La creación del Virreinato de Nueva Granada y el impacto de las Reformas Borbónicas en Cartagena

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(parte de la monografía “No faltar a tan sagrado compromiso”: Cartagena de Indias en los albores de su independencia). Diciembre 2013.

En 200 años de independencia americana los estudios históricos han variado sus perspectivas considerablemente. La historiografía tradicional ha sido duramente criticada por descartar un análisis diacrónico y sincrónico (Chust 2007: 11 – 13), además de tener rasgos nacionalistas, románticos y poner de relieve exclusivamente a “próceres y precursores”, pero postergar a otros actores.

Los investigadores contemporáneos han subsanado en buena cuenta tales ausencias proponiendo estudios que consideren la “trilogía espacial” europea, peninsular y americana en un análisis diacrónico que parte con el ciclo de las revoluciones liberales y burguesas en Europa y América de 1775 a 1871 (Chust 2007: 11 – 50).

A pesar de las variaciones en los enfoques a través del tiempo, los estudios sobre la independencia de la América española consideran el reformismo borbónico como un punto de entrada para una serie de cambios políticos, militares, culturales, económicos y sociales que tuvieron innegable peso en la situación americana que recibiría los efectos de la coyuntura revolucionaria de fines del siglo XVIII y principios del XIX.

Si bien el reformismo borbónico se relaciona con el cambio de dinastía, no se debió únicamente a ello, sino que hubo otros factores igual de importantes: la presión francesa sobre la corona de España, la guerra y sus demandas y finalmente el surgimiento de una élite burocrática (Lynch 1991: 57). En suma, las reformas borbónicas tuvieron como objetivo la centralización del poder en el gobierno y agilizar la administración. Además cuando tales cambios fueron propuestos en América, ya se habían instaurado desde principios del siglo XVIII en Aragón, Valencia y Cataluña generando no pocos anticuerpos por los métodos coercitivos aplicados.

En cuanto a Nueva Granada, McFarlane identifica tres coyunturas de reformismo borbónico: de 1717 a 1723, de 1739 a 1740 y finalmente de 1778 a 1783 (1997: 345). En resumen, la primera coyuntura tuvo como objetivo el refuerzo de la autoridad de la corona, pero tuvo una reorganización deficiente del sistema de gobierno (se creó y disolvió un primer virreinato); en cambio la segunda corresponde a una etapa de “robustecimiento” del dominio real en Nueva Granada a partir de su establecimiento efectivo como virreinato. Finalmente, el tercer momento concierne a un programa “más radical” de reformas en el que se buscó incrementar el comercio colonial, reestructurar la administración del gobierno centralizándola y frenando la influencia criolla, así como explotando los recursos fiscales (McFarlane 1997: 345 – 346).

Si bien el Virreinato de Santafé o  Nueva Granada se erigió por primera vez en 1717, en la primera coyuntura, éste fue suspendido en 1723 por dificultades financieras. Sin embargo, se estableció por segunda vez en 1739 para que

“con las más amplias facultades de este empleo logre el Gobierno el mejor orden conque los desmaiados ánimos de sus vasallos se esfuercen y apliquen al cultivo de sus preciosos minerales y abundantes frutos y se evite que lo que actualmente fructifican pase á manos de extrangeros, como está sucediendo en grave perjuicio de la corona”. (Real Cédula… 1739).

La real cédula de 1739 resume así tres objetivos perseguidos por la corona española. Nueva Granada debía tener la posibilidad de un “mejor orden” del gobierno, mayores beneficios económicos y la capacidad de proteger sus recursos de los extranjeros, es decir, con la creación de este virreinato se tocaban los puntos fundamentales del reformismo borbónico.

El contexto internacional que precipitó la formación del virreinato de Santafé, según McFarlane, habría sido además el “inminente estallido de una guerra internacional” (1997: 296) en la que se enfrentarían España y Holanda, por ataques de estos últimos al comercio marítimo en el Caribe.

Cartagena era un punto estratégico para la corona española en el Caribe, no solamente por su ubicación geográfica, sino también por su esplendor económico y alza demográfica. En el siglo XVIII Cartagena vio un importante crecimiento en sus ingresos fiscales debido al aumento de su población, la presión fiscal y los subsidios de otras regiones a través de la figura del “situado” o la transferencia de las cajas reales a éste y otros puertos caribeños (Meisel 2009: 11 – 18).

Cartagena fue importante para la corona española como centro administrativo, epicentro del comercio exterior y como puerto fortificado por el que el oro de Nueva Granada y la plata de Perú y Bolivia se enviaban a España (Meisel 2009: 11 – 18). Además del monopolio comercial que le otorgaba beneficios en concepto de derechos de aduana, también se exportaban servicios militares, una actividad esencial que movió la economía cartaginense.

Sobre este punto es interesante señalar que, pese a la creencia generalizada de que la base económica del puerto era el comercio ilegal, autores como Meisel sugieren que más bien ese “pecado original” no constituía el sostén de Cartagena, sino que era más bien un porcentaje bajo de sus ingresos (2009: 28, 31, 39) a comparación del movimiento económico generado por el carácter militar del puerto. La construcción de fortificaciones militares así como la manutención de tropas sí constituyeron una base de crecimiento rápido y sostenido de su base económica junto a los ingresos fiscales (Meisel 2009: 49), como se ha señalado anteriormente.

