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…
Bruno decidió averiguar el porqué. Se asomó de nuevo a la ventana y ordenó: ¡Canta!. Y el rítmico croar de la rana volvió a llenar el aire, con el acompañamiento de todas las ranas del lugar. Y cuando Bruno prestó atención al sonido, éste dejó de crisparle, porque descubrió que, si dejaba de resistirse a él, el croar de las ranas servía, de hecho, para enriquecer el silencio de la noche.
Y una vez descubierto esto, el corazón Bruno se sintió en armonía con el universo, y por primera vez en su vidacomprendió lo que significa orar.
(FIN)