Según esta observación, la intencionalidad (y también la motivación) para buscar empleo está en función del valor que una persona le otorgue a la posibilidad de “conseguir empleo” o “un empleo” en particular.
¿Debemos conocer cuál es valoración que tienen los jóvenes del empleo? ¿Cuáles son las expectativas de los jóvenes frente a la posibilidad de conseguir un empleo? ¿Cuáles son sus intereses y lo que los motiva a trabajar?
Los motivos de un joven para buscar empleo pueden ser diversos: económicos, de seguridad, solidaridad, prestigio, etc. Creo que no es necesario conocer cuáles son los motivos o intereses específicos pues cualquier interés o motivo puede ser igual de movilizador. En este caso se trata de medir la empleabilidad, el potencial que tienen los jóvenes para conseguir empleo y que –como ya hemos visto- depende de sus habilidades y competencias, ciertas condicionantes sociales y su disposición o motivación para la búsqueda. ¿Debemos conocer cuán definidas o cuán fuertes son las expectativas de un joven frente al empleo? ¿Es posible hacer eso?
Como mencionamos en la entrada anterior, la motivación e intencionalidad puede verse reflejada en una serie de comportamientos que evidencian esa determinación clara y concreta que menciona Montilla. Quizá lo que convenga registrar es si existe también un objetivo claro y concreto (que sirva de pauta para esa conducta motivada). Si los jóvenes tienen intereses en su vida y metas en lo laboral (profesional) bien definidos, lo más probable es que sus expectativas en relación al empleo sean altas y su comportamiento para lograrlas sea muy fuerte.
Creo que no se trata de “medir” el grado de precisión o fortaleza de los objetivos (y de la motivación que está asociada a ellos). Quizá si determinamos que existen metas y objetivos precisos y concretos podamos asignarles “puntos extra” a estos jóvenes, en el supuesto de que una definición de intereses, metas y objetivos laborales (cualquiera que estos sean) favorecerá altas expectativas y acciones que reflejen una mayor motivación para buscar trabajo.
Incluso otros factores de la personalidad como la autoestima o la asertividad podrían considerarse (en este índice de empleabilidad que estamos construyendo) como catalizadores de las habilidades o de la motivación, como elementos que favorecen las habilidades y la motivación, pero no como factores que haya que medir como se mide la capacidad de razonamiento matemático o el nivel de dominio de otros idiomas.
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