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NUEVA MODALIDAD FORMATIVA EN PERU ¿LA SORPRESA?

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Ayer 21 de febrero la Comisión Permanente del Congreso aprobó el Proyecto de Ley Nº 1215/2016-CR denominada “nueva #modalidad #formativa” en “situaciones reales de trabajo” por la cual estudiantes de institutos técnicos podrán trabajar voluntariamente sin sueldo hasta 20 horas semanales y hasta por 3 años. El proyecto fue exonerado además de la segunda votación.

¿Por qué no aprobamos lo mismo para que los Congresistas tengan “modalidades formativas” no remuneradas? Visto que el 90% ingresa a la aventura para recién aprender dónde queda el Congreso, olvidándose dónde quedaron sus electores. También merecen “modalidades formativas” novedosas.

Fueron 94 votos a favor, y que se tenga muy claro esto:

– Los 61 Congresistas de la bancada de Fuerza Popular, siendo iniciativa de esta bancada.

Pero no sólo ellos, también estuvieron a favor:

– Los 15 Congresistas de Peruanos por el Cambio (acá mal escrito como Kambio, también se necesita “modalidad formativa”).

– Los 8 Congresistas de Alianza para el Progreso.

– La bancada del Partido Aprista Peruano.

– Los 5 Congresistas de Acción Popular.

– Wilbert Rozas, del Frente Amplio, quien luego pidió cambiar su voto ¿qué rayos es eso? Lo que obviamente no es posible (también merece “modalidad formativa”).

Este proyecto viene cocinándose desde 2017 en dictámenes previos ¿por qué no se dijo nada antes? ¿Cuánto seguimiento real hay de los que viene armando el Congreso? ¿Dónde están los centros de investigación académica y los “think tanks” para abordar estos asuntos antes de llegar a votaciones?

¿Este es un canje tras el anuncio de aumentar la Remuneración Mínima Vital? ¿Una compensación? ¿Por qué no se busca con leyes idóneas reconocer de mejor modo a los voluntariados, por ejemplo, como experiencias formativas de peso en el CV de un joven?

P.D: Alguien le puede avisar a los encargados de la página web del Congreso de la República que quiero siempre observar las votaciones de proyectos con detalle, voto a voto, pero sus links no funcionan (modernización del Estado).

 

Imagen: Youtube

“QUE LA PATRIA OS PREMIE”

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Hace poco se conmemoró un nuevo aniversario patrio, recordando un 28 de julio como la fecha en que Don José de San Martín pronunciaba la Independencia Nacional. Este momento histórico no rompió nuestras cadenas del imperio español, pues aún faltarían varios años más para vencer militarmente a las tropas realistas. El 28 de julio, desde el centro del poder virreinal, representa la solemne proclama para pelear, la proclama para no desviarnos de la ruta de la libertad.

El camino sería largo para conseguirnos una Patria, la cual no era ya la de Manco Capac ni la de Francisco Pizarro, sino un mestizaje de culturas.

El español Benito Pérez Galdós en sus Episodios Nacionales: Trafalgar, escribiría un bello pasaje con la noción de Patria, para ilustrarnos:

“Me representé a mi país como una inmensa tierra poblada de gentes, todos fraternalmente unidos; me representé la sociedad dividida en familias, en las cuales había esposas que mantener, hijos que educar, hacienda que conservar, honra que defender; me hice cargo de un pacto establecido entre tantos seres para ayudarse y sostenerse contra un ataque de fuera, y comprendí que por todos habían sido hechos aquellos barcos para defender la patria, es decir, el terreno en que ponían sus plantas, el surco regado con su sudor, la casa donde vivían sus ancianos padres, el huerto donde jugaban sus hijos, la colonia descubierta y conquistada por sus ascendientes, el puerto donde amarraban su embarcación fatigada del largo viaje; el almacén donde depositaban sus riquezas; la iglesia, sarcófago de sus mayores, habitáculo de sus santos y arca de sus creencias; la plaza, recinto de sus alegres pasatiempos; el hogar doméstico, cuyos antiguos muebles, transmitidos de generación en generación, parecen el símbolo de la perpetuidad de las naciones; la cocina, en cuyas paredes ahumadas parece que no se extingue nunca el eco de los cuentos con que las abuelas amansan la travesura e inquietud de los nietos; la calle, donde se ven desfilar caras amigas; el campo, el mar, el cielo; todo cuanto desde el nacer se asocia a nuestra existencia, desde el pesebre de un animal querido hasta el trono de reyes patriarcales; todos los objetos en que vive prolongándose nuestra alma, como si el propio cuerpo no le bastara […]”

Hace unos días en reunión con unos amigos argentinos y chilenos conversábamos sobre los personajes del proceso independentista de la América Española, como no recordar a don José de San Martín, a Bernardo O’Higgins, a Manuel Belgrano y tantos otros; todos ellos quienes pensaron precisamente en la “Patria grande”, como americanos libres. Como bien sentenciaba San Martín: “Libres o muertos, jamás esclavos”.

El mejor homenaje que se les puede hacer a estos notables hombres es conocer más a profundidad sus vidas, sus dilemas y cómo supieron sobreponerse a las dificultades para luchar por un ideal mayor, la libertad.

