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Percy M.V. Rodríguez
Cuando Mel Gibson toma el papel de director en una producción cinematográfica suele imponer su estilo violento que caracteriza a su corta filmografía. Y después de diez años vetado en Hollywood; tras acusaciones de comentarios racistas, xenófobos y maltrato contra la mujer; vuelve a tomar el papel de director en la película Hacksaw ridge; una de las películas bélicas pacifistas más violentas que se han hecho.
La trama sigue al soldado del ejército estadounidense Desmond Doss, quien se negó a portar armas en el frente de guerra debido a sus principios como Adventista del Séptimo Día, por lo que se ganó el repudio y la burla de sus compañeros. Pese a ello, logró ser condecorado con la Medalla de Honor por el presidente Harry S. Truman después de haber salvado a más de sesenta hombres en el campo de batalla de Okinawa durante la Segunda Guerra Mundial.
Esta historia real contiene un paradigma de protagonista ya tratado anteriormente por Gibson. Se trata de la historia de arraigamiento hacia una creencia a la que el personaje siempre será fiel y no dejará ir. En The Passion of the Christ (2004) fue Cristo defendiendo su fe; y Braveheart (1995), William Wallace defendiendo la libertad. Estos personajes, tratados como mártires y motivados durante toda la película por valores y principios irrevocables, comparten mucho en común con Desmond Doss, cuyo elemento fundamental de su construcción es la religión.
Superadas ya las barreras mentales del estilo: “Yo no la veo porque soy ateo/ agnóstico”, he de decir que, al ver la película, la forma en que Gibson emplea la religión puede evocar a la manera en que Clint Eastwood se valía del patriotismo de Chris Kyle en American Sniper (2015) (otra película bélica basada en un personaje real). Sin embargo, Gibson estructura la historia en dos partes reconocibles incluso para el público medio.
Durante la primera mitad se presenta a los personajes, sus circunstancias y los lazos que mantienen entre ellos. Mención especial a la actuación de Hugo Weaving como veterano y padre alcohólico que con esos temblores de hombre anciano nos transmiten su demacrado pasado en la guerra.
En este lapso hay que reconocer la forma en la que el director utiliza los elementos del attrezzo¹, así como los recursos de la cámara, para mostrarnos el trauma de Doss con la violencia y la futura transición de estos elementos hacia algo noble.
Al principio de la película, después de unas imágenes dantescas de la guerra, se nos narra un suceso de la infancia de Doss en la que golpea a su hermano con un ladrillo, causándole una herida en la cabeza que sus padres examinan. Mientras, un Doss niño y asustado por la sangre camina hacia un cuadro donde se ven los diez mandamientos y la cámara nos muestra, en un plano detalle², el sexto mandamiento: “No matarás”, junto a la imagen de los personajes bíblicos de Caín y Abel donde se ilustra el momento en el que un hermano le causa la muerte al otro con un golpe en la cabeza. Justo después, el padre ingresa a sancionar a su hijo por lo que ha hecho y Gibson usa la cámara lenta para que podamos ver claramente el cinturón con el que va a hacerlo, sin embargo, su madre se interpone.
Dieciséis años después vemos a Doss ayudando en una iglesia cuando un grito alerta de un accidente en plena calle: la pierna de un hombre ha sido aplastada por el auto que estaba reparando. Nuestro protagonista se acerca al herido y agarra un ladrillo para sostener el auto y utiliza su propio cinturón para hacerle un torniquete y detener la hemorragia. Podemos ver cómo se utilizan los mismos elementos ya no para generar violencia como hicieron él y su padre, sino que transforman su función para ayudar a alguien. Esta cualidad la volverá a ejercer más adelante durante la batalla.
Durante la segunda mitad, Gibson rompe con el tono dramático y romántico con el que narraba la primera parte y nos introduce de lleno en la acción de la que tanto se ha estado conteniendo. En las consecutivas escenas de batalla se nota una planificación en la que el aumento en la cantidad de cortes, primeros planos³ de soldados horrorizados, salpicaduras de sangre al lente de la cámara y una mayor ausencia del horizonte crean una sensación de inmersión en la suciedad de la guerra.
No hay duda de que es una película que no quiere vendernos una visión idealizada de lo que es guerra. Es desagradable, es violenta, es perturbadora y Gibson no se preocupa en ocultar los horrores de esta práctica logrando crear una experiencia visual difícil de olvidar.
Glosario:
(1) Attrezzo: objetos o piezas de utilería que aparecen en escena.
(2) Plano detalle: plano cinematográfico que se centra en una parte específica del cuerpo u objeto.
(3) Primer plano: plano cinematográfico que recoge el rostro y parte de los hombros.