ileso

Extraño en la decencia del pensamiento,
voy contigo a ciegas
y aunque esté oscuro y no te siento
aún sé que estás conmigo.

Ya no habrá nada ni nadie
que se apodere de mi inconciente,

ahora que describo tu cabello nublado
y todo se torna más claro,
será bueno para los dos
no soltarnos más las manos.

Pero antes de empezar el momento de lo todo
espérame riendo tras de la ventana
mírame con calma y
cuéntame…

que yo te espero en la hebilla del malvado
y salgo de debajo de la mesa
y corro tras de mi memoria,
recriminándole algo.

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