Creì en todas las voces
que hidrataban al silencio
tratè de seguirles el juego
a ver què tanto!
y me vi en cìrculos urdidos
en entretelones
de rutinarias conversaciones
labradas en arena.
Sòlo sabìa creer en lo inconciente,
leìa tranquilo la propia ficciòn
y a lo largo de los brazos lunares
fui videojuejo a dos ruedas
en bùsqueda marital
de la muerte.