consultados hasta la fecha han resaltado la importancia de la motivación en la empleabilidad.

Ya hemos visto la importancia que De Grip, Van Loo y Sanders le otorgan a la disposición o voluntad (willingness): “A thorough analysis of the literature reveals that three aspects are central to the modern concept of employability: employability is about employees who are willing and able to be as pro-active as possible to remain attractive for the labour market.”

Lee Harvey, después de definir empleabilidad, precisaba que su definición suponía, en primer término, que existían individuos buscando trabajo (“employablility relates to individuals seeking work”, ob. cit. p.4). Esto es importante pues establece una primera condición para cualquier medición de la empleabilidad de una persona y es que el individuo quiera trabajar. Si el o la joven no tiene la intención de buscar empleo, por más habilidades y competencias que tenga no será “empleable” o, en términos cuantitativos, su empleabilidad será igual a cero.

La empleabilidad de los jóvenes dependerá en gran medida de cuán fuerte sea su decisión o voluntad de buscar y conseguir empleo. Así pues, el índice que estamos diseñando debe incluir esta voluntad de buscar activamente trabajar como un componente central de la empleabilidad.

Pero, ¿cómo medir voluntades y disposición? ¿Cómo podemos medir la motivación de los jóvenes por buscar empleo? Si entendemos la motivación como los “estados y procesos interiores que impulsan, dirigen o sostienen la actividad de un individuo” (Diccionario de Psicología, Natalia Consuegra, Bogotá, ECOE ediciones, 2004), ¿cómo medir lo que se sitúa al interior de una persona? ¿Cómo dimensionar lo que no podemos ver?

Salvador Montilla, del Servicio Andaluz de Empleo, explica que “si entendemos la búsqueda de empleo, fundamentalmente, como una conducta motivada, también podemos entender, supuestamente, la relación de ésta con el desarrollo de acciones de búsqueda y con la inserción profesional de los desempleados, es decir, que aquellas personas que presentan un alto nivel de disposición interna hacia la acción de búsqueda de empleo desarrollarán más conductas y encontrarán trabajo antes que, aquellos otros, con niveles de disposición medios o bajos.” (Una aproximación a la motivación en procesos de orientación laboral, Revista de Empleo, N° 5, febrero del 2004).

Esto significa que no pretenderemos ver lo que ocurre al interior de las personas sino más bien las conductas y acciones que “exteriorizan” la voluntad y motivación internas.

La Fundación Gaztelán cuenta, entre las principales actitudes relacionadas con la empleabilidad, al “…interés por obtener un puesto de trabajo: tener ganas por incorporarse al mundo laboral, predisposición a cambiar estilos de vida, ampliar disponibilidad de horarios, dedicar tiempo a realizar acciones que le acerquen al mercado de trabajo, a buscar trabajo, etc.” (Ob.cit. p 11). Recordemos que el primer indicador que consideran en su modelo de medición es la “motivación por buscar trabajo”. Este tipo de acciones son nuestros indicadores de motivación:

Vale la pena notar aquí que Gaztelán menciona también el valor que se le concede al trabajo y lo que representa en la vida de la persona como otra actitud o factor personal de la empleabilidad: “si la persona cree que el trabajo le aporta autonomía personal y económica, status social y posibilidad de desarrollarse personalmente, se implicará en su búsqueda y posteriormente en su mantenimiento.” (p.11). Lo mencionamos porque pareciera que, mientras el interés por obtener un trabajo puede observarse en acciones concretas, el valor que se le concede al trabajo quizá sólo pueda ser explorado mediante entrevistas o escalas de medición.

En todo caso ya sabemos que nuestro centro de atención estará en las acciones y conductas que manifiestan o reflejan la motivación y disposición por buscar empleo. El tiempo dedicado a la búsqueda de empleo, las capacitaciones profesionales que complementan su formación básica, la iniciativa de haber obtenido los documentos que certifican su formación o de haber elaborado su Currículum Vitae, las acciones por buscar información, etc. A estas conductas y acciones que reflejan el deseo de los jóvenes de querer trabajar, a estos hechos objetivos que denotan la intencionalidad manifiesta de buscar empleo, le hemos llamado “Iniciativas Personales Pro-empleo”.

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Acerca del autor

Javier Rodríguez Cuba

"Educación y Empleabilidad" nació con una investigación que hicimos en CISEPA sobre empleabilidad de los jóvenes pero ahora me permite mostrar algunos datos y avances de nuevos estudios.

2 Comentarios

gisela

Muy interesante el articulo!
la verdad que es una cuestion de motivacion! yo termine mi carrera universitaria, quise ir a trabjar a españa y homologue mi titulo en http://www.homologa.es para poder hacerlo y aqui estoy, con muchas ofertas de trabajo! se los recomiendo!!!
saludos!

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