Recordaba así a don Manuel Belgrano, hombre de letras quien se hizo militar en la guerra de independencia. Fue Belgrano un verdadero adelantado para su época, un impulsor del trabajo agropecuario y de la necesidad de las escuelas públicas para brindarle oportunidades de desarrollo a la población. Hace eco en mi mente una de sus frases que pinta su carácter: “Mucho me falta para ser un verdadero padre de la Patria. Me contentaría con ser un buen hijo de ella”.

¿Esta frase tiene parangón actualmente? Aquellos hombres desinteresadamente entregaron sus patrimonios, la tranquilidad de sus familias, la seguridad de sus posiciones sociales, todo por legarnos un suelo libre ¿hemos sabido corresponder a su gesta?

En fechas como éstas solemos ver las banderas desde balcones y en lo alto de las viviendas, pero quienes cumplen con ello ¿se esfuerzan por ser mejores ciudadanos? La bandera no es elemento decorativo, la bandera nacional es símbolo de identidad, de la unidad de la Patria. De nada sirve izar una bandera si los peruanos entre sí no se sienten como un “nosotros” sino como un “ellos” y los “otros”.

San Martín conocía de las discriminaciones, por el color de la piel, por el dinero que cada quien lleva en los bolsillos o por el lugar de nacimiento, por ello el 27 de agosto del año 1821 expidió un importante Decreto señalando que:

“En adelante no se denominarían los aborígenes, Indios o Naturales: ellos son hijos y Ciudadanos del Perú, y con el nombre de Peruanos, deben ser conocidos”.

Prestemos atención a lo aquí anotado, una revisión de archivos del siglo XIX nos presenta la realidad de una sociedad dividida por orígenes, por castas, en donde el dinero y los compadrazgos también servían en parte para aminorar la exclusión. En ese tiempo las voces directas eran: “español”, “mestizo”, “indio”, “indio principal” (en alusión a la nobleza indígena, que también la hubo y se mantuvo), y muchas otras etiquetas usadas para ubicar a la población por sectores. Conociendo de ello, San Martín decidió que todos los indígenas sean llamados “peruanos”, quedaba claro entonces que la voz “peruano” ya podría ser usada para todos los nacidos en este suelo patrio. Sin embargo, en la práctica (y vuelvo a la revisión de los libros de registro del siglo XIX) dicho término sólo fue aplicado para los indígenas, es decir ¿los demás qué eran? Siguió usándose, para quienes no eran considerados indígenas, las categorías de “blanco”, “mestizo”, etcétera. La división en grupos poblaciones no se extinguió ¿cuántas de esas divisiones sociales permanecen en nuestras mentalidades? ¿Tan difícil es que todos simplemente seamos peruanos?

Veremos recorrer también en estas fechas los grandes paseos con la bandera, conducida por autoridades civiles y militares ¿en qué piensan al conducirla? La misión de toda autoridad es velar por los intereses de la población a la que representa, y no hacer mal uso del cargo que temporalmente se ostenta. Que mayor prueba de cumplimiento del deber y desapego por la figuración pública que la de José de San Martín quien, tal y como había anunciado, entregó su cargo de Protector del Perú en el momento en que quedó instalado nuestro primer Congreso Constituyente en el año 1822.

Hoy muchos dan batalla pero para aferrarse al poder, sin llegar a entender que es temporal, esa es la falta de vocación de servicio. Hay quienes se sienten “caudillos del pueblo”, hoy denominados “candidatos natos”, aquellos que siempre postularán a un puesto público, aquellos a quienes no les importa cambiar de tienda política cuantas veces sea necesario con tal de alcanzar una posición política. Erróneamente muchos de estos individuos se sienten salvadores de la Patria.

Don José de San Martín era, como buen líder (palabra tan venida a menos en el mundo político), muy exigente con la tropa a su cargo. Así, los granaderos del Ejército Libertador tenían un Código de Honor, entre los delitos por los cuales los oficiales serían expulsados de las filas del ejército se encontraba:

“Por cobardía en acción de guerra, en la que aún agachar la cabeza será reputado tal.

Por falta de integridad en el manejo de intereses, como no pagar a la tropa el dinero que se le haya suministrado para ella.

Por hablar mal de otro compañero con personas u oficiales de otros cuerpos”.

El honor fue la divisa de muchos de estos hombres a quienes les debemos el esfuerzo por entregarnos una Patria, nuestro pago es la responsabilidad de engrandecerla. Ningún desfile o izamiento importaría si ello no lo tenemos muy en claro.

Les invito a meditar una última frase del Generalísimo José de San Martín, pronunciada antes de partir con las tropas en camino hacia nuestro país en 1820: “Os ruego que aprendáis a distinguir los que trabajan por nuestra salud, de los que meditan nuestra ruina”.

¿Habremos aprendido a distinguir o viviremos en espejismos?

* Escrito de mi autoría, publicado en El Dominical de La Industria. Año XLI. Nº 2022. 09 de agosto de 2015.

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“Luchadores de la Independencia”, mural de Teodoro Núñez Ureta.


PERU: ¿POR QUE NUESTRA DEMOCRACIA NO MADURA?

