Miriam Vidal
El Universal
Sábado 22 de abril de 2006

OTUMBA, Méx.- El presidente municipal de esta localidad, Adolfo Rojas Zamora, negó haber violado las Normas Oficiales Mexicanas de Sacrificio Humanitario para la Prevención y control de la Rabia, como lo aseguró el Comité Pro-Animal, luego de que en el poblado de Belem se sacrificaran 170 perros ante el temor por el foco rábico que se reporta en el lugar.
El alcalde aseguró en entrevista que los animales que se sacrificaron el fin de semana pasado no fueron domésticos, sino que la caza fue de perros salvajes que viven en las partes altas del cerro y en cuevas. Mara Patricia Montero Muñoz, presidenta de Pro-Animal, denunció que Adolfo Rojas Zamora, encabezó la matanza de los canes callejeros y domiciliarios y que no investigó cuáles de ellos se encontraban vacunados.

Al respecto el munícipe, puntualizó que la cacería de perros fue organizada por los delegados de la comunidad y los familiares de un joven de 21 años de edad que perdió la vida, presuntamente por rabia, ya que meses antes había sido mordido por un perro de la comunidad.

Según el edil, ante la molestia y el temor de que en al comunidad hubiera un brote de rabia, los familiares de dicho joven organizaron la cacería y salieron a las zonas despobladas para eliminar con escopeta en mano a los perros ferales.

No obstante, Rojas Zamora reconoció que tres de los perros sacrificados sí eran domésticos y que su matanza fue en el interior del domicilio, ya que eran los sospechosos de haber mordido al joven que perdió la vida.

El alcalde rechazó haber violado las Normas Oficiales Mexicanas 033-ZOO-1995 de Sacrificio Humanitario y 011-SSA2-1993 para la Prevención y Control de la Rabia.

Incluso aseguró que personal de la Jurisdicción Sanitaria de la entidad estuvo verificando el proceso y que incluso se contrató un veterinario, el cual degolló 12 cabezas de los canes para ser estudiadas, y de los cuáles aún no recibe el resultado para comprobar si alguna de ellas tenía rabia.

Una vez más el edil aseguró que en la zona hay decenas de perros salvajes que se reproducen en la sierra, los cuales no son vacunados y por lo tanto representan un riesgo para la población y un foco de propagación de la rabia.