TRAS LAS HUELLAS DEL CENTRO

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Tantas veces temido como olvidado, exagerando sus defectos y falencias, mirándolo con prejuicio o siendo desvalorado en forma sistemática, el Centro Histórico de Lima es una muestra a menor escala de lo que es el Perú. Es así que lo que conocemos comúnmente como el “Damero de Pizarro” viene a cumplir de manera idónea uno de los diez criterios de selección dados por el Comité del Patrimonio de la Humanidad en 2005: “Testimoniar un importante intercambio de valores humanos a lo largo del tiempo o dentro de un área cultural del mundo, en el desarrollo de la arquitectura o tecnología, artes monumentales, urbanismo o diseño paisajístico”. En base a esto, lo que queremos dejar en claro es el hecho que más allá del enorme valor arquitectónico traducido en el arte desarrollado en diversas etapas de la vida colonial y republicana, el Centro de la ciudad condensa lo que fuimos, somos y seremos como país. Es así que no debemos percibir de una manera superficial a las construcciones, monumentos, plazas, palacios, etc., contenidos en ella; sino ver más allá y lograr constatar lo que representan cada una de aquellas desde una perspectiva social.

Tomemos unos pocos ejemplos paradigmáticos para describir lo señalado; así la Plaza Mayor condensa de mejor manera lo que queremos dar a entender, fundada en enero de 1535 por Francisco Pizarro, en la misma se ha suscitado la barbarie traducida en las ejecuciones de los condenados por la Santa Inquisición o las terribles corridas de toros, pero también se proclamó la independencia de nuestro país del sometimiento español, hecho que si bien fue simbólico, ya que supuso la continuación de las estructuras del orden colonial, en el imaginario popular significó un nuevo inicio teniendo a Lima como la cabeza político–legal del mismo. Por otro lado, Palacio de Gobierno, aposento de diversos mandatarios portadores de ideologías de las más diversas pero cuyo accionar ha tendido en la mayoría de ocasiones hacia el autoritarismo más que hacia el consenso, ya sea durante regímenes militares o democráticos; destruido durante la guerra con Chile pero posteriormente remodelado a los 5 años del centenario de la independencia. Otro edificio de sucesos contradictorios es la Catedral de Lima, la misma que fue edificada en el lugar donde estuvo el adoratorio inca del Puma Inti y el Palacio del príncipe cuzqueño Sinchi Puma, descendiente directo de Sinchi Roca, imponiendo una nueva religión, ubicándose en aquella una serie de capillas que demuestran el sincretismo religioso y cultural del Perú, ya que coexisten la de los Santos Peruanos presidida por la imagen de Santa Rosa, primera santa de América, junto con la de San Martín de Porres y otros, pero también podemos encontrar la cripta de Francisco Pizarro, cubierta por completo con mosaicos alusivos a la invasión de nuestro país (lo que algunos llaman conquista). Apreciamos, además, la Capilla de la Virgen de la Candelaria, patrona de la ciudad de Puno, asociada al culto a la Pachamama, el lago Titicaca, las minas y el trueno; a su vez, de simbolizar la pureza y la fertilidad. Sin embargo, en el frontis de la Catedral se produjo recientemente un acto por parte de la comunidad gay en contra de la homofobia llamado “Besos contra la homofobia” lo cual fue fuertemente criticado por el propio Cardenal quien señaló textualmente a los participantes a través de los medios de comunicación que: “No provoquen con manifestaciones en ese lugar por respeto a la Iglesia y la manutención del orden público”. Contradicciones propias de nuestra gran ciudad. Otro de los espacios que no figuran, por así decirlo, en la “historia oficial” es el bulevar de Quilca donde confluye el arte en todas sus expresiones y personas de diversas edades y clases sociales encuentran un lugar común de aventuras y desventuras.

Consideramos así que los lugares descritos sintetizan de mejor manera lo que significa el Centro Histórico de Lima, lugar de frustraciones, tristezas y abusos, pero también de ideales, sueños y proyectos. En síntesis una contradicción permanente a partir de la cual; sin embargo, podemos luchar por un objetivo común: la construcción de una mejor ciudad.

Ensayo ganador del Primer puesto en el concurso “Un Ensayo para el Centro Historico de Lima por sus 20 años como Patrimonio Cultural de la Humanidad”, realizado por FORO PATRIMONIO VIVO

Puntuación: 4.2 / Votos: 5

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