Celos, dinamitan mis entrañas
Y apagan mi delirio.
Celos, aquella ráfaga de balas
Que hacen que tiemble como un niño.

Verte, o imaginarte ahí.
Celos de quererte conmigo y solo conmigo
Creer, o pensar que,
Celos de perder, o manchar lo que es mío.

Le dije que la libertad era mi guía, y la libertad mi ideal.
Le dije, de la manera más hipócrita,
Mientras me corroen los celos.
Mientras me ahogo en el vapor del invierno.
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Sintiose el hombre en casa.
Arrebazado de felicidad.
Sintiose como antaño,
Cuando era casi la mitad,
Cuando lo de aileón,
Es decir,
Cuando cantaban las ranas.

Todo había de mezclarse,
Terminar en un coctel maldito,
Lo feliz con lo infinito.
Lo femenino con la familiaridad.

Creyóse en un sueño,
Del que jamás quisiera despertar.
En el almíbar de la casa,
En los brazos de mamá.
Es decir, cuando los pericotes también eran de Francia.

Y mirando el mundo desde abajo,
Mirando como un niño,
Resolvió que esos fueron sus años felices.
Qué no hay nada como una casa llena,
Qué no hay nada como la comida,
La conversación, el fuego y la familia.

Resolvió, acaso el dilema de toda una vida?
Quizá no.
Quizá no.
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Puedo resignarme,
Puedo dejar que fugue la belleza,
De unos labios que ya no intento besar.

Puedo morir ahora,
Porque de otro modo será igual.
Que más da, si es mañana,
Si el umbral de todos modos, lo vamos a cruzar.

Puedo resignarme,
A una vida acomodada,
Al montón de ovejas que van pa allá.

Puedo morir ahora,
Porque le he tenido tanto miedo,
A la muerte, digo, a la muerte
Que ya da igual, si de todos modos,
Tú también te morirás.

Y puedo resignarme,
Y siento que todo mi ser sucumbe,
Siento mi corazón palpitar…
Puedo resignarme, lo sé,
Dejar de luchar…
Dejar atrás lo pasado,
Dejar el pasado atrás.
Y puedo morir ahora,
Realmente puedo…
Pero a menos que intervenga,
No sucederá.
Y no es que me canse la vida,
Es que me cansa respirar.

Au revoir!, Au revoir!

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