Adolescente activista de Derechos Humanos. El caso de Malala Yousufzai

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A continuación, un breve análisis acerca de la lucha de la adolescente pakistaní Malala Yousufzai, finalista de ‘Personalidad del año 2012’ de la revista Time y su relación con los derechos de los niños y adolescentes

1. La historia y discurso de Malala Yousufzai.

Malala nació en Mingora. Se hizo conocida al escribir en un blog para la BBC bajo el seudónimo de Gul Makai, donde narraba la terrible vida que llevaba, desde su particular visión de niña-puber, en Pakistán. Así muchos la comparan con una Ana Frank del siglo 21 pues narra una serie de detalles del terrible régimen talibán y particularmente como este afecta su derecho a la educación. Decía así: “Tuve un sueño terrible en el que había helicópteros del Ejército y talibanes. Tengo esos sueños desde que se lanzó la operación militar en el Swat. Fui a la escuela con miedo porque el Talibán había emitido un edicto en el que prohíbe que las niñas vayamos a la escuela (…) mientras iba escuché a un hombre decir Te voy a matar; cuando miré hacia atrás el hombre venía detrás de mí, pero, para mi alivio, él estaba hablando por teléfono”. Muestra también como es afectado su derecho al libre desarrollo: “Antes de la operación militar solíamos ir de picnic los domingos, pero ahora la situación es tan mala que no hacemos un picnic hace más de un año y medio”; enuncia también la imposición de los talibanes, la cual llega hasta el modo en que debe vestirse:“Me estaba vistiendo para ir a la escuela y me iba a poner el uniforme pero me acordé de que la directora nos había dicho que no usáramos el uniforme sino nuestra ropa habitual. Así que me puse mi vestido rosa favorito. Más tarde, nos dijeron que no usáramos ropa de colores porque el Talibán no estaría de acuerdo” Comenzó sus relatos en 2009, a los 11 años, llegando incluso a decir: “Escondíamos los libros bajo el chal” pues para esa fecha los talibanes habían prohibido todos los derechos a las mujeres incluso no podían ir al mercado, habiendo destruido aquellos 150 escuelas un año antes. Cuando se incrementan las luchas entre el ejército pakistaní y los talibanes, junto a su familia abandona su hogar por lo que deja de escribir su blog. En ese lapso es que se filma el documental “Pérdida de Clases, La muerte de la educación de la mujer”; donde se muestra a la niña, su padre Ziauddin y como la educación de las mujeres es ahora nula por obra de los talibanes. En el documental, habla de ser doctora pero que su padre le ha recomendado que sea política aunque ella dice que no le agradan los políticos (su padre quien es maestro la apoya mucho y dice estar orgulloso de ella), que viven en una continua zona de guerra, compara su situación con la de otras niñas en el mundo que no tienen miedo al ir a la escuela, mientras que ella teme que los talibanes la maten o le tiren acido en el rostro. En el documental se la ve también interactuar en el colegio, al cual asisten muy pocas niñas. Finalmente señala una frase épica al mundo:“Salven nuestras escuelas, nuestro mundo, nuestro Pakistán” Al hacerse conocida, Malala recibió el Premio Nacional por la Paz de su país en 2011, así como el grupo KidsRights la incluyó entre los nominados para el Premio Internacional de los Niños por la Paz. A principios de este año, hablo de fundar un partido político pro educación.
El 9 de octubre, cuando regresaba de la escuela, los talibanes le dispararon en la cabeza y cuello, por lo que fue llevada a un hospital en Peshawar. El 15 de octubre fue trasladada al Hospital Reina Isabel de Birmingham, donde se recupero, siendo un milagro para muchos médicos. Todo Pakistán se solidarizo con ella, tan es así que logro aglutinar a líderes de las distintas religiones e incluso cantantes y actrices se solidarizaron con ella. Es así que a través del blog y en persona, Malala denuncia la influencia talibán (“Como se atreven a quitarme la educación” proclamo) y como todos sus derechos son recortados, perennizando a la mujer como objeto. Luego del exilio obligatorio en 2009 salió decidida:“Quiero ser política para salvar este país”, siendo entrevistada y hablando con diversos políticos del mundo. De ciberactivista, consolido su pensamiento en el mundo real. Es un ejemplo a seguir sobretodo en una sociedad en donde ella como mujer y niña ocupa el último escalafón.


