Todos hablaban de ellas, así que viajé a verlas con mis propios ojos. Tenía que ser una patraña o algo que se había inventado la gente para atraer turistas incautos, o tomarle el pelo a gente crédula. Y es que ¡cómo miércoles podrían haber personitas diminutas caminando con dirección a Machupichu! -Son tres días que duermo mal y uno completo sin dormir, sino te llamaría Mónica.- Llegué del trabajo, prendí el termo-ventilador para hacer más agradable mi estancia jesús-mariana y salí para Cusco.
No era algo que saliera en los periódicos o revistas especializadas, pero se podía escuchar el rumor de los viajeros en el avión. Me hartaba volver una y otra vez al rollo este de las personitas. Tomé mi antihistamínico, cetirizina, que ahora tomo en vez de mi habitual loratadina, y apague la luz.
Ahí estaba, en una chichería a las afueras de Aguas Calientes, en medio de un grupo de turistas disfrazados de Indiana Jones. Todos se arrodillaban para mirarlas así que me arrodillé. –Son hormigas.- le dije de inmediato a Lu, con cierta satisfacción. –Mira con esto.- dijo extendiéndome una lupa con su igualmente pequeña mano. Tras acercarla a ms ojos desnudos pude ver que en efecto no eran hormigas sino personitas, o una clase de bicho antropomorfo, que en dos patas caminaba en filas con dirección a Machupichu. También había hormigas pero era como si fuesen su ganado, como si los bichos las hubiesen domesticado. –Te dije, son personitas.-dijo mi adorable acompañante y me invadió el pánico. Quise pisarlas pero me dio asco.
“Siiii apareció gracias! Me tuve q subir a mi árbol para bajarlo y lloraba mucho estaba asustado” Apagué mi teléfono con gusto de que Mónica encontrara a su gato. Mañana debo trabajar.