“y habrà bulla triunfal en los vacìos” (Vallejo)
Rubèn, hermano, esto es màs bien un manifiesto de furia ante tu indiferencia, ya que en estos ùltimos meses no he sabido nada de ti.
Te escribo para contarte que el dìa de ayer el cielo estuvo rojo y tu dirìas, en otros tiempos, que marte harìa de las suyas esa noche, comentario que yo responderìa con una bocana de humo en tu cara.
La vida es continua y acelerada, “aunque no duerme seguro, casi despierta con tronador”, recuerdas esos pogos inacabables, catàrticos y adolecesentes; pero si eramos unos niños sudorosos y con las mismas ansias de vivir, sin saber aùn que la vida es esto, esto justamente, esto, lo que escribo , los segundos que pasan , el cigarro que se consume.
Rubèn, es que las motocicletas son muy veloces y yo me desbarrancarìa a la primera porque irìa a mil ya que todo aquel que se entera que està vivo ya solo busca la muerte.
Trato de liberarme de bahùles , palabras que se hacen cenizas.
Pretendo ocultarme en las letras que se puedan leer del modo indicado para esperar asì que el parto sea sòlo el fluir del bolìgrafo.
Rubèn, nosotros que sòlo vivimos el dìa, tratabamos de hacernos uno y eliminar asì el soliloquio.
De los nùmeros que me hablaste en tu ùltima carta pues ya los olvidè aunque guardo unas 514 placas de autos en la memoria con sus respectivos modelos de autos, y es que nunca supe seleccionar los recuerdos mi hermano, pero no dirè que a ti sì te recuerdo pues serìa afirmar que te has ido.
Rubèn, amigo o amiga, hermano e igual, ponente excelso sobre los debates de la negaciòn del futuro, tengo vacìas mis respuestas sobre tus ùltimas cartas pero en cambio varias preguntas sobre las tuyas, comunìcate hermano , comunìcate.
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