Por la rareza de tu canto,
la ternura de tu verso
y la forma en que tu paso calza mi bandera.
Por tu forma de mirar
y la explicación astral de tus sonidos.
En la pared, que somos todos,
ante la velocidad de tu luz.
Por la rareza de tu canto,
la ternura de tu verso
y la forma en que tu paso calza mi bandera.
Por tu forma de mirar
y la explicación astral de tus sonidos.
En la pared, que somos todos,
ante la velocidad de tu luz.
Apostaste a la vida y te irá bien,
verás a la gente perder peso,
hasta verlos flotar.
Desposeídos ya de la voluntad del ir.
Verás todo tan claro
que coincidiremos
en el caer de una hoja otoñal.
Bisoño sueño del herrero,
que quiebra esperanzas en el alma del pobre,
y por él, la vigencia de enseñanzas
se aplicarán.
!Ay tentadores siglos de tristeza!
Que alumbre el sol
en todas las esquinas!
He encontrado un camino al fin,
ya desentona cualquier amago de risa,
ya descubrimos el papel marfil.
Y las cuentas del alma
las apagaron tus gestos
tu forma exagerada de vivir.
Ya no quiero té
ni lonche, ni espera,
ni tortillas de tomate.
Inclínense los Apus
para escuchar tu mensaje.
Taita Arguedas, niño Ernesto
de tu mano besamos
el humo de la tierra
que tu voz recoje en nuestro canto.