No hay ceños fruncidos
en el engaño de la mente.
Puerta abierta tan anciana,
por donde surge el viento
en su primer rechinar
Despejar la vanagloria
se hizo fàcil
en el reflejo de sangre
en mi voz.
Hermano cìclico
soliloquio inquisidor
con destino de lona,
Sòlo el pasaporte
a lo absurdo te harà libre
te haràs dueño
de voces ahuyentadas al ayer.