Miedo al cambio, racionalidad económica y elecciones 2


Por Alvaro Cuya Gavilano

Finalizadas las elecciones municipales del pasado 3 de octubre, muchas personas se preguntan, entre ellos muchos brillantes amigos y conocidos, ¿por qué hay gente tan “irracional” que optó por dirigir su voto hacia la candidata Villarán?, una candidata asociada con la “izquierda”, con sectores “violentistas”, o peor aún “terroristas” algo con lo que yo no concuerdo. Obviamente quienes se plantean la pregunta son los que optaron por la candidata Lourdes Flores.

Ahora que me encuentro lejos del Perú y comenzando mi investigación doctoral, estoy interesado en comprender ¿cómo los individuos, los agentes económicos, los consumidores, o mejor y simplemente, las personas, tomamos nuestras decisiones?, es justamente sobre esto que intentaré reflexionar en esta nota.

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En economía y, creo que, en general muchos apelamos al principio de “racionalidad”, como punto de partida para explicar las decisiones que tomamos, en los diferentes espacios y ámbitos donde tenemos que desarrollarnos, es decir, partimos de la creencia que todos somos máquinas calculadoras de costo-beneficio, siempre preguntándonos ¿cuánto puedo ganar o cuánto puedo perder dependiendo de la decisión que tome? A pesar de este afán simplificador, la realidad es mucho más rica y diversa, por ello el principio de racionalidad económica restringe mucho nuestro análisis de la realidad y es que las personas no estamos todo el tiempo calculando cuánto vamos a ganar o perder en nuestras relaciones personales (aunque hay muchos que lo hacen), con amigos, con nuestra familia, con nuestra pareja, etc. Las personas tenemos nuestro corazoncito, nuestro lado emotivo, pasional, visceral, o como lo llamamos en economía nuestros “sesgos comportamentales”, que son resultado de la cultura, de nuestro entorno, de todo lo que hemos visto y aprehendido durante nuestra experiencia de vida, estos sesgos pueden ser emocionales, pero también intelectuales.

¿Candidata de izquierda? Esa es tu percepción

Empiezo por decir que no considero que la opción de la Sra. Villarán sea, sensu stricto, una opción de izquierda, como algunos creen o quieren creer, doy sólo dos pistas. Primero, basta con hojear su “plan” o más bien sus propuestas de gobierno, el cual, a decir de la propia candidata, no difiere mucho del propuesto por su contendora Lourdes Flores. Segundo, durante toda la campaña electoral la Sra. Villarán se ha encargado sistemáticamente de negar o alejarse de las reivindicaciones populares. Una prueba es su manera de responder a los cuestionamientos sobre el manejo de la educación y su relación con el SUTEP, en todo momento apeló al argumento de que era “ella” quien manejaría la educación, ayudada por su equipo “técnico” encabezado por la exministra Gloria Helfer y Manuel Iguiñez, en ningún momento reivindicó o defendió la importancia de transformar la educación con los educadores, ni defendió a los maestros de los ataques de quienes señalan que son unos mediocres, unos buenos para nada, unos ganapanes ideologizados, unos haraganes que generan disturbios porque no quieren hacer clases y que se oponen irracionalmente a la ley de carrera pública magisterial porque no quieren perder sus “cómodos” puestos. En ningún momento se cuestionó al Estado, que es quien selecciona y forma a los maestros, ni mucho menos denunció las precarias condiciones de vida de quienes ejercen esta sacrificada labor. Con esto quiero remarcar que no considero a la Sra. Villarán como una alternativa de izquierda “sensu stricto“, como he señalado antes. Sin embargo, conviene esperar ver qué es lo que hace una vez en el cargo.

puño asesino

Para muchos otros, que se consideran, a si mismos, de izquierda, socialistas o simplemente progresistas, las propuestas de la candidata Villarán pueden ser (o no) de izquierda, debido a su militancia en movimientos por los derechos humanos o su participación durante los años 80’s en la Izquierda Unida, que agrupaba partidos y movimientos de izquierda legal en momentos en los que se libraba la guerra interna en el Perú. Este grupo de personas votaron pensando que, tal vez, ella representaba una alternativa de resurgimiento de ideales de igualdad y justicia social, tan venidos a menos durante los años 90’s y la primera década del presente siglo. Pero sobre todo este tipo de voto está más asociado a la emotividad y la esperanza en lo que “puede ser” o, en todo caso, “debería ser”, más que a la evaluación concreta del ideario o el programa. Todo esto para decir que este voto se basa en la percepción personal.

