Se ha acentuado en los jóvenes un estilo de vida más libre y divertida, sin prejuicios y motivaciones de vivir el presente sin preocuparse demasiado de nada más que pasarla bien en fin de semana en especial.

Pero aún así somos conscientes de las contradicciones que sentimos en nosotros mismos, como producto de motivaciones divergentes en la dinámica psíquico-corporal, que presionan por su satisfacción y de otra parte la responsabilidad y conciencia, son parte de nuestra experiencia humana y real.

Por una parte nos sentimos atraídos a conseguir el placer, el deseo y la distracción, y esto es parte de nuestras necesidades físicas lo cual puede estar en contradicción con nuestra responsabilidad, sentido y valor. Esto trae consigo tensiones y conflictos de motivación.

Por ello es posible muchas veces, salir de esta dinámica limitada a su mundo interior, y tomar cierta distancia de sus impulsos y tendencias, conectarse y armonizarse, con sentimientos liberadores, actuando como ser que responde, y no solo como ser impulsado, activando sus dimensiones y capacidad humana espiritual  de auto trascendencia.

La dimensión personal existencial debe servirse de la dimensión corporal anímica y enfrentarse a ella, superándose a sí mismo y liberándose de las tenazas determinantes de lo físico y psíquico, superándose y liberándose, a través del auto distanciamiento,  y el poder de obstinación del espíritu, en la dimensión personal existencial. La persona alcanza así un margen adicional de libertad.