Es un hecho innegable que nunca sera posible llevar civilización a pueblos que son en extremo aislados y donde la densidad poblacional no llega en muchos casos a la veintena, es por esto que esta idea de reunir a los habitantes de pueblos pequeños a pueblos ubicados en zonas más accesibles donde la inversión publica es viable, no es descabellada, aún cuando suene a una especie de exodo andino, esto se podria considerar como una respuesta transitoria hacia alternativas más sostenibles que busquen mejorar la calidad de vida. Este es el costo social de 185 años, buscando una identidad común, cuando en realidad somos un país de todas las sangres, el potencial de esa riqueza es innegable, todos los países llamados desarrollados lo entendieron en su momento o lo estan comprendiendo, luego que durante decadas sus paginas de diarios se llenan de heroes con apellidos impronunciables para ellos o sus caras los delataran como emigrantes o hijos de imigrantes, como Drucker, un austriaco, padre de la Administración en USA, Ghosn, un brasileño, salvador de la quiebra de Nissan en Japón, ¿quiéren a más?, averiguen ¿quién es el jugador de cricket más admirado en UK?, ¿el cineasta joven más laureado en el 2006, en Alemania? o ¿el tenor joven más solicitado en la Scala de Milan?, la verdad es evidente, la mezcla de culturas y su sinergia generada es quizas el catalizador del siglo más importante del siglo que se nos fue.