Locura de mula
que no renuncia
en su apego .
Rutinario escondite ,
olor a metal,
que
ahora en mi cuarto
se esparce ,
y allà
en la esquina superior derecha ,
va la voz ya de caìdas
ya caduca y sin vigencia .
Inùtil apoyo
voz de madre que ya añeja
nos cobra, ahora,
por darnos las llaves
de nuestras propias cadenas.