El grupo de electores favorables a Lourdes Flores es el que considera como “irracionales” a quienes votaron por Susana Villarán, estimando que sus ideas y programa representan ideas del pasado, sin reparar en la similitud de los dos programas. Ocurre que tal vez valoran más el pasado de la persona y/o algunas de sus declaraciones “políticamente incorrectas” dentro de la conservadora sociedad peruana. Por citar algunas, su posición a favor del matrimonio homosexual, vigente en algunos países de Europa e incluso Sudamérica; sus declaraciones a favor de la legalización de la comercialización de las drogas, propuesta defendida, entre otros, por el escritor Mario Vargas Llosa y el Cato Institute uno de los “think tanks” liberales más importantes de los EE.UU, defensor de la economía de mercado y la democracia liberal, dogmas de los neoliberales cholos. Esta claro que poco importaba el ideario, el programa o las propuestas concretas divulgadas durante la campaña, lo que primó en la decisión de voto por Lourdes Flores fue sobre todo la percepción personal de los hechos. Podríamos separar en dos los tipos de riesgo a los que se enfrentaban los partidarios de Flores Nano. Primero, un “riesgo real” representado por las propuestas, expresadas en el plan de gobierno y las declaraciones de la candidata Villarán y; en segundo lugar, el “riesgo percibido” el cual depende, entre otros factores, de los sesgos comportamentales (intelectuales y sentimentales) inherentes a las personas. Podemos decir que cada quien escucha lo que quiere (o puede) escuchar y entiende lo que quiere (o puede) entender.

Contexto, guerra sucia, racionalidad

Los premios Nobel de economía Daniel Kahneman y Amos Tversky desarrollaron la “Prospect Theory” que demuestra empíricamente la irrealidad de la noción de “racionalidad” perfecta del “homo economicus” que se basa en la obtención y utilización de información para calcular beneficios o pérdidas esperadas, mostrando que muchas de las decisiones reales de los individuos violan la hipótesis de maximización de la utilidad. Además demuestran la importancia del “framing” o contexto en el que se toman las decisiones, así como la valorización personal de las alternativas de elección. Concluyendo que los individuos son adversos al riesgo en situaciones cuando prevén ganancias potenciales y buscadores de riesgo en situaciones donde prevén pérdidas. Por ejemplo, supongamos dos situaciones de elección, en la primera situación tenemos la opción (A) de ganar S/. 100 con certeza y (B) ganar S/. 200 con una probabilidad de 50%, en esta situación es seguro que muchos elijan (A) los S/. 100 seguros; la segunda situación presenta la opción (C) de perder S/. 100 con certeza y (D) perder S/. 200 con 50% de probabilidades, siguiendo la lógica de la primera situación deberíamos elegir (A), pero es bastante seguro que la mayoría elegirá la opción (D) perder S/. 200 con una probabilidad de 50%. Esto mismo se puede aplicar a las elecciones.

Si consideramos a Susana Villarán y Lourdes Flores como dos alternativas, su valoración estará influenciada por los sesgos sentimentales, intelectuales, culturales, sociales, generacionales de cada uno de los votantes, etc., además del contexto en el que se desarrolla la toma de decisión, que a juzgar de los electores, puede ser de ganancias o de pérdidas.

La percepción del contexto o situación, en la que se encuentra la ciudad, fue influenciada por los medios de comunicación, las autoridades, los periodistas y candidatos. Sólo señalaré algunos ejemplos elegidos por su notoriedad. Ha sido evidente, para ambos bandos, que el tratamiento de la información y las noticias ha sido desigual, sesgado, antojadizo. No hace falta ser muy perspicaz para darse cuenta que Jaime Bayly estuvo de parte de la candidata Villarán y manejaba la información para presentar mejor a la candidata de su preferencia, pero eso no podríamos tildarlo de “guerra sucia”, en todo caso de parcialidad. Por el lado de la candidata Flores Nano, en cambio, vemos que la mayor parte de los periódicos (Correo, Expreso, El Comercio, Perú 21, Extra, La Razón, etc.), noticieros televisivos (Canal N, Canal 5, Canal 9, Canal 2) y periodistas (Aldo Mariategui, Jaime de Althaus, Mariella Balbi, Augusto Thorndike, Cecilia Valenzuela) la presentaban como la mejor alternativa y cuando tenían que presentar notas sobre Susana Villaránan lo hacían para generar aversión y/o miedo, no dudaron en recurrir a la tergiversación y la mentira para lograr sus fines. Esto podría ser medido con el número de alusiones positivas, negativas y ambiguas sobre una y a otra candidata.

Consideremos primero a quienes votaron por Lourdes. Una parte de ellos puede considerar que Lima se encuentra en pleno desarrollo, es decir, considera una situación de ganancia, en donde prefiere ir a lo seguro, este grupo habría valorado mejor las propuestas, según su percepción, son superiores, pero también estarían aquellos que consideraron a Villarán una pérdida segura, es decir quienes interiorizaron la campaña mediática negativa de la prensa. En este grupo se encontrarían muchos de sus electores.

