Archivo por meses: diciembre 2012

GREGORIO TACO, CACIQUE REBELDE E IDÓLATRA (ANDAGUA, 1748 – 1755)

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Esta tesis presenta el caso de Gregorio Taco, ex – cacique de Andagua en Arequipa, poseedor de mochaderos, próspero comerciante de lanas, padrino de dos cofradías y presunto incitador al delito fiscal, denunciado por el cacique interino Carlos Tintaya y procesado por el corregidor Joseph de Arana entre 1751 y 1754.

El juicio que se le siguió pertenece a los fondos documentales del Archivo Arzobispal de Arequipa y en él se presentan los testimonios de los habitantes del antiguo Condesuyos. Ésta y otras fuentes permiten conocer las prácticas y creencias de Andagua a mediados del siglo XVIII y cómo éstas fueron un medio para legitimar el desacato fiscal y las revueltas indígenas en contra de la autoridad colonial. Asimismo, se exploran las relaciones y conflictos entre los fueros civiles y eclesiásticos en un contexto de cambios, producidos por la nueva dinastía que ocupaba el trono español: los Borbones.

Gregorio Taco, sus mochaderos, riqueza y prestigio en la década de 1750 demuestran que las tradiciones prehispánicas continuaron mediante un proceso dinámico de transmisión, en donde aspectos como la oralidad y el contacto con los ancestros eran elementos que afianzaban la autoridad del cacique ante el común. Estas formas tradicionales se mantuvieron, mezclaron y coexistieron con las españolas sin inconvenientes para los habitantes de la zona, hasta que los conflictos dentro del grupo subalterno llamaron la atención de las autoridades coloniales y tuvieron que redefinirse las bases del pacto social de convivencia.

Pronto disponible en el repositorio digital PUCP.

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La frase del héroe

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Hace una semana la televisión nacional volvió a recordarnos el caso de los deudos de la “Operación Libertad”. El padre de César Vilca, quien murió en el VRAEM, se presentó en el programa matutino de Beto Ortiz señalando que todavía estaba esperando que se hiciera oficial el reconocimiento de su hijo como héroe nacional. Junto a él se presentaba la hermana de la piloto PNP Nancy Flores, a quien también se le ofreció dicha condición, igual que al SO PNP Lánder Tamani y a Luis Astuquilca, quien no murió en combate, pero sobrevivió 17 días en la selva tras enfrentarse a los terroristas y ser salvado por Vilca, su compañero. En total fueron nueve agentes que fueron propuestos ante Ministerio del Interior para recibir el honor de ser héroes.

Sin la intención de discutir la ligereza del presidente Humala al nombrarlos públicamente como héroes nacionales, sin discutir la mezquindad de quienes les ofrecieron escoger entre la indemnización (un derecho) y el título heroico; ni procurar resolver todos los espacios vacíos que quedaron en torno al operativo, en este artículo nos quedamos con algo que dijo el padre de César Vilca en el citado programa:

“me han dicho que para ser héroe, [entre otras cosas,]mi hijo tendría que haber dicho una frase célebre”

El ministro Pedraza dio, en su momento, una pobre explicación acerca de los “requisitos” que deberían de cumplir estas personas para ser considerados héroes. Ser héroe nacional tenía que ser sustentado con un libro y “otros requisitos”, que no señaló. El estado no sabe quiénes pueden ser héroes.

En un diálogo personal, el ministro del interior le dijo a Dionisio Vilca que para ser héroe había que pasar sobre “una valla muy alta”: se necesitaba haber cumplido con una actitud extraordinaria a nivel nacional y decir una frase célebre. La asesora del ministro del interior añadió que la muerte de la persona tendría que haber sido en un conflicto internacional.

La confusión que reina en torno a tales “requisitos” no solamente nos ofrece una reflexión acerca de la poca claridad de nuestros propios funcionarios acerca de temas cívicos; sino también refleja un pensamiento gastado, superficial y desvinculado hacia nuestros héroes nacionales. Nosotros conocemos una frase popular que reza “los héroes están en el cementerio” y hemos crecido con esta imagen. No tenemos nada que seguir.

Nuestros héroes patrios adornan las paredes de las escuelas y resulta que los cosechamos de grandes pérdidas en gestas históricas del pasado. Los niños recitan odas y cantos en versos anticuados y ya impersonales y pocas personas ven un ejemplo real y concreto en ellos. En nuestra vida cotidiana solamente podemos aspirar a ser “héroes anónimos”, como reza una conocida canción.

Los héroes son algo gastado, sin brillo, algo de otro tiempo, algo imposible de lograr hoy en día sin importar el sacrificio, la entrega o el valor. Los héroes, para el Estado, se reducen a un libro que nadie leerá, una muerte fuera de nuestras fronteras o una frase que se deformará con el paso del tiempo y acabará por no significar nada de tanto usarla.

¿Por qué no promover que los peruanos de hoy, tan faltos de ejemplos, tan individualistas, tan consumidores y tan olvidadizos nos vinculemos a algo real, cercano, vigente? ¿Será que el hecho de registrar una frase, escribir un libro o salir de nuestras fronteras opaca valores como el compañerismo, la valentía y la responsabilidad?

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