Fuera de esas ironías, cabe cuestionarnos sobre lo que se viene haciendo para cambiarle la cara a nuestro departamento de Lambayeque y a su ciudad capital ¿qué tipo de turismo buscamos? La realidad nos indica que la mayoría de turistas no pernocta aquí, mejor dicho, llegan a contemplar unas horas a Sipan y siguen su ruta. No tenemos una oferta turística organizada, podríamos sacar mejor provecho si existieran corredores turísticos articulando playas, vestigios arqueológicos, reservas naturales y tantos otros símbolos de nuestra identidad.
Tenemos un rico patrimonio prehispánico, pero no podemos sólo concentrarnos en ello. Las etapas virreinal y republicana también son parte de nuestra herencia, lamentablemente las estamos dejando morir. Prueba de ello es el actual estado del Exconvento colonial de Santa María de los Valles de Chiclayo, en pleno centro de la ciudad, cayéndose a pedazos. De igual modo la vieja estación ferroviaria de Pimentel, siempre cerrada. Y qué no decir del Archivo Departamental, que contiene los más valiosos documentos históricos, abandonado por los sucesivos e irresponsables Gobiernos Regionales ¿Ese es el discurso cultural y turístico que tenemos?
No se valora lo que no se conoce. En muchas escuelas y universidades no se enseña historia regional, ni se hace análisis de nuestra realidad sociopolítica ¿Cuánto de Lambayeque conocemos nosotros mismos? ¿Dónde está Lambayeque? Primero tendremos que ubicarnos, para luego poder trazarnos metas concretas en el turismo y demás actividades de desarrollo.
* Publicado en Peru.21 Norte, el 02 de diciembre del 2011.