2. La realidad del ejercicio de derechos de las niñas en Pakistán

El caso de Malala Yousufzai atrajo la atención mundial respecto de algo que ha venido sucediendo desde hace mucho en Pakistán: la negación de todo derecho hacia las mujeres y, dentro de estas, a las niñas. Tal como sabemos, los talibanes surgen en Afganistán, después de la caída de Najibula (aliado de la ex Unión Soviética) en 1992. Son un grupo de extremistas religiosos formados en madrazas o escuelas islámicas, la mayoría de ellas con base en Pakistán. Posteriormente los talibanes (estudiantes es su traducción) controlarían el Valle del Swat y la Ciudad de Mingora donde vive Malala. Sin embargo la presencia talibán no ha hecho más que llevar a extremos una cultura en la cual la mujer y más aun las niñas son vistas como un bien, donde son objeto de cosificación. Ya en el informe elaborado por el Comité de Derechos del Niño en 2003, se habla sobre la presencia de niños soldados, niños y niñas refugiados respecto de los cuales se mantenía una actitud cerrada, los “matrimonios precipitados” de las niñas, su falta de acceso a la educación, sobre todo en el ámbito rural, los homicidios por “motivos de honor” por los padres hacia las hijas que los hayan “deshonrado” (por ejemplo no llegar vírgenes al matrimonio arreglado), resolución de conflictos entregando a niñas a la víctima, etc. Todo esto ha sido llevado, aunque suene algo paradójico decirlo, a extremos bajo el régimen talibán, pues todo lo señalado se mantiene y se ha visto reforzado, es decir la cosificación de las niñas continua, ya que no tienen voz ni voto al ser tanto su padre como hermanos hombres quienes tomarán las decisiones por ellas. Ahora ya ni siquiera tienen el derecho a la educación, pues los talibanes la han prohibido, destruyendo muchos colegios desde 2006. Es por esto por lo que es conocida mundialmente Malala, pero hay otros derechos también en juego tan o más importantes. Continúan los matrimonios precipitados, es decir que los padres determinan cuando y con quien se casara la niña, llegando al extremo de “celebrase” matrimonios entre niñas de 12 años y hombres de 47 y las niñas como objeto, como ofrecimiento en el pago de deudas y su direccionamiento hacia el servicio del hombre, condenadas a labores domesticas. A su vez, basta la declaración por parte de tres hombres de haber visto a una mujer en una situación comprometedora para que la misma pueda ser acusada de adulterio y por tanto pueda ser condenada. Muchas niñas se casan a muy temprana edad y son víctimas de violación a la libertad sexual dentro del matrimonio, la cual no es considerada delito.
Todo lo señalado se ve confirmado con el Informe del Comité de los Derechos Del Niño de 2009, el que señalaba una clara discriminación contra mujeres y niñas en los aspectos ya señalados así como en lo referente al trabajo infantil, pues según la OIT:“más de tres millones de niños y niñas con edades comprendidas entre los 5 y los 14 años trabajan fuera de sus casas, aunque otras informaciones elevan la cifra hasta los diez millones. En muchos casos se pueden ver a los niños trabajando junto a sus padres, ya sea en el campo, en puestos de venta en la calle, picando piedras para reparar una carretera o cargando leña a sus espaldas. También son utilizados en la fabricación de alfombras y artículos deportivos”. Finalmente no debemos olvidar, la prohibición en contra de la aplicación de la vacuna de la poliomielitis impuesta por los talibanes, la cual podría afectar a unos 280,000 niños que viven en las zonas tribales del noroeste de Pakistán, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, así como el caso de los niños suicidas en contra del ejercito de Pakistán.
La lucha de Malala no ha hecho más que visibilizar todo esto a partir de la lucha por el Derecho a la Educación, lo cual es bastante loable, pues a partir de la misma podrá concretizarse lo dicho en el Corán: “En justicia los derechos de las mujeres son iguales que los derechos de sus maridos con respecto a ellas” y con respecto a los de cualquier persona podríamos agregar.