En cuanto al poder local, en Cartagena se había asentado una nueva élite administrativa, comercial y social relacionada con oficiales militares españoles que habían llegado al puerto en una expedición de 1698. Estos oficiales estaban estrechamente relacionados con los comerciantes españoles –principalmente gaditanos- y hacendados criollos (McFarlane 1997: 365).

Frente a la vigorización borbónica de Madrid en Nueva Granada hubo reacciones como la revolución comunera de 1781 que defendía la autonomía local frente a la reestructuración planteada por los borbones (McFarlane 1997: 21). Si bien la insurrección se dio en las ciudades de Socorro y San Gil agobiadas por las medidas fiscales sobre el tabaco y algodón, hubo en el resto del territorio una adhesión espontánea a la causa bajo arengas como “viva el rey y abajo el mal gobierno” (McFarlane 1997: 325 – 328). En este contexto, sin embargo, Cartagena, el lugar donde estaba asentado el virrey, funcionó como el punto de partida para sofocar la rebelión.

Los hechos de 1781 demostrarían con meridiana claridad lo que habrían anunciado los indios rebeldes de Riohacha en su insurrección de 1770 quienes “sin descoso profieren […] que hasta noviembre, tiempo de su cosecha, durará la vida de los españoles, que el rey de España no tiene fuerzas para con ellos” (Insurrección de indios 1770).

Las capitulaciones de los comuneros no solamente refrendaban la debilidad del poder español en el virreinato de Santafé, sino también reafirmaban su control sobre los aspectos comerciales y administrativos en sus 35 artículos que revertían el impacto de las reformas borbónicas en varias provincias del interior (Capitulaciones 1781). El virrey, sin embargo, cumplió con reprender, sentenciar a muerte y desterrar a las cabezas visibles de la rebelión dando “consuelo, satisfacción, seguridad y confianza a los fieles y leales vasallos de su Majestad, reconociendo todos el superior brazo de su justicia que sin olvidar su innata clemencia castiga a los delincuentes y premia a los beneméritos” (Sentencia de muerte… 1782).

Los hechos de las últimas décadas del siglo XVIII no solamente probarían la dificultad en los avances del proyecto borbónico en Nueva Granada, sino también se sumarían a los acontecimientos internacionales que influyeron en la difusión de ideas “inquietantes” provenientes de la Ilustración europea, el liberalismo y que no tardarían en retomarse en el siglo XIX. Un ejemplo de ello sería la prohibición de la traducción de Los Derechos del Hombre, elaborada por Nariño. Este “folleto” fue “decomisado” y se propuso un máximo celo “sobre los sujetos de espíritu inquieto que se emplean en infundir y propagar sus máximas erróneas” (Orden para decomizar… 1794).

En suma, la creación del Virreinato de Nueva Granada, así como el carácter de su administración y economía tenían estrecha relación con el aspecto militar bajo el que Cartagena había florecido en el siglo XVIII. Las familias relacionadas a la administración política cartaginense, así como al circuito comercial estaban asociadas a orígenes y rangos militares; sancionando una legitimidad propia y diferente a la de otras provincias del interior.

Asimismo, la situación geopolítica del puerto de Cartagena fue decisiva para que la corona española buscase proteger la zona con fortalezas, hombres de carrera militar y finalmente con el establecimiento de un Virreinato que a la vez ayudaría a llevar a cabo los objetivos de las reformas borbónicas: control de exportaciones, centralización del gobierno y explotación de recursos fiscales.

Finalmente, todo este proceso estaría acompañado del rechazo ante las reformas económicas y con ello se evidenciaría el poco poder fáctico con el que contaba la corona española en Nueva Granada. Si bien hubo represión ante las rebeliones que surgieron en las últimas décadas del siglo XVIII y se evitó la difusión de ideas de germen revolucionario, tanto el pueblo bajo como el intelectual veían llegar nuevos aires al Caribe.

Referencias citadas

1739. Real Cédula mediante la cual se erige el virreinato de Santafe o Nueva Granada y se señala a Veragua en su distrito, San Idelfonso, agosto 20  de 1739.

1770. Insurrección de Indios.

1782. Sentencia de muerte contra los capitanes comuneros Galán, Ortiz, Molina y Alcantuz.

1794. Orden para decomizar [sic] el folleto titulado “Los Derechos del Hombre”.

CHUST, Manuel

2007          “Un bienio trascendental: 1808 – 1810” en CHUST, Manuel (coord.). 1808. La eclosión juntera en el mundo hispano. México: Fondo de Cultura Económica. Colmex. pp. 11 – 50.

LYNCH, John

1991        El siglo XVIII. Historia de España. Barcelona: Crítica.

McFARLANE, Anthony

1997            Colombia antes de la Independencia. Economía, sociedad y política bajo el dominio borbón. Bogotá: Banco de la República. El Áncora editores.

MEISEL Roca, Adolfo

2009             ¿Por qué perdió la costa Caribe el siglo XX? Cartagena: Banco de la República.

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