No quiero tu piropo, quiero tu respeto.

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Dentro del movimiento feminista se han elaborado una serie de frases a fin de combatir el acoso sexual en los espacios públicos. Hay dos que particularmente nos llaman la atención:
-Yo me visto para mi
-No quiero tu piropo, quiero tu respeto
Pasemos a analizar el segundo de los mencionados
Aquí se presenta la confusión entre el piropo y el acoso sexual ocurrido en espacios públicos. El primero, según la Real Academia de la Lengua Española, es el “dicho breve con que se pondera alguna cualidad de alguien, especialmente la belleza de una mujer”, mientras que, conforme a lo señalado en la ley peruana,-Ley 30314- el acoso sexual en espacios públicos es “la conducta física o verbal de naturaleza o connotación sexual realizada por una o más personas en contra de otra u otras, quienes no desean o rechazan estas conductas por considerar que afectan su dignidad, sus derechos fundamentales como la libertad, la integridad y el libre tránsito, creando en ellas intimidación, hostilidad, degradación, humillación o un ambiente ofensivo en los espacios públicos”
En base a lo señalado ¿puede equiparase un piropo a un acto de acoso sexual? En principio consideramos que no, sin embargo, para muchas mujeres, la línea que los separa se vuelve bastante tenue en determinados casos. Así, tengamos presente que diariamente miles de ellas son víctimas, por parte de una pluralidad de sujetos activos, de gestos y palabras que hieren su sensibilidad. Muchas de estas manifestaciones tienen una clara connotación sexual mientras que otras no. Por ejemplo si el emisor enuncia la grosera frase “Que rico culo”, la connotación sexual es clara, además que se constata la vulneración de una serie de derechos fundamentales. Pero qué pasaría con el siguiente enunciado: “Tus ojitos me enamoran”
¿Tendría una connotación sexual?
¿Podría argumentarse que afecta derechos fundamentales de la receptora?
Tanto jurídica como fácticamente consideramos negativa la respuesta a ambas interrogantes; sin embargo para muchas mujeres sí se trataría de acoso sexual pues se estaría invadiendo su libertad y su integridad mediante una frase que ellas no han pedido ni quieren escuchar. Es a partir de este desproporcionado raciocinio de donde se construye la frase cuestionada “No quiero tu piropo, quiero tu respeto” identificándolo con el acoso sexual.
Somos seres sociales racionales con capacidad de análisis, por tanto respecto de un mismo hecho social, tendremos una disparidad de opiniones dependiendo de una serie de factores y el tema del cual venimos hablando no viene a ser la excepción; “No quiero tu piropo, quiero tu respeto”, genera confusión dentro del movimiento feminista debido a que se equiparan conceptos claramente diferenciados semánticamente para atacar un mismo problema. Así, al interiorizar la consigna aludida, muchas mujeres vendrán a juzgar de la misma manera una frase dirigida hacia ellas tenga o no connotación sexual; por tanto el cursi piropo: “No sabía que las flores caminaban” será tan desvalorado como el clarísimo acto de acoso sexual ejemplificado en la frase: “Quiero que me chupes la pinga”. En consecuencia, colocar en un mismo saco una adulación que un insulto podrá conllevar a que casi toda manifestación de la libertad de expresión pueda ser interpretada como acoso sexual, cayendo en saco roto las diversas denuncias que puedan realizar las afectadas.
Sobre lo señalado, pongamos un ejemplo; supongamos que una mujer va caminando por la calle y se lanza el siguiente enunciado en tono amigable:
“Están lloviendo ángeles”
¿Podría calificarse como acoso sexual?
Consideramos que no, pues se trata de un enunciado ausente de connotación sexual. Ahora bien, supongamos que la amigable frase proviene de dos sujetos activos distintos, uno muy parecido físicamente al popular cómico “Cachay” mientras que el otro al actor Ryan Goslin
¿La receptora del enunciado responderá de la misma forma en ambos casos?
¿En qué caso considerará que se trata de acoso sexual y en cual de un piropo o cortejo?
¿En qué caso tendrá la intención de realizar una denuncia y en cual lo tomará como una simple anécdota?
El 13 de agosto de 2016 se desarrolló la multitudinaria marcha “Ni Una Menos”, en la cual pudimos ver gran cantidad de carteles con el título del presente escrito (1); entre las batucadas, pudimos visualizar a una vieja amiga, a quien llamaremos Vanesa, la cual portaba uno de ellos, la misma que, luego de la larga caminata, mientras cruzaba el jirón Quilca rió coquetamente cuando un chico italiano, que también participó de la marcha, la llamó “princesa bonita”
Al día siguiente, cuando pregunté el porqué de su cambiante proceder respondió:
“Es que fue un piropo respetuoso de un chico lindo”

(1) Desgraciadamente también pudimos visualizar una pancarta con el irracional lema: “No quiero tu piropo quiero que te mueras”

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