Entre los que votaron por Villarán podemos identificar dos subgrupos de votantes. Primero, estarían quienes consideran, con o sin razón, que su propuesta representa una renovación de los sectores progresistas de centro izquierda e izquierda, este sería el subgrupo minoritario. El otro subgrupo lo conformaría quienes consideran que ante el continuismo de 8 años de Castañeda, valía la pena arriesgar por un rostro nuevo, este sería el grupo mayoritario. Quienes consideran que la ciudad de Lima ya está en una situación difícil (o de pérdida), y por tanto, no se puede ir peor, habrían votado apostando el todo por el todo.

La esperanza venció al miedo ¿de verdad?

Ahora que todos los reportes electorales indican que la ganadora de las elecciones sería Susana Villarán ¿qué nos deja este proceso? Primero, que el voto llamado “irracional” no lo es tanto, simplemente que quienes votaron por una u otra candidata lo hicieron a partir de sus propios “sesgos comportamentales”, es decir, sus miedos, prejuicios, cultura, nivel educativo, nivel social, etc. Por ello, tildar de irracionales a quienes optaron por la alternativa Villarán no es más que dejarse llevar por sus propias subjetividades, que son reflejo de sus propias irracionales pasiones. Segundo, si la candidata Villarán es elegida, como parece que sucederá, no lo es precisamente por un renacimiento de la izquierda, como algunos anhelan o añoran, si no simplemente porque frente a la situación, al continuismo neo-conservador que no ha dado resultados para Lima, la mayoría prefirió arriesgar por algo nuevo, aunque saben que es muy probable que se equivoquen una vez más, como ya ocurrió en el pasado, es un voto “apuesta”.

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No obstante el predominio de escenarios negativos, es decir donde se busca la minimización de daños y pérdidas, es interesante reconocer que es ahora que los electores están más dispuestos a arriesgar. Esta es, considero, una importante señal que podría ser capitalizada a favor de la construcción de una nueva alternativa, la disposición al cambio y la creencia de que las cosas pueden mejorar (o no pueden empeorar) debería ser la principal lección, este estado de ánimo se comienza a sentir entre la gente (Ej. Mistura). La segunda lección que nos puede dejar esta elección, es que ha llegado la hora en que los electores no tengamos que elegir en un contexto negativo donde lo que prima es el miedo (situación de pérdidas), pero para arribar a ese escenario o contexto electoral positivo es necesario desarrollar una sociedad donde las ganancias y beneficios del crecimiento económico sean redistribuidas más equitativamente.

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Acerca de Ser Social

Simplemente un ser social. Economista y PhD en Management Sciences. Intento comprender a las personas y sus interacciones en la sociedad. Creo que "La práctica sin la teoría es ciega y la teoría sin práctica es estéril" (Kant, 1793).

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2 Comentarios en “Miedo al cambio, racionalidad económica y elecciones

  • Oliver

    Si, no nos basamos en la teoria de racionalidad que senalas en tu publicacion, y podemos ver bajo un enfoque coyuntural donde hay muchas caracteristicas como la corrupcion, la mala participacion de los medios de comunicacion, la alta tasa de analfabetismo y otras caracterisiticas.
    La senora Villaran para su mala suerte de corrientes que ya casi esta dasapareciendo. Claro que le da un enfoque moderno de esas corrientes. Pero lo que yo percibo es que ella tiene una personalidad al lado tiene un equipo calificado y de personas intelectuales, las cuales son percibidas por la poblacion.
    El rol de los medios de comunicacion me parace inaceptable donde estan siendo presionado por algunos politicos corruptos por no decir las personas que tienen poder y dirigen el pais, A esta personas no les convienen que gane la Senora Villaran, todo lo contrario, a ellos les conviene que se siga manteniendo los favores para poder asi seguir controlando el poder y seguir con lo mismo.
    Las poblacion tiene que darse cuenta lo que esta sucediendo y ellos ne deberian permitir que pase este tipo de problemas, por que si continua todo esta corrupcion el Perù no podra avanzar a pesar de todo el creciemiento economico.

  • William

    Interesante artículo Alvaro.
    Según mi percepción la gente ha optado por una opción que se muestra como la "transparente", creo que de alguna manera, la gente ya está cansada de los corruptos, y allí perdió bastante la Sra. Flores.

    Más que por la izquierda, sería un voto por la renovación…Desde ya se nota a los dirigentes de FS queriendo sacar cuerpo a la izquierda (radical).
    Por otra parte, tengo la percepción que Villarán quiere quedar como la SUAVECITA de la política (si te recuerda a una conductora de Talk Shows) y entonces no se ve una mayor posición de progresista, más allá de defender los DD-HH y hablar del Vaso de Leche, que, como bien sabemos, no ayudan a combatir la pobreza y desigualdad.

    Saludos reiterados