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¿LA FIESTA DE LOS CORRUPTOS?

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¿Todos son corruptos? ¿Cuánto más soportará el país? ¿Qué pasará con las investigaciones? Son algunas de las tantas preguntas que deambulan hoy en la mente de los peruanos. El fenómeno de la corrupción nos viene ganando la batalla, desde el Gobierno Nacional hasta los Gobiernos Regionales y Locales pareciera que la peste avanza sin un punto claro de inflexión para controlar el robo, el aprovechamiento de puestos públicos, los sobornos  y la consabida práctica del que muy pocas veces o nunca se encuentren responsables claros para ser sancionados.

Hoy por hoy, malos funcionarios (de esos que abundan, también en este territorio de Lambayeque) quieren hacernos creer que el país va muy bien, que sus indicadores macroeconómicos son estables y que el progreso va llegando paso a paso a más hogares ¿es cierto aquello? Pregúntese y medite usted mismo.

Nuestro “progreso” se ve seriamente opacado por el avance de la corrupción, algo que así señalan los informes de Transparencia Internacional. Esta organización elabora anualmente el Índice de Percepción de la Corrupción, donde cien (100) puntos es ausencia de corrupción y más cerca a cero (0) es más corrupto. De un total de 166 países evaluados, éstos son los resultados para Perú en los últimos años:

AÑO

PUNTAJE

(más cerca al 0 = más corrupto)

PUESTO

2011

38 puntos 83
2015 36 puntos

88

2016 35 puntos

101

 

Es más que notorio nuestro mal desempeño. Hemos caído en puntaje y hemos descendido en los puestos (ahora somos el vergonzoso país N° 101 de un total de 166). Es decir en los últimos años ¿qué hicimos para combatir la corrupción? Empeoramos. No es coincidencia que nuestros ex Presidentes: Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala estén investigados en el último mega escándalo Odebrecht, algo que supimos no gracias a nuestro sistema judicial o anticorrupción nacional sino cuando el problema fue detectado en los Estados Unidos y la empresa se decidió a colaborar con el Departamento de Justicia de ese país. Si el escándalo no hubiese estallado allá ¿se hubiese remecido el país aquí? ¿Hubiese llegado al punto de tener orden de prisión preventiva un ex Presidente? ¿Funciona nuestro sistema anticorrupción? Comisiones van y vienen, informes se hacen ¿pero se cumplen?

Espero realmente que caigan todos los implicados, aunque algunos de sus ciegos partidarios traten de salvar a malos funcionarios. En una democracia real nadie debe tener coronas a la hora de enfrentar responsabilidades.

Pero esta plaga no es nada nueva, y tampoco nació con la gran corruptela mafiosa de tiempo del ex Presidente Fujimori y el asesor Montesinos (junto a muchos otros aduladores que les rodearon y se beneficiaron), esto tiene raíces más profundas. Uno de los mejores trabajos sobre la materia es el de Alfonso Quiroz Norris (+) titulado “Historia de la corrupción en el Perú”, libro que invito a todos a leer y releer. Los nombres de algunos hoy investigados ya aparecen ahí, pero sus prácticas son de mayor data. Hoy se habla del financiamiento dudoso de muchos candidatos de izquierdas y derechas (porque la corrupción ha alcanzado a todos) que hicieron campaña con dinero de las empresas que luego serían beneficiadas. Quiroz encuentra documentación al respecto, así en el siglo XIX sobre nuestro político Nicolás de Piérola:

“el adelanto de mil libras a Moncloe [nombre clave de Nicolás de Piérola, descifrado en claves de archivo] que autorizamos […] lo hicimos en vista de los muchos servicios que hemos recibido hasta ahora de sus manos, y en general consideramos que no sería buena política rehusarle este monto, siendo él líder de un partido político grande, y que puede que vuelva en el futuro a ocupar el primer plano”.

Y así fue, Piérola volvió a ser Presidente del Perú ¿nos resulta familiar?

¿El tiempo pasado fue mejor? Difícilmente. Lo más probable es que tan acostumbrados a una visión histórica limitada, olvidamos lo que ocurrió antes. La corrupción no es una práctica de las últimas décadas, es de mucho atrás, tal vez tan lejana llegando hasta nuestro idealizado mundo prehispánico (de señores enterrados) y a las páginas cargadas de personajes históricos tratados con bondad por el simple hecho de haber ocupado altos cargos (el libro de Quiroz presenta en redes de corrupción hasta próceres, también locales). La corrupción está presente siempre y en todas las sociedades, la gran pregunta es ¿qué hacen las sociedades para defenderse de esta enfermedad? Algunas detectan y sancionan a tiempo. En el caso de nuestra sociedad peruana, la respuesta no es nada clara ni contundente.

En el Perú, ni en el departamento de Lambayeque, ni en esta ciudad de Chiclayo se tiene claro ¿qué hace la sociedad por ser mejor? Somos muy proclives a señalar y escandalizarnos por las denuncias en la esfera pública gubernamental, pero ¿y la corrupción del día a día? Esa corrupción del soborno al policía, el regalo al funcionario público para que agilice el trámite, esa corrupción de hablar a media voz por “lealtad” institucional (concepto tan mal empleado) ¿o será más bien callarse para evitarse problemas? Esos son los pactos cotidianos, las alianzas, la asociación con la corrupción de la que no que queremos hablar.