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Intentar responder a esta interrogante bien puede llevarnos a interminables nuevas preguntas e intentos de respuestas. Si bien nuestra democracia no es tan débil al punto de estar bajo la amenaza de golpe de Estado (como los tantos que ya ha habido en nuestra historia republicana), sí es débil para ser asumida como parte de nuestra cultura política, es decir, nuestra democracia es débil porque aún no la hemos internalizado como ciudadanos. Vale decir, no nos hemos familiarizado plenamente con las reglas del juego democrático.

Según cifras del Latinobarómetro del año 2014 (muestreo de los países latinoamericanos), en el caso del Perú tan sólo un 55.8% manifestó su apoyo al sistema democrático. Cifra preocupante, el descrédito hacia las burocracias y hacia las autoridades ha hecho que se afecte la credibilidad de las instituciones de la democracia; por eso hay quienes manifiestan que sí puede haber democracia sin Congreso de la República, malos Congresistas (electos por nosotros mismos) han afectado la estabilidad de un Poder del Estado.

Como dijo Winston Churchill: “La democracia es la peor forma de gobernar excepto todas las demás formas que de tanto en tanto se han probado”, la democracia nos garantiza libertades asentadas en el respeto a la ley ¿acaso les gustaría ver restringidas sus libertades bajo una dictadura o un autoritarismo?

Mantener y afianzar la democracia requiere el compromiso de los individuos de una sociedad, se trata también de un cambio de actitudes para fortalecer el sistema. A continuación presentaré algunos puntos que impiden la madurez de nuestra democracia, y en los cuales de seguro también tenemos responsabilidad.

 

  1. “Regístrese, comuníquese, publíquese y archívese”

Consabida fórmula utilizada para finalizar textos legales ¿pero, se cumple?

En primer lugar, causa asombro que hoy en día con más asesores legales en las entidades públicas, la calidad de las normas haya decaído. Como aficionado a la historia he revisado legislación de vieja data y encuentro un mayor sentido de la lógica, a comparación con los textos actuales. En el siglo XIX no había tantas escuelas de leyes, pero tal parece que sí había más sentido común.

Pondré un ejemplo muy sencillo, artículo 37º de la Ley Orgánica de Municipalidades del año 1834: “En el caso de resultar que alguno o algunos individuos de las juntas [municipalidades] hayan malversado los fondos municipalidades, el jefe político usando de la facultad coactiva, hará que reintegren prorrata la cantidad en que aparecieren descubiertos, sin perjuicio de la causa que les mandará seguir”.

No se trata de emular los tiempos del pasado como los reaccionarios, pero sí causa extrañeza que hoy en día con tantos instrumentos legales no se pueda ser más claro y enfático para sancionar, por ejemplo, la corrupción. Nuestra actual Ley Orgánica de Municipalidades Nº 27972 (del año 2003) en ningún punto considera lo que acabamos de referir (en norma del año 1834); quien defrauda el dinero público debe devolverlo de su patrimonio, además de afrontar el proceso legal respectivo. Ahora, con Órganos de Control Institucional (OCI), Contraloría General de la República, Ministerio Público y Poder Judicial, la marcha para capturar y sancionar de modo ejemplar el delito de los funcionarios públicos se nos muestra mucho más lenta, ese debilita nuestra democracia. En el individuo queda la desazón y la idea de que las leyes actuales (mal elaboradas y enrevesadas) no importan.

Tenemos muchas leyes, pero la mayoría de éstas no señala qué ocurre si no se cumplen. Ello es una omisión absurda. Por eso, como suelo señalar, es un país “legalista pero no legal”.

Llama la atención también que en este tiempo de tecnologías de la información no se logre una mejor comunicación ¿se conocen las leyes, decretos, ordenanzas que diariamente se van aprobando? Es cierto que hay dejadez por parte de la población, y dejadez de los medios de comunicación para llegar a resumir hábilmente los debates y normativas; pero tampoco las entidades gubernamentales acercan sus marcos legales a la población, no basta con la obligatoria publicación en el Diario Oficial El Peruano. Sólo por ejemplificar ¿por qué no difundir mediante una secuencia radial las Ordenanzas Regionales y Municipales?

Nuestra democracia es débil porque las leyes no se cumplen y porque dichas leyes tampoco son conocidas, y no hay interés en acercarse a éstas. Es ahí donde empieza a romperse el “Estado de Derecho” que es pilar de toda democracia.

 

  1. ¿Respeto por la ley?

Quiero continuar con el punto de análisis sobre la ley; ya que en las democracias estables el gobierno es de las leyes y no de los hombres, vale decir, el sistema funciona sin verse afectado por posiciones antojadizas del gobernante de turno.

Desde que nacimos a la vida independiente, la mayoría de nuestras Constituciones Políticas han sido factura de golpes de Estado. Bastaba con que uno de nuestros tantos caudillos se creyera con el supremo derecho de ser el adecuado para regir los destinos de la Patria, sumándose algunas voluntades (en su mayoría cómplices avorazados por aprovecharse del poder político) y utilizando a la población, vista como pueblo informe, como “masa”. Luego de dar el golpe de Estado, el nuevo gobierno buscaba establecer su propio marco normativo, su propia Constitución Política. El texto se convierte así en un pacto temporal para legitimar al caudillo de turno; y no en una garantía de respeto hacia la vida republicana.

