La silla que me espera
Es la condena de mis penas.
Holocausto donde encaminamos líneas.
Resiste el campesino
Reeligiendo a su asesino,
Repitiendo su camino
Hacia un olvido colectivo.
La risa que se arrima
Ya voltea en esta esquina
Me voy hasta colmena
Pagando con una china.
Revienta mi cabeza de voces como poemas
Cuando el alma caza
Como león en faena.
Detesto el consumismo
De la gente y de mi mismo
Pienso pero no actúo y si no actúo no existo.
La pereza que me arrastra
es culpable del teorema
de la risa de la lágrima
del humo y de la flema.
Es mi sino
la confianza que cocino
descansa en paz
no hay transa mas
avanzan mis flluidos.
Enrique y Pedro Mosqueira