3. El rol activo de los/as adolescentes en la defensa de sus derechos ¿Promoverlo o limitarlo?

El caso de Malala pone a la vista algo no muy perceptible por el común de la gente: la defensa por parte de los niños y adolescentes de sus propios derechos. Considero que en el imaginario popular se tiene la visión de aquellos como seres a los cuales guiar pero en medida extrema, es decir controlar cada paso de su vida bajo el postulado de que los padres “saben lo que hacen y quieren lo mejor” para ellos. Esto se ve reforzado con la calificación de incapaz relativo o absoluto según sea el caso y como esto puede ser percibido por gente ajena al Derecho. Incapaz denota dependencia y es en base a ello que hasta hoy se tiene al niño y al adolescente como si fueran “propiedad” de los padres. En base a ello, la opción no puede ser otra que promover la defensa de sus derechos por parte de los mismos adolescentes pues ellos son los principales interesados. Haciendo un símil con el derecho laboral, así como los trabajadores son quienes mejor velan por sus derechos, así en el área que nos ocupa son los niños y adolescentes quienes también deben hacerlo; por ello para defenderlos primero deben conocer sus derechos y ello debe verse amparado y reflejado en la Ley. El Código del Niño y el adolescente (CNA) lo hace al señalar:“El niño y el adolescente son sujetos de derechos, libertades y de protección específica. (…)”. En el caso de Malala se ve uno de los tantos derechos que tienen los adolescentes: la educación. Ella exige educación en una sociedad fundamentalista y lucha con todas las armas que puede. En otros países esta lucha es más llevadera como el caso de los escolares en Chile quienes también salieron a las calles ante la convocatoria de Camila Vallejos. Ellos vieron que la educación es un problema nacional y muchos escolares levantaron su voz de protesta. En España ante la crisis financiera, muchos estudiantes secundarios salieron también a protestar. En el Congo donde hay continuas guerras civiles también muchos escolares salen a protestar y reclamar al Estado una educación de calidad; inclusive en nuestro país ante la reciente huelga de maestros muchos adolescentes y niños salieron a protestar simbólicamente, si bien el tema no fue cubierto por la prensa. El CNA viene a reafirmar esto al decir que el niño y el adolescente gozan de todos los derechos inherentes a la persona humana y de los derechos específicos relacionados con su proceso de desarrollo, desarrollo que debe ser integral tratando de que los mismos vivan a plenitud su edad. Es así que al llegar a la Doctrina de la protección integral, lo que se busca es garantizar el ejercicio de los derechos. Por ello la pregunta puede pecar de ingenua pues la misma Convención en su Art. 12 señala:” Los Estados Partes garantizarán al niño que esté en condiciones de formarse un juicio propio el derecho de expresar su opinión libremente en todos los asuntos que lo afectan, teniéndose debidamente en cuenta las opiniones del niño, en función de su edad y madurez”, esto obviamente alude a todos los derechos que ostenta ya sea salud, vivienda, alimentos, identidad biológica, a un nombre, a su identidad, etc. Todo ello se ve reforzado con el Art 13 de la Convención que señala “El niño tendrá derecho a la libertad de expresión; ese derecho incluirá la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de todo tipo, sin consideración de fronteras (…)” y el Art. 14 1.“Los Estados Partes respetarán el derecho del niño a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión”. Vemos entonces que tanto la Convención como el Estado aseguran los derechos del niño y adolescente, es decir los imperativos legales están ahí, pero la defensa por los adolescentes de sus derechos, parte porque los conozcan adecuadamente. Para ello el Estado debe brindarles las herramientas debidas, sin embargo la iniciativa debe partir de ellos mismos, del interés que tengan sobre su vida y su futuro, de saberse iguales en ciertos derechos y deberes que los adultos. Limitar ello sería atentar contra su libre desarrollo y plenitud.

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