Sin ir muy lejos en el tiempo, recientemente vivimos la “reinterpretación” de las normas vigentes. Nuestros Alcaldes electos hicieron su juramento a como mejor les pareció, juraron a sus cargos antes quienes se les antojó, así unos juraron ante sus familiares, otros ante Párrocos, otros ante quien piensan que es autoridad de más rango (lo cual es una idea errada), y un largo etcétera. Siempre habrá quien pretenda reinterpretar la ley, pues como sentencia el triste aforismo “hecha la ley, hecha la trampa”. Si las autoridades hacen ello, ante un suceso tan simple como juramentar a sus cargos ¿qué se podrá esperar de sus actos de gobierno posteriores?

Se ha demostrado cuán “eficaces” somos para acomodar las normas a beneficio, para aprobar normas poco claras, con vacíos; en algunos casos por torpeza y en otros casos para aprovechar luego el escenario de incertidumbre.

 

  1. La eterna búsqueda del “mesías político” y la falta de visión

Nuestra democracia no termina de madurar, y está aún a buena distancia de su mayoría de edad, debido a que no hemos aprendido que un solo individuo no podrá “salvar” a la Patria, ni al país, ni al departamento, ni a la ciudad. Pero, neciamente seguimos buscando a este “mesías”.

En campañas electorales todos ponen su atención sobre el candidato a Presidente de la República (hoy se habla ya de candidaturas presidenciales sin antes haber cumplido con la democracia interna, ya están en campaña los caudillos de siempre sin respetar ni la previa voz de las bases de sus grupos políticos), o sobre el candidato a Presidente de Gobierno Regional (absurdamente llamado hoy “Gobernador Regional”, lo cual es otra de nuestras abominaciones legales pues ya existía un cargo con esa misma denominación), o en el Alcalde ¿y los demás integrantes de la fórmula postulante? ¿Es que acaso un solo hombre resolverá los problemas de la comunidad?

Se equivocan aquellos que, por ejemplo, piensan que el Alcalde es la máxima autoridad de una provincia o distrito, pues la máxima instancia es el Concejo Municipal. Con Regidores esclarecidos en su función se tendrían más propuestas y fiscalización, y menos caudillismos locales. Pero tener mejores autoridades, implica tener mejores votantes, mayor compromiso a la hora de decidir por quien sufragar y no tomar los destinos de la colectividad al azar o al regalo recibido en campaña.

Los políticos no son santos y difícilmente lo serán; no obstante, parece que se siguiera buscando a un santo iluminado para que gobierne, y a fin de cuentas termina sentándose en el “trono” (que la misma población ha creado al endiosar a las autoridades) simplemente el “menos malo”. Muchos de esos “menos malos” llegan a enceguecerse a tal punto que se consideran a sí mismos indispensables, y he ahí el fenómeno de la búsqueda permanente de la reelección.

Ya casi nada asombra en nuestra realidad, pero siempre cabe hacerme el sorprendido una vez más. Ahora, en la directiva de la Asociación de Municipalidades del Perú (AMPE) han tenido la idea de presentar un Proyecto de Ley para frenar la norma que les impide reelegirse como Alcaldes ¿por qué? Seguro señalarán “es que en 4 años no se pueden terminar todas las obras proyectadas” ¿y eso qué? ¿Acaso no puede haber alguien igual de capaz para continuar las obras? ¿Acaso el grupo político no tiene alguien más como “ser pensante” para postularlo? Me apena que haya quienes avalan la idea de una “eterna” autoridad pues eso quiere decir que ustedes mismos no son capaces ¿en dichos grupos políticos no hay más cerebros? Con razón vamos mal.

No cansados con ello, en la AMPE también pretenden elevar el sueldo de los Alcaldes ¿será para hacer mejor su tarea? En ese caso necesitarán sueldos millonarios porque hasta ahora no da muchas luces la gran mayoría. Tienen la gran “iniciativa” de presentar esas ideas, mientras que la inseguridad sigue campeando en todo el país ¿por qué no presentan un Proyecto de Ley sobre la Seguridad Ciudadana? Por ello es que la democracia no se fortalece, porque quienes están en la primera línea de acción, las autoridades, adolecen de visión, de criterio lógico y les falla la visión de conjunta. Únanse para dar pelea por los problemas que realmente aquejan a la población. Pero, nuevamente los electores son los responsables, y también quienes permitimos que algunos hagan lo que mejor les parezca equivocadamente al gobernar.

Finalmente, ¿por qué la democracia peruana no madura? Porque sencillamente muchos siguen pensando como súbditos, adulando a las autoridades, haciéndoles llegar obsequios por el simple hecho de ¡cumplir con su trabajo! ¿Cómo es eso posible? Hay demasiados súbditos, sin embargo, se animan a protestar cuando los intereses individuales se ven amenazados, y la mayoría de veces la gran protesta es violenta ¿eso es democracia? Hay que levantar la voz a tiempo, pero hay que cuestionar y proponer; lo hemos dicho siempre. Mientras no lleguemos a ello, seguiremos en una democracia cual barco a la deriva.

Que un nuevo aniversario nacional nos haga ser más reflexivos y nos lleve a madurar, empezando por nuestras actitudes personales para con la democracia, sólo así daremos el salto para cambiar una sociedad. Empecemos por nosotros mismos siendo mejores ciudadanos, que ese sea el regalo a la Patria.

* Escrito de mi autoría, publicado en Semanario Expresión Nº 921-922 / Especial de Fiestas Patrias. 24 de julio de 2015.

 

ensor01a“Intriga” (1911). Obra de James Ensor.


 

DEBERES SAGRADOS QUE CUMPLIR: DIA DE LA BANDERA

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* Discurso pronunciado el día 5 de junio del 2015 en el Patio de Honor del Colegio Manuel Pardo de Chiclayo, invitado como ex alumno.

 

A las 5:30 de la mañana de aquel 7 de junio del año de 1880 se iniciaba en Arica la epopeya del Morro, un suceso de nuestra historia trascendente en el tiempo y que todos conocemos desde nuestros primeros años en las aulas, pero ¿nos hemos detenido realmente a reflexionar sobre lo que encierra la efeméride que cada año recordamos? Es para mí una satisfacción tener a cargo el discurso en este mismo patio en el que 13 años atrás fui un estudiante como ustedes.

A querido el calendario reunirnos este viernes 5 de junio para recordar el “Día de la bandera”, en esta perfecta formación para meditar en lo ocurrido hace 135 años, pero más aún para redescubrir lo que la gesta del Morro de Arica significa el día de hoy. No es un capricho que esta ceremonia en nuestro querido Colegio Manuel Pardo se realicé un 5 de junio, precisamente el mismo día en que el Coronel Francisco Bolognesi respondió al oficial chileno Juan de la Cruz Salvo las palabras que han quedado grabadas en la mente de todo peruano: “Tengo deberes sagrados que cumplir”, dejando muy clara su determinación a no rendirse y permanecer en la defensa de la plaza de Arica, junto a los oficiales y soldados a su cargo. En aquella jornada bélica el plan era llegado el momento hacer estallar todo el Morro, pero las minas no lograron detonarse; y, aunque sabiéndose superados en número de combatientes, aquellos hombres no dejaron de cumplir con su deber, defender su posición y con ello a la Patria.

Recordemos en este día la figura de un Francisco Bolognesi, Coronel en situación de retiro quien a los 62 años de edad, conociendo del estallido de la guerra, decide reincorporarse al Ejército peruano. Recordemos a un Alfonso Ugarte, de quien tenemos en mente el salto del Morro con la bandera en sus manos para evitar caiga en manos del adversario, pero también recordemos que la figura de Ugarte es la de un civil, un acaudalado comerciante, que no se evade en la grave situación que vivía el país, sino que por el contrario se enrola y con su propio dinero decide armar soldados.

Bolognesi, Ugarte, y tantos otros peruanos pudieron en el momento crítico simplemente responder “esta guerra no es para mí”, pero no lo hicieron; junto a tantos civiles que se presentaron en los campos de batalla. Ello es lo que vuelve a dichos hombres héroes, el hecho de que pese a conocer el peligro y las grandes dificultades deciden entregarse a una causa mayor, la defensa de su Nación.

Esa Nación de la que cada uno de nosotros, presentes esta mañana, hacemos también parte y que hoy en día nos lleva a nuevas batallas, ya no en campos minados o al sonido de compases militares, ni frente a un ejército extranjero; sino en batallas dentro de nuestras mismas ciudades. Es la batalla por el ejercicio pleno de la ciudadanía, es la batalla por el compromiso cívico de construir un mejor presente. Ser ciudadano no sólo representa exigir derechos y protestar por ellos, lo cual dentro de los cauces democráticos es perfectamente válido y necesario, mas nunca olvidemos que ser ciudadano también encierra cumplir deberes para con nuestra comunidad política, para con nuestra ciudad y el país ¿hemos llegado a ese nivel de compromiso?

La Patria no es únicamente la expresión de la culinaria, de las acciones en el deporte, o poner una mano al pecho, la Patria encierra compromiso que se demuestra en el respeto a sus símbolos, respeto de la bandera nacional, pero no como un emblema únicamente de la historia pasada sino como el símbolo que demanda concretas acciones de parte de nosotros en el presente. Esta comunidad, de la que me honro en ser parte, tiene también “deberes sagrados que cumplir” y responsabilidades que honrar. Docentes y alumnos tienen que ser ejemplo de vida cívica en su entorno, sino de nada nos bastará izar nuestra bandera. Hoy las batallas se libran contra la corrupción que aparece en los distintos espacios de nuestra vida cotidiana, se libra contra la injusticia de no dar a cada quien lo que le corresponde, se libra contra la desigualdad de oportunidades y las exclusiones para alcanzar una mejor calidad de vida. Como comunidad manuelpardina y vicentina tenemos también nosotros el deber sagrado que cumplir de encarar esas situaciones donde se presenten.

Me dirijo de modo especial a nuestros estudiantes, próximos a emprender nuevos caminos, nunca olviden que su formación debe hermanar la teoría y la praxis, y que todo lo aprendido demanda de ustedes una aplicación en el espacio social en el que se encuentren; nunca evadir los problemas, sino por el contrario hacerles frente pues están formados para ello. Recordar por lo tanto siempre que ustedes son responsables y artífices del esperado bien común.

Tal y como nos enseñó un célebre maestro universitario, Luis Jaime Cisneros: “El Perú es también la suma de todo aquello que aún no hemos conseguido”. Es pues de todos nosotros esa tarea.

 

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Desfile en el Colegio Manuel Pardo, 5 de junio del 2015.


EL CRISTIANO COMO AGENTE DE CAMBIO DE SU SOCIEDAD

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Somos cristianos porque somos hijos de Dios y seguidores de Cristo, como tales, en comunidad de bautizados formamos parte de la Iglesia; precisamente la voz Iglesia proviene del griego ecclesia que significa Asamblea. En el pasado griego ser parte de la Asamblea era actuar en la vida de la comunidad y decidir sus destinos, ahí interactuaban los ciudadanos; no participaban los desterrados por ostracismo, sanción que se imponía a quienes habían actuado contra la polis, contra la comunidad abusando de su poder, el exilio de esos individuos era el resguardo contra la tiranía.

Cabe la pregunta ¿nuestra Asamblea eclesial cómo se articula hoy en día con la comunidad política? Muchos lectores pueden estarse preguntando ¿puede la Iglesia hacer vida política? La respuesta es afirmativa siempre y cuando tengamos muy en claro el significado mismo de la palabra política. Concretamente la política es la búsqueda del bien común, desde todos los espacios en los que nos encontremos, vale decir, hablar de política no es prerrogativa exclusiva de un gobierno determinado, ni de un municipio, ni de un partido político o un individuo en particular que se diga político. Todos ellos son partes de la política, pero ésta es mucho más amplia y nos concierne a todos, en tanto somos integrantes de una comunidad. El compromiso de los cristianos en dicha comunidad es doble, y no pueden simplemente ponerse al margen de ello, el Evangelio tiene que iluminar el camino de las acciones que emprendemos en nuestra vida no sólo de modo individual sino también en comunidad. Lamentablemente muchos laicos y pastores parece que le tienen miedo a la palabra “política”.

Lo que aquí señalo tiene el amplio respaldo de los tantos documentos, que guiados por el Evangelio, sucesivos Papas y Obispos han sabido comunicarnos. Así llamamos Doctrina Social a la orientación de la Iglesia, guiada por las Escrituras y la tradición para enfocar los numerosos problemas del mundo contemporáneo buscando soluciones. La Iglesia no es una institución anquilosada en el tiempo, por el contrario entra en el diálogo y debate de los problemas actuales. Los cierto es que muchos cristianos desconocemos parte de estos temas por descuido o porque no han sabido ser transmitidos a la feligresía, pareciera que algunos escogieran qué documentos no mencionar ¿por qué sentirnos incómodos ante textos de nuestra propia Iglesia?

La Iglesia sí está llamada a actuar en política, pero no favoreciendo a un bando determinado, sino ubicándose en un “justo medio” amparada en la Verdad Revelada. Se equivocan aquellos que piensan en un Iglesia estática únicamente en los ritos, se equivocan también quienes quieren recluir su cristianismo en las paredes de los templos, hay que exteriorizarlo no para imponer sino para convencer buscando hacer de esa vida comunitaria un signo de cristianismo.

Al respecto el Papa Juan Pablo II, en el año 1991 publicó su Carta Encíclica Centesimus Annus, conmemorando el centenario de otra importante Encíclica la Rerum Novarum (“De los cambios políticos”) escrita en 1891 por el Papa León XIII en un tiempo en el que el socialismo formaba ya sus grupos políticos y se discutía la lucha de clases frente a los capitalistas ¿la Iglesia iba a quedarse inerme ante un escenario de violencia y de severas injusticias sociales? Cuestionando el actuar de unos y otros, la Iglesia a través del Papado habló. De igual modo lo hizo Juan Pablo II en 1991 al referirse a la relación entre la Iglesia y la política:

“La Iglesia aprecia el sistema de la democracia, en la medida en que asegura la participación de los ciudadanos en las opciones políticas y garantiza a los gobernados la posibilidad de elegir y controlar a sus propios gobernantes, o bien la de sustituirlos oportunamente de manera pacífica. Por esto mismo, no puede favorecer la formación de grupos dirigentes restringidos que, por intereses particulares o por motivos ideológicos, usurpan el poder del Estado” (Carta Encíclica Centesimus Annus, 1991, 46).

La voz de los pastores fuerte y clara, sobre todo cuando los más graves problemas lo demandan, es un aliciente para la feligresía. De visita en la ciudad de Arica, amigos chilenos me obsequiaron un documento publicado por su Conferencia Episcopal, al respecto el texto se manifiesta sobre la situación de inequidad y exclusiones de su sociedad pues guardar silencio ante ello sería traicionar el mensaje evangélico:

“El barrio en que vivimos, el colegio y la universidad en que estudiamos, las redes sociales que tenemos, el apellido que heredamos, distorsionan radicalmente lo que en teoría debería ser un escenario donde todos tengamos las mismas oportunidades. La partida desigual y la competencia descontrolada no hacen sino ampliar la brecha cuando se llega a la meta. El resultado final es que nos encontramos en un país marcado por la inequidad” (Conferencia Episcopal de Chile, Humanizar y compartir con equidad el desarrollo de Chile, 2012, p. 31).

Este documento en el caso del episcopado chileno, entre tanto otros que podríamos citar, es sin duda una herramienta de impulso para el trabajo de los laicos, renovando el compromiso por una sociedad más justa.

Ese trabajo eclesial no puede olvidar que la única opción es Cristo y los pobres. Si queremos una sociedad más justa, necesitamos una Iglesia más justa, y aquí estamos inmiscuidos todos los bautizados. Sólo por poner un ejemplo ¿cómo reclamar mejoras nacionales si a quienes trabajan en nuestro hogar les pagamos menos de lo debido? ¿Cómo presentarnos así a la celebración dominical? La Iglesia requiere de nuestro compromiso como fieles, y a la vez requiere de pastores que sepan conducir a esa feligresía, que sean auténticos líderes cristianos de sus comunidades, no en rebeldía sino manifestándose con claridad ante las injusticias. Juntos, fieles y sacerdotes, como una misma comunidad religiosa, empezaremos a generar los cambios preocupándonos por el prójimo:

“Aunque se deban a todos, los presbíteros tienen encomendados a sí de una manera especial a los pobres y a los más débiles, a quienes el Señor se presenta asociado, y cuya evangelización se da como prueba de la obra mesiánica. También se atenderá con diligencia especial a los jóvenes y a los cónyuges y padres de familia. Es de desear que éstos se reúnan en grupos amistosos para ayudarse mutuamente a vivir con más facilidad y plenitud su vida cristiana, penosa en muchas ocasiones” (Concilio Vaticano II. Decreto Presbyterorum Ordinis. Sobre el Ministerio y la Vida de los Presbíteros).

El Concilio Vaticano II buscó el aggiornamento de la Iglesia, en tiempo de Juan XXIII y Pablo VI, es decir la actualización y enfoque hacia los problemas del mundo moderno; tenemos que volver a la comunidad cristiana inicial, aquella en que se compartía lo que uno tenía, aquella en que se anunciaba el Evangelio pese a la persecución. Hoy en día somos cristianos libres ¿usamos esa libertad en beneficio de nuestra comunidad? Hemos visto lo ocurrido en Kenia con la matanza de más de un centenar de jóvenes cristianos y otras tantas muertes ocasionadas por grupos extremistas en África y Oriente Medio por el sólo hecho de ser cristianos. Nosotros tenemos el privilegio de estar en una sociedad democrática (o en proceso de construcción democrática) ¿sabemos valorar ellos? ¿Protegemos nuestras instituciones? ¿Hacemos vida en comunidad? Es egoísmo dejar que otros resuelvan los problemas, es egoísmo puro cruzarnos de brazos. En la medida de nuestras posibilidades y en distintos escenarios los ciudadanos estamos llamados a la acción por una sociedad mejor, para cristianos y no cristianos la tarea es la misma, con la diferencia que aquellos que nos decimos Iglesia tenemos una mayor responsabilidad ¿cómo decirnos seguidores de Cristo y ser al mismo tiempo partícipes de la injusticia o de la corrupción? Muchos han querido confinar el cristianismo como si se tratase de un manual de usos y costumbres, y ello es un error. Sacerdotes y laicos tenemos que abrir bien los ojos, porque nuestra sociedad inmediata lo requiere, reflexionemos en nuestro accionar:

“Ya no se puede decir que la religión debe recluirse en el ámbito privado y que está sólo para preparar las almas para el cielo […] Por consiguiente, nadie puede exigirnos que releguemos la religión a la intimidad secreta de las personas, sin influencia alguna en la vida social y nacional, sin preocuparnos por la salud de las instituciones de la sociedad civil, sin opinar sobre los acontecimientos que afectan a los ciudadanos ¿Quién pretendería encerrar en un templo y acallar el mensaje de San Francisco de Asís y de la beata Teresa de Calcuta? Ellos no podrían aceptarlo. Una auténtica fe – que nunca es cómoda e individualista – siempre implica un profundo deseo de cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro paso por la tierra [] Todos los cristianos, también los Pastores, están llamados a preocuparse por la construcción de un mundo mejor” (Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium del Santo Padre Francisco sobre el anuncio del Evangelio en el Mundo Actual. 2013, 182-183).

Para buscar la construcción de ese mundo mejor, para hacer política como construcción del bien común, no necesitamos llegar a un puesto de gobierno, basta con actuar con justicia a la luz del Evangelio en la posición en que nos hallemos. Hay que hacer buena política en nuestra familia, en nuestro barrio, en nuestra Hermandad y Orden religiosa, en el Seminario, en la Parroquia a nuestro cargo, en la universidad en la que estemos, en la oficina, en el gremio, en la empresa y etcétera. Esa buena política es manifestación de la interiorización personal que cada uno haga del Evangelio, como nos señaló Cristo: “Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”. Y como tantas veces ha repetido el Papa Francisco, no podemos ser cristianos de sacristía, ni cristianos de etiqueta, sino cristianos en las calles. Desde cada lugar en el que nos encontremos el compromiso es mayor.

* Mi artículo publicado en el Diario La Industria el domingo 10 de mayo de 2015.

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“Le Sermon sur la Montagne” – Philippe de Champaigne


 

 

MAQUIAVELO: 546 AÑOS

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En 03 de mayo del año de 1469 nace Niccolò Machiavelli, padre de la CIENCIA POLITICA. Sirvió dignamente a su natal Florencia, dedicándose plenamente como funcionario público al mantenimiento de la República. Vivió la crudeza de un tiempo convulso, con amenazas, guerras e invasiones de potencias vecinas, a las que supo hacerles frente analizando los distintos escenarios.
Hizo la observación de la realidad política fría, objetiva. Olvidado en su época, fue maltratado y usado antojadizamente en la posteridad por todo autócrata o demente de poder. Se ha querido de modo simplista encerrarle en una sola frase (los medios y el fin que les justica), una frase usada por todo el mundo en estilo “maquiavélico” (hasta su apellido ha sido desfigurado) y cuya autoría no ha sido probada.

Con sus aciertos y obviamente también con sus posturas debatibles, fue Maquiavelo quien se atrevió a decir lo que a pocos les agrada. No fue un individuo sin moral, distinguió una moral religiosa de una moral cívica en bien de la Ciudad Estado, lo cual ha sido mal empleado muchas veces. Maquiavelo observa y escribe, no obliga a actuar, será cada gobernante y cada pueblo quienes tomen las decisiones ¿o es que culparán a un hombre muerto hace ya casi 500 años?
Acusado de adiestrar a los conspiradores con intereses subalternos ¿se puede ser conspirador y decirlo abiertamente? Cuidémonos más de aquellos que se esconden entre sombras y de los hipócritas; y no tanto de aquellos que nos dejaron parte de Ciencia en este agreste terreno de la Política (con mayúscula).

“De estatura media, figura delgada, con ojos brillantes, cabello oscuro, cabeza más bien pequeña, nariz ligeramente aquilina, labios apretados: todo denunciaba en él al observador y al pensador muy agudo, pero no al hombre capaz de ejercer gran influencia sobre los demás. No podía evitar fácilmente la expresión sarcástica que de continuo le andaba por los labios y los ojos centelleantes y que le daba el aspecto de un calculador frío y sagaz; al paso que, ello no obstante, estaba dominado a menudo por su formidable imaginación, a veces arrastrado de súbito por ella en medida propia de los visionarios más fantásticos. Entregóse a servir lealmente a la República con todo el entusiasmo de un viejo republicano de la Antigüedad, inspirado por los recuerdos de Roma pagana y republicana […] Dedicaba sus horas de ocio a leer, a conversar y a los placeres corrientes de la vida” (Villari, Pasquale. Maquiavelo su vida y su tiempo. Barcelona: Ediciones Grijalbo, 1965, p.14-15).

 

Nicolás Maquiavelo

Imagen: Escuelapedia


DESDE BERLIN

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Han pasado ya 50 años desde que la Fundación alemana Konrad Adenauer empezó a promover la cooperación internacional, específicamente en Chile y Venezuela, luego se sumaría Perú. Actualmente la Fundación tiene proyectos en más de 120 países, promoviendo el desarrollo integral de la persona humana, la economía social de mercado, el trabajo digno, y la construcción del bien común. Todo ello tomando como base ideológica al socialcristianismo.

Se trata de una fundación política, las diversas actividades que desarrolla alrededor del mundo son financiadas a través de los recursos del Estado Federal alemán. Alemania es un muy importante agente en la mejora de las condiciones de vida de la población de nuestros países ¿qué hace el gobierno peruano por aprovechar a este aliado? ¿Qué hacen los Gobiernos Regionales y Locales?

La Fundación invitó a una delegación peruana a la ciudad de Berlín para que se haga presente en este evento jubilar, yo soy parte de dicha delegación. También asisten jóvenes venezolanos y chilenos. Ha sido una grata experiencia poder conocer, desde dentro, la historia y el sistema político alemán, conversando con parlamentarios y académicos. Muchas ideas han surgido que habrá que buscar aplicar.

Durante el evento central he podido escuchar al Ministro Federal de Relaciones Exteriores de Alemania, Guido Westerwelle, quien mencionó la necesidad de seguir cooperando para superar la situación de pobreza extrema que afrontan otros países. Llamó enormemente mi atención la mención expresa que hizo el Ministro exhortando a todas las fundaciones políticas a acercar cada vez más a los jóvenes hacia la política, capacitándolos adecuadamente para cuando les toque dirigir los rumbos de sus naciones. Tal declaración valió el sentido aplauso de todos los asistentes ¿qué estamos haciendo para capitalizar de modo institucional esta oportunidad?

He encontrado en Alemania, y de modo particular en Berlín, una tierra histórica, que ha sabido superar la marca de las dictaduras del pasado, que ha logrado desarrollar un gran sistema de instituciones que conducen la vida política del país de modo transparente, y que hoy mira hacia el Perú para ser un mayor socio. Señores gobernantes y miembros de la sociedad civil organizada, tenemos un camino por recorrer.

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