Vemos esas prácticas ante nosotros, en nuestras oficinas, en nuestros trabajos ¿y qué hacemos? ¿Ser silenciosos cómplices? Cien veces es preferible perderlo todo, a ser uno más de los cabizbajos aduladores mediocres que deambulan como sombras por nuestras instituciones públicas y privadas.

 

¿Qué podría pasar ahora?

Pues, son varios los riesgos que corremos. En primer lugar, que las investigaciones sean más de lo mismo. Mucho de “operativo”, noticias, rumores y habladas; pero nunca llegar a sentencias firmes y correctas ¿tendremos que vivir acostumbrados a que los casos prescriban a falta de celeridad? La burla de la injusticia sólo consagra la impunidad en este país.

En segundo lugar, los hoy llamados “investigados” podrían esperar, dar tiempo, que los temas se diluyan. Mejor dicho, que se dispare a otros, a los que fueron “mandos medios” (ya vimos cómo algunos de los funcionarios detenidos en el caso Odebrecht, han empezado a cambiar de versiones, incluso se han retractado de ser “colaboradores eficaces” ¿qué les hace cambiar de idea? ¿Qué les presiona o qué se negocia? Y así, dando tiempo al tiempo, volver “triunfales” cuando la gente haya olvidado (muy propio de los connacionales y la limitada mirada histórica). Es que ¿resucitarán los políticos hoy investigados? ¿Seguirán sintiéndonos eternos candidatos y dueños de los partidos políticos?

En tercer lugar, no faltará quienes quieran sacar ventaja de la situación. Y aquí es donde aparecen los “nuevos mesías”, aquellos que van a luchar (en sus altisonantes discursos) contra todos los males del país, especialmente contra la corrupción, pero ¿cómo lo harán? Tal vez ni ellos mismos lo saben, azuzan, se movilizan, pero las ideas les escasean. Son construcciones del momento, alianzas vagas, llamados al pueblo, muy mediáticos algunos (pocas veces se conoce quienes los subvencionan y no son claros en sus cuentas). Hay que tener cuidado con esos “mesías” que aparecen casi de la nada, de aventura en aventura.

 

¿Creen que he sido demasiado pesimista? No lo creo. Es necesario hurgar en la herida para que el enfermo reaccione y se decida a sanar. Somos una sociedad enferma, por falta de CIUDADANÍA.

Escribo estas líneas sin endulzarle la historia a nadie. El Perú, Lambayeque y Chiclayo están enfermos. Vamos de golpe en golpe sin reaccionar de verdad, todo queda limitado al escándalo del momento. Digo todo esto, no sin dejar de señalar que en más de una ocasión hemos buscado proponer y corregir con fundamentos aquellos males que debilitan la vida en comunidad: la desidia institucional, la apatía de la gente, el mero griterío sin propuesta concreta, o la falsa adulación de unos solapando los grandes errores de otros.

En 2013 fuimos parte del entonces Movimiento Cívico de Chiclayo, conglomerado de instituciones que buscaron hacer frente a la corruptela y caos que vivía nuestra ciudad. Así se organizó una multitudinaria marcha el 1 de marzo de 2013. En algún video de los preparativos ha de estar registrado el momento en el cual señalaba que lo importante era mantener la unidad, pues ¿qué pasaría luego de la marcha? Propusimos así que se organicen Mesas de Trabajo abordando entre los ejes la gobernabilidad, los proyectos para la ciudad (como el aún deficiente saneamiento básico), la transparencia, etcétera. Integrando por rubros a las distintas organizaciones: los gremios empresariales, universidades, Colegios Profesionales, colectivos ciudadanos, medios de comunicación; cada uno según su experiencia en una Mesa. Se lograron armar, pero no resistieron para darle continuidad y todo se perdió ¿es que acaso no estamos preparados para trabajar unidos en determinado tema? ¿Aún son muy pocos los que brindan su tiempo sin recibir ninguna compensación económica y sólo la satisfacción de no vivir en una aldea sin rumbo?

Lambayeque tiene tantas universidades, tantos Colegios Profesionales, gremios empresariales y un largo etcétera. Pero las últimas lluvias han puesto en evidencia la debilidad de todos, como siempre la reacción llega solamente luego del desastre. E incluso así, ya en medio del pantano ¿qué vemos? Pobladores contentos caminando por las calles, comiendo muy a voluntad en los elegantes restaurantes del centro de la ciudad donde precisamente aún los desagües siguen reventando ¿ese es el buen modo de vivir? Pareciera que libremente cada quien se busca su malestar. Ni siquiera las empresas de la ciudad se han preocupado por limpiar el tramo de vereda que les corresponde, con lo cual los pantanos de ayer son hoy torbellinos de tierra fétida ¿y así progresamos?

¿Por qué sacar a colación todo ello? Pues por la sencilla razón que el camino del atraso es la fuerza de la costumbre, y estas ciudades se están (mal) acostumbrando a vivir así. Ya sabemos de la lentitud e inoperancia de las autoridades, pero ¿qué están haciendo el resto de ciudadanos por vivir mejor aunque sea en su barrio?

Las autoridades viven perdidas en “su micro mundo”, aunque no faltarán algunos que trabajan bajo esas gestiones y que intentan ocultar los desaciertos. Craso error. Olvidan todos esos funcionarios que ellos no trabajan para la “gestión de fulano o mengano”, ellos trabajan para la población, son nuestros servidores públicos, no maquilladores del trabajo u omisión de las autoridades de turno. En plena emergencia, se espera para reaccionar, se espera a la llegada breve del Presidente de la República y eso se ve como un “gran logro” ¿cuántos Alcaldes y autoridades del Gobierno Regional han estado participando de reuniones en los respectivos Centros de Operaciones de Emergencia antes de las lluvias? ¿Cuántos han considerado o reclamado por drenajes pluviales en los proyectos que realizan? ¿Cuántos consideraron fenómenos climáticos en sus Planes de Gobierno? Sobran las respuestas ¿y ahora se nos quiere hacer creer que todo marcha bien? Como siempre esta ciudad se sentará a esperar. El sol seca la lluvia y el viento se lleva el polvo ¿eso es un plan de acción?

Todo ello tiene perfecta relación con las corruptelas, la costumbre del mal vivir es la puerta a la corrupción. Siendo tan conformista el individuo construye su propia permisividad y ahí nacen lemas como “que robe, con tal que haga obras” ¿así de fácil?

Se acostumbra el poblador a conseguir todo fácil en la vida, gracias al “contacto”, al amigo, al familiar, con el regalo de por medio o la tarjeta para el acomodo. Y el ciclo de la corrupción se reconstruye. Desde esa corrupción ministerial (donde se creen muy técnicos y acreditados) que daba luz verde a los expedientes dudosos para hacer obras de alcantarillado en los últimos años junto a malos funcionarios locales, hasta la corrupción del día a día, del compadre o del amigo ¿así queremos tener un mejor país?

 

¿Hay una esperanza? Puede que sí, sobre todo en la juventud. Pero una juventud realista, que no idolatre sino que reflexione, que no salga a las calles por el simple hecho de gritar algo (las marchas no cumplen su finalidad si no se lleva bajo el brazo una propuesta concreta, un cambio en tal o cual norma, una iniciativa legal, un proyecto; caso contrario sólo es indignación sin solución, o es simplemente servirle de soporte a alguien más) sino que construya y reforme desde cada uno de sus espacios con responsabilidad. No repitan los errores de los mayores, conózcanlos para enmendar a tiempo.

* Escrito de mi autoría, publicado como Representante de la Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia en el Perú. Semanario Expresión Nº 1000, febrero de 2017.

 

“Diogenes mit der Laterne auf dem Markt Menschen suchend” (Diógenes buscando un hombre honesto).
Obra de Jacob Jordaens, año 1642. 

“QUE LA PATRIA OS PREMIE”

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Hace poco se conmemoró un nuevo aniversario patrio, recordando un 28 de julio como la fecha en que Don José de San Martín pronunciaba la Independencia Nacional. Este momento histórico no rompió nuestras cadenas del imperio español, pues aún faltarían varios años más para vencer militarmente a las tropas realistas. El 28 de julio, desde el centro del poder virreinal, representa la solemne proclama para pelear, la proclama para no desviarnos de la ruta de la libertad.

El camino sería largo para conseguirnos una Patria, la cual no era ya la de Manco Capac ni la de Francisco Pizarro, sino un mestizaje de culturas.

El español Benito Pérez Galdós en sus Episodios Nacionales: Trafalgar, escribiría un bello pasaje con la noción de Patria, para ilustrarnos:

“Me representé a mi país como una inmensa tierra poblada de gentes, todos fraternalmente unidos; me representé la sociedad dividida en familias, en las cuales había esposas que mantener, hijos que educar, hacienda que conservar, honra que defender; me hice cargo de un pacto establecido entre tantos seres para ayudarse y sostenerse contra un ataque de fuera, y comprendí que por todos habían sido hechos aquellos barcos para defender la patria, es decir, el terreno en que ponían sus plantas, el surco regado con su sudor, la casa donde vivían sus ancianos padres, el huerto donde jugaban sus hijos, la colonia descubierta y conquistada por sus ascendientes, el puerto donde amarraban su embarcación fatigada del largo viaje; el almacén donde depositaban sus riquezas; la iglesia, sarcófago de sus mayores, habitáculo de sus santos y arca de sus creencias; la plaza, recinto de sus alegres pasatiempos; el hogar doméstico, cuyos antiguos muebles, transmitidos de generación en generación, parecen el símbolo de la perpetuidad de las naciones; la cocina, en cuyas paredes ahumadas parece que no se extingue nunca el eco de los cuentos con que las abuelas amansan la travesura e inquietud de los nietos; la calle, donde se ven desfilar caras amigas; el campo, el mar, el cielo; todo cuanto desde el nacer se asocia a nuestra existencia, desde el pesebre de un animal querido hasta el trono de reyes patriarcales; todos los objetos en que vive prolongándose nuestra alma, como si el propio cuerpo no le bastara […]”

Hace unos días en reunión con unos amigos argentinos y chilenos conversábamos sobre los personajes del proceso independentista de la América Española, como no recordar a don José de San Martín, a Bernardo O’Higgins, a Manuel Belgrano y tantos otros; todos ellos quienes pensaron precisamente en la “Patria grande”, como americanos libres. Como bien sentenciaba San Martín: “Libres o muertos, jamás esclavos”.

El mejor homenaje que se les puede hacer a estos notables hombres es conocer más a profundidad sus vidas, sus dilemas y cómo supieron sobreponerse a las dificultades para luchar por un ideal mayor, la libertad.

Recordaba así a don Manuel Belgrano, hombre de letras quien se hizo militar en la guerra de independencia. Fue Belgrano un verdadero adelantado para su época, un impulsor del trabajo agropecuario y de la necesidad de las escuelas públicas para brindarle oportunidades de desarrollo a la población. Hace eco en mi mente una de sus frases que pinta su carácter: “Mucho me falta para ser un verdadero padre de la Patria. Me contentaría con ser un buen hijo de ella”.

¿Esta frase tiene parangón actualmente? Aquellos hombres desinteresadamente entregaron sus patrimonios, la tranquilidad de sus familias, la seguridad de sus posiciones sociales, todo por legarnos un suelo libre ¿hemos sabido corresponder a su gesta?

En fechas como éstas solemos ver las banderas desde balcones y en lo alto de las viviendas, pero quienes cumplen con ello ¿se esfuerzan por ser mejores ciudadanos? La bandera no es elemento decorativo, la bandera nacional es símbolo de identidad, de la unidad de la Patria. De nada sirve izar una bandera si los peruanos entre sí no se sienten como un “nosotros” sino como un “ellos” y los “otros”.

San Martín conocía de las discriminaciones, por el color de la piel, por el dinero que cada quien lleva en los bolsillos o por el lugar de nacimiento, por ello el 27 de agosto del año 1821 expidió un importante Decreto señalando que:

“En adelante no se denominarían los aborígenes, Indios o Naturales: ellos son hijos y Ciudadanos del Perú, y con el nombre de Peruanos, deben ser conocidos”.

Prestemos atención a lo aquí anotado, una revisión de archivos del siglo XIX nos presenta la realidad de una sociedad dividida por orígenes, por castas, en donde el dinero y los compadrazgos también servían en parte para aminorar la exclusión. En ese tiempo las voces directas eran: “español”, “mestizo”, “indio”, “indio principal” (en alusión a la nobleza indígena, que también la hubo y se mantuvo), y muchas otras etiquetas usadas para ubicar a la población por sectores. Conociendo de ello, San Martín decidió que todos los indígenas sean llamados “peruanos”, quedaba claro entonces que la voz “peruano” ya podría ser usada para todos los nacidos en este suelo patrio. Sin embargo, en la práctica (y vuelvo a la revisión de los libros de registro del siglo XIX) dicho término sólo fue aplicado para los indígenas, es decir ¿los demás qué eran? Siguió usándose, para quienes no eran considerados indígenas, las categorías de “blanco”, “mestizo”, etcétera. La división en grupos poblaciones no se extinguió ¿cuántas de esas divisiones sociales permanecen en nuestras mentalidades? ¿Tan difícil es que todos simplemente seamos peruanos?

Veremos recorrer también en estas fechas los grandes paseos con la bandera, conducida por autoridades civiles y militares ¿en qué piensan al conducirla? La misión de toda autoridad es velar por los intereses de la población a la que representa, y no hacer mal uso del cargo que temporalmente se ostenta. Que mayor prueba de cumplimiento del deber y desapego por la figuración pública que la de José de San Martín quien, tal y como había anunciado, entregó su cargo de Protector del Perú en el momento en que quedó instalado nuestro primer Congreso Constituyente en el año 1822.

Hoy muchos dan batalla pero para aferrarse al poder, sin llegar a entender que es temporal, esa es la falta de vocación de servicio. Hay quienes se sienten “caudillos del pueblo”, hoy denominados “candidatos natos”, aquellos que siempre postularán a un puesto público, aquellos a quienes no les importa cambiar de tienda política cuantas veces sea necesario con tal de alcanzar una posición política. Erróneamente muchos de estos individuos se sienten salvadores de la Patria.

Don José de San Martín era, como buen líder (palabra tan venida a menos en el mundo político), muy exigente con la tropa a su cargo. Así, los granaderos del Ejército Libertador tenían un Código de Honor, entre los delitos por los cuales los oficiales serían expulsados de las filas del ejército se encontraba:

“Por cobardía en acción de guerra, en la que aún agachar la cabeza será reputado tal.

Por falta de integridad en el manejo de intereses, como no pagar a la tropa el dinero que se le haya suministrado para ella.

Por hablar mal de otro compañero con personas u oficiales de otros cuerpos”.

El honor fue la divisa de muchos de estos hombres a quienes les debemos el esfuerzo por entregarnos una Patria, nuestro pago es la responsabilidad de engrandecerla. Ningún desfile o izamiento importaría si ello no lo tenemos muy en claro.

Les invito a meditar una última frase del Generalísimo José de San Martín, pronunciada antes de partir con las tropas en camino hacia nuestro país en 1820: “Os ruego que aprendáis a distinguir los que trabajan por nuestra salud, de los que meditan nuestra ruina”.

¿Habremos aprendido a distinguir o viviremos en espejismos?

* Escrito de mi autoría, publicado en El Dominical de La Industria. Año XLI. Nº 2022. 09 de agosto de 2015.

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“Luchadores de la Independencia”, mural de Teodoro Núñez Ureta.


PERU: ¿POR QUE NUESTRA DEMOCRACIA NO MADURA?

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Intentar responder a esta interrogante bien puede llevarnos a interminables nuevas preguntas e intentos de respuestas. Si bien nuestra democracia no es tan débil al punto de estar bajo la amenaza de golpe de Estado (como los tantos que ya ha habido en nuestra historia republicana), sí es débil para ser asumida como parte de nuestra cultura política, es decir, nuestra democracia es débil porque aún no la hemos internalizado como ciudadanos. Vale decir, no nos hemos familiarizado plenamente con las reglas del juego democrático.

Según cifras del Latinobarómetro del año 2014 (muestreo de los países latinoamericanos), en el caso del Perú tan sólo un 55.8% manifestó su apoyo al sistema democrático. Cifra preocupante, el descrédito hacia las burocracias y hacia las autoridades ha hecho que se afecte la credibilidad de las instituciones de la democracia; por eso hay quienes manifiestan que sí puede haber democracia sin Congreso de la República, malos Congresistas (electos por nosotros mismos) han afectado la estabilidad de un Poder del Estado.

Como dijo Winston Churchill: “La democracia es la peor forma de gobernar excepto todas las demás formas que de tanto en tanto se han probado”, la democracia nos garantiza libertades asentadas en el respeto a la ley ¿acaso les gustaría ver restringidas sus libertades bajo una dictadura o un autoritarismo?

Mantener y afianzar la democracia requiere el compromiso de los individuos de una sociedad, se trata también de un cambio de actitudes para fortalecer el sistema. A continuación presentaré algunos puntos que impiden la madurez de nuestra democracia, y en los cuales de seguro también tenemos responsabilidad.

 

  1. “Regístrese, comuníquese, publíquese y archívese”

Consabida fórmula utilizada para finalizar textos legales ¿pero, se cumple?

En primer lugar, causa asombro que hoy en día con más asesores legales en las entidades públicas, la calidad de las normas haya decaído. Como aficionado a la historia he revisado legislación de vieja data y encuentro un mayor sentido de la lógica, a comparación con los textos actuales. En el siglo XIX no había tantas escuelas de leyes, pero tal parece que sí había más sentido común.

Pondré un ejemplo muy sencillo, artículo 37º de la Ley Orgánica de Municipalidades del año 1834: “En el caso de resultar que alguno o algunos individuos de las juntas [municipalidades] hayan malversado los fondos municipalidades, el jefe político usando de la facultad coactiva, hará que reintegren prorrata la cantidad en que aparecieren descubiertos, sin perjuicio de la causa que les mandará seguir”.

No se trata de emular los tiempos del pasado como los reaccionarios, pero sí causa extrañeza que hoy en día con tantos instrumentos legales no se pueda ser más claro y enfático para sancionar, por ejemplo, la corrupción. Nuestra actual Ley Orgánica de Municipalidades Nº 27972 (del año 2003) en ningún punto considera lo que acabamos de referir (en norma del año 1834); quien defrauda el dinero público debe devolverlo de su patrimonio, además de afrontar el proceso legal respectivo. Ahora, con Órganos de Control Institucional (OCI), Contraloría General de la República, Ministerio Público y Poder Judicial, la marcha para capturar y sancionar de modo ejemplar el delito de los funcionarios públicos se nos muestra mucho más lenta, ese debilita nuestra democracia. En el individuo queda la desazón y la idea de que las leyes actuales (mal elaboradas y enrevesadas) no importan.

Tenemos muchas leyes, pero la mayoría de éstas no señala qué ocurre si no se cumplen. Ello es una omisión absurda. Por eso, como suelo señalar, es un país “legalista pero no legal”.

Llama la atención también que en este tiempo de tecnologías de la información no se logre una mejor comunicación ¿se conocen las leyes, decretos, ordenanzas que diariamente se van aprobando? Es cierto que hay dejadez por parte de la población, y dejadez de los medios de comunicación para llegar a resumir hábilmente los debates y normativas; pero tampoco las entidades gubernamentales acercan sus marcos legales a la población, no basta con la obligatoria publicación en el Diario Oficial El Peruano. Sólo por ejemplificar ¿por qué no difundir mediante una secuencia radial las Ordenanzas Regionales y Municipales?

Nuestra democracia es débil porque las leyes no se cumplen y porque dichas leyes tampoco son conocidas, y no hay interés en acercarse a éstas. Es ahí donde empieza a romperse el “Estado de Derecho” que es pilar de toda democracia.

 

  1. ¿Respeto por la ley?

Quiero continuar con el punto de análisis sobre la ley; ya que en las democracias estables el gobierno es de las leyes y no de los hombres, vale decir, el sistema funciona sin verse afectado por posiciones antojadizas del gobernante de turno.

Desde que nacimos a la vida independiente, la mayoría de nuestras Constituciones Políticas han sido factura de golpes de Estado. Bastaba con que uno de nuestros tantos caudillos se creyera con el supremo derecho de ser el adecuado para regir los destinos de la Patria, sumándose algunas voluntades (en su mayoría cómplices avorazados por aprovecharse del poder político) y utilizando a la población, vista como pueblo informe, como “masa”. Luego de dar el golpe de Estado, el nuevo gobierno buscaba establecer su propio marco normativo, su propia Constitución Política. El texto se convierte así en un pacto temporal para legitimar al caudillo de turno; y no en una garantía de respeto hacia la vida republicana.

Sin ir muy lejos en el tiempo, recientemente vivimos la “reinterpretación” de las normas vigentes. Nuestros Alcaldes electos hicieron su juramento a como mejor les pareció, juraron a sus cargos antes quienes se les antojó, así unos juraron ante sus familiares, otros ante Párrocos, otros ante quien piensan que es autoridad de más rango (lo cual es una idea errada), y un largo etcétera. Siempre habrá quien pretenda reinterpretar la ley, pues como sentencia el triste aforismo “hecha la ley, hecha la trampa”. Si las autoridades hacen ello, ante un suceso tan simple como juramentar a sus cargos ¿qué se podrá esperar de sus actos de gobierno posteriores?

Se ha demostrado cuán “eficaces” somos para acomodar las normas a beneficio, para aprobar normas poco claras, con vacíos; en algunos casos por torpeza y en otros casos para aprovechar luego el escenario de incertidumbre.

 

  1. La eterna búsqueda del “mesías político” y la falta de visión

Nuestra democracia no termina de madurar, y está aún a buena distancia de su mayoría de edad, debido a que no hemos aprendido que un solo individuo no podrá “salvar” a la Patria, ni al país, ni al departamento, ni a la ciudad. Pero, neciamente seguimos buscando a este “mesías”.

En campañas electorales todos ponen su atención sobre el candidato a Presidente de la República (hoy se habla ya de candidaturas presidenciales sin antes haber cumplido con la democracia interna, ya están en campaña los caudillos de siempre sin respetar ni la previa voz de las bases de sus grupos políticos), o sobre el candidato a Presidente de Gobierno Regional (absurdamente llamado hoy “Gobernador Regional”, lo cual es otra de nuestras abominaciones legales pues ya existía un cargo con esa misma denominación), o en el Alcalde ¿y los demás integrantes de la fórmula postulante? ¿Es que acaso un solo hombre resolverá los problemas de la comunidad?

Se equivocan aquellos que, por ejemplo, piensan que el Alcalde es la máxima autoridad de una provincia o distrito, pues la máxima instancia es el Concejo Municipal. Con Regidores esclarecidos en su función se tendrían más propuestas y fiscalización, y menos caudillismos locales. Pero tener mejores autoridades, implica tener mejores votantes, mayor compromiso a la hora de decidir por quien sufragar y no tomar los destinos de la colectividad al azar o al regalo recibido en campaña.

Los políticos no son santos y difícilmente lo serán; no obstante, parece que se siguiera buscando a un santo iluminado para que gobierne, y a fin de cuentas termina sentándose en el “trono” (que la misma población ha creado al endiosar a las autoridades) simplemente el “menos malo”. Muchos de esos “menos malos” llegan a enceguecerse a tal punto que se consideran a sí mismos indispensables, y he ahí el fenómeno de la búsqueda permanente de la reelección.

Ya casi nada asombra en nuestra realidad, pero siempre cabe hacerme el sorprendido una vez más. Ahora, en la directiva de la Asociación de Municipalidades del Perú (AMPE) han tenido la idea de presentar un Proyecto de Ley para frenar la norma que les impide reelegirse como Alcaldes ¿por qué? Seguro señalarán “es que en 4 años no se pueden terminar todas las obras proyectadas” ¿y eso qué? ¿Acaso no puede haber alguien igual de capaz para continuar las obras? ¿Acaso el grupo político no tiene alguien más como “ser pensante” para postularlo? Me apena que haya quienes avalan la idea de una “eterna” autoridad pues eso quiere decir que ustedes mismos no son capaces ¿en dichos grupos políticos no hay más cerebros? Con razón vamos mal.

No cansados con ello, en la AMPE también pretenden elevar el sueldo de los Alcaldes ¿será para hacer mejor su tarea? En ese caso necesitarán sueldos millonarios porque hasta ahora no da muchas luces la gran mayoría. Tienen la gran “iniciativa” de presentar esas ideas, mientras que la inseguridad sigue campeando en todo el país ¿por qué no presentan un Proyecto de Ley sobre la Seguridad Ciudadana? Por ello es que la democracia no se fortalece, porque quienes están en la primera línea de acción, las autoridades, adolecen de visión, de criterio lógico y les falla la visión de conjunta. Únanse para dar pelea por los problemas que realmente aquejan a la población. Pero, nuevamente los electores son los responsables, y también quienes permitimos que algunos hagan lo que mejor les parezca equivocadamente al gobernar.

Finalmente, ¿por qué la democracia peruana no madura? Porque sencillamente muchos siguen pensando como súbditos, adulando a las autoridades, haciéndoles llegar obsequios por el simple hecho de ¡cumplir con su trabajo! ¿Cómo es eso posible? Hay demasiados súbditos, sin embargo, se animan a protestar cuando los intereses individuales se ven amenazados, y la mayoría de veces la gran protesta es violenta ¿eso es democracia? Hay que levantar la voz a tiempo, pero hay que cuestionar y proponer; lo hemos dicho siempre. Mientras no lleguemos a ello, seguiremos en una democracia cual barco a la deriva.

Que un nuevo aniversario nacional nos haga ser más reflexivos y nos lleve a madurar, empezando por nuestras actitudes personales para con la democracia, sólo así daremos el salto para cambiar una sociedad. Empecemos por nosotros mismos siendo mejores ciudadanos, que ese sea el regalo a la Patria.

* Escrito de mi autoría, publicado en Semanario Expresión Nº 921-922 / Especial de Fiestas Patrias. 24 de julio de 2015.

 

ensor01a“Intriga” (1911). Obra de James Ensor.


 

DEBERES SAGRADOS QUE CUMPLIR: DIA DE LA BANDERA

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* Discurso pronunciado el día 5 de junio del 2015 en el Patio de Honor del Colegio Manuel Pardo de Chiclayo, invitado como ex alumno.

 

A las 5:30 de la mañana de aquel 7 de junio del año de 1880 se iniciaba en Arica la epopeya del Morro, un suceso de nuestra historia trascendente en el tiempo y que todos conocemos desde nuestros primeros años en las aulas, pero ¿nos hemos detenido realmente a reflexionar sobre lo que encierra la efeméride que cada año recordamos? Es para mí una satisfacción tener a cargo el discurso en este mismo patio en el que 13 años atrás fui un estudiante como ustedes.

A querido el calendario reunirnos este viernes 5 de junio para recordar el “Día de la bandera”, en esta perfecta formación para meditar en lo ocurrido hace 135 años, pero más aún para redescubrir lo que la gesta del Morro de Arica significa el día de hoy. No es un capricho que esta ceremonia en nuestro querido Colegio Manuel Pardo se realicé un 5 de junio, precisamente el mismo día en que el Coronel Francisco Bolognesi respondió al oficial chileno Juan de la Cruz Salvo las palabras que han quedado grabadas en la mente de todo peruano: “Tengo deberes sagrados que cumplir”, dejando muy clara su determinación a no rendirse y permanecer en la defensa de la plaza de Arica, junto a los oficiales y soldados a su cargo. En aquella jornada bélica el plan era llegado el momento hacer estallar todo el Morro, pero las minas no lograron detonarse; y, aunque sabiéndose superados en número de combatientes, aquellos hombres no dejaron de cumplir con su deber, defender su posición y con ello a la Patria.

Recordemos en este día la figura de un Francisco Bolognesi, Coronel en situación de retiro quien a los 62 años de edad, conociendo del estallido de la guerra, decide reincorporarse al Ejército peruano. Recordemos a un Alfonso Ugarte, de quien tenemos en mente el salto del Morro con la bandera en sus manos para evitar caiga en manos del adversario, pero también recordemos que la figura de Ugarte es la de un civil, un acaudalado comerciante, que no se evade en la grave situación que vivía el país, sino que por el contrario se enrola y con su propio dinero decide armar soldados.

Bolognesi, Ugarte, y tantos otros peruanos pudieron en el momento crítico simplemente responder “esta guerra no es para mí”, pero no lo hicieron; junto a tantos civiles que se presentaron en los campos de batalla. Ello es lo que vuelve a dichos hombres héroes, el hecho de que pese a conocer el peligro y las grandes dificultades deciden entregarse a una causa mayor, la defensa de su Nación.

Esa Nación de la que cada uno de nosotros, presentes esta mañana, hacemos también parte y que hoy en día nos lleva a nuevas batallas, ya no en campos minados o al sonido de compases militares, ni frente a un ejército extranjero; sino en batallas dentro de nuestras mismas ciudades. Es la batalla por el ejercicio pleno de la ciudadanía, es la batalla por el compromiso cívico de construir un mejor presente. Ser ciudadano no sólo representa exigir derechos y protestar por ellos, lo cual dentro de los cauces democráticos es perfectamente válido y necesario, mas nunca olvidemos que ser ciudadano también encierra cumplir deberes para con nuestra comunidad política, para con nuestra ciudad y el país ¿hemos llegado a ese nivel de compromiso?

La Patria no es únicamente la expresión de la culinaria, de las acciones en el deporte, o poner una mano al pecho, la Patria encierra compromiso que se demuestra en el respeto a sus símbolos, respeto de la bandera nacional, pero no como un emblema únicamente de la historia pasada sino como el símbolo que demanda concretas acciones de parte de nosotros en el presente. Esta comunidad, de la que me honro en ser parte, tiene también “deberes sagrados que cumplir” y responsabilidades que honrar. Docentes y alumnos tienen que ser ejemplo de vida cívica en su entorno, sino de nada nos bastará izar nuestra bandera. Hoy las batallas se libran contra la corrupción que aparece en los distintos espacios de nuestra vida cotidiana, se libra contra la injusticia de no dar a cada quien lo que le corresponde, se libra contra la desigualdad de oportunidades y las exclusiones para alcanzar una mejor calidad de vida. Como comunidad manuelpardina y vicentina tenemos también nosotros el deber sagrado que cumplir de encarar esas situaciones donde se presenten.

Me dirijo de modo especial a nuestros estudiantes, próximos a emprender nuevos caminos, nunca olviden que su formación debe hermanar la teoría y la praxis, y que todo lo aprendido demanda de ustedes una aplicación en el espacio social en el que se encuentren; nunca evadir los problemas, sino por el contrario hacerles frente pues están formados para ello. Recordar por lo tanto siempre que ustedes son responsables y artífices del esperado bien común.

Tal y como nos enseñó un célebre maestro universitario, Luis Jaime Cisneros: “El Perú es también la suma de todo aquello que aún no hemos conseguido”. Es pues de todos nosotros esa tarea.

 

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Desfile en el Colegio Manuel Pardo, 5 de junio del 2015.


EL CRISTIANO COMO AGENTE DE CAMBIO DE SU SOCIEDAD

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Somos cristianos porque somos hijos de Dios y seguidores de Cristo, como tales, en comunidad de bautizados formamos parte de la Iglesia; precisamente la voz Iglesia proviene del griego ecclesia que significa Asamblea. En el pasado griego ser parte de la Asamblea era actuar en la vida de la comunidad y decidir sus destinos, ahí interactuaban los ciudadanos; no participaban los desterrados por ostracismo, sanción que se imponía a quienes habían actuado contra la polis, contra la comunidad abusando de su poder, el exilio de esos individuos era el resguardo contra la tiranía.

Cabe la pregunta ¿nuestra Asamblea eclesial cómo se articula hoy en día con la comunidad política? Muchos lectores pueden estarse preguntando ¿puede la Iglesia hacer vida política? La respuesta es afirmativa siempre y cuando tengamos muy en claro el significado mismo de la palabra política. Concretamente la política es la búsqueda del bien común, desde todos los espacios en los que nos encontremos, vale decir, hablar de política no es prerrogativa exclusiva de un gobierno determinado, ni de un municipio, ni de un partido político o un individuo en particular que se diga político. Todos ellos son partes de la política, pero ésta es mucho más amplia y nos concierne a todos, en tanto somos integrantes de una comunidad. El compromiso de los cristianos en dicha comunidad es doble, y no pueden simplemente ponerse al margen de ello, el Evangelio tiene que iluminar el camino de las acciones que emprendemos en nuestra vida no sólo de modo individual sino también en comunidad. Lamentablemente muchos laicos y pastores parece que le tienen miedo a la palabra “política”.

Lo que aquí señalo tiene el amplio respaldo de los tantos documentos, que guiados por el Evangelio, sucesivos Papas y Obispos han sabido comunicarnos. Así llamamos Doctrina Social a la orientación de la Iglesia, guiada por las Escrituras y la tradición para enfocar los numerosos problemas del mundo contemporáneo buscando soluciones. La Iglesia no es una institución anquilosada en el tiempo, por el contrario entra en el diálogo y debate de los problemas actuales. Los cierto es que muchos cristianos desconocemos parte de estos temas por descuido o porque no han sabido ser transmitidos a la feligresía, pareciera que algunos escogieran qué documentos no mencionar ¿por qué sentirnos incómodos ante textos de nuestra propia Iglesia?

La Iglesia sí está llamada a actuar en política, pero no favoreciendo a un bando determinado, sino ubicándose en un “justo medio” amparada en la Verdad Revelada. Se equivocan aquellos que piensan en un Iglesia estática únicamente en los ritos, se equivocan también quienes quieren recluir su cristianismo en las paredes de los templos, hay que exteriorizarlo no para imponer sino para convencer buscando hacer de esa vida comunitaria un signo de cristianismo.

Al respecto el Papa Juan Pablo II, en el año 1991 publicó su Carta Encíclica Centesimus Annus, conmemorando el centenario de otra importante Encíclica la Rerum Novarum (“De los cambios políticos”) escrita en 1891 por el Papa León XIII en un tiempo en el que el socialismo formaba ya sus grupos políticos y se discutía la lucha de clases frente a los capitalistas ¿la Iglesia iba a quedarse inerme ante un escenario de violencia y de severas injusticias sociales? Cuestionando el actuar de unos y otros, la Iglesia a través del Papado habló. De igual modo lo hizo Juan Pablo II en 1991 al referirse a la relación entre la Iglesia y la política:

“La Iglesia aprecia el sistema de la democracia, en la medida en que asegura la participación de los ciudadanos en las opciones políticas y garantiza a los gobernados la posibilidad de elegir y controlar a sus propios gobernantes, o bien la de sustituirlos oportunamente de manera pacífica. Por esto mismo, no puede favorecer la formación de grupos dirigentes restringidos que, por intereses particulares o por motivos ideológicos, usurpan el poder del Estado” (Carta Encíclica Centesimus Annus, 1991, 46).

La voz de los pastores fuerte y clara, sobre todo cuando los más graves problemas lo demandan, es un aliciente para la feligresía. De visita en la ciudad de Arica, amigos chilenos me obsequiaron un documento publicado por su Conferencia Episcopal, al respecto el texto se manifiesta sobre la situación de inequidad y exclusiones de su sociedad pues guardar silencio ante ello sería traicionar el mensaje evangélico:

“El barrio en que vivimos, el colegio y la universidad en que estudiamos, las redes sociales que tenemos, el apellido que heredamos, distorsionan radicalmente lo que en teoría debería ser un escenario donde todos tengamos las mismas oportunidades. La partida desigual y la competencia descontrolada no hacen sino ampliar la brecha cuando se llega a la meta. El resultado final es que nos encontramos en un país marcado por la inequidad” (Conferencia Episcopal de Chile, Humanizar y compartir con equidad el desarrollo de Chile, 2012, p. 31).

Este documento en el caso del episcopado chileno, entre tanto otros que podríamos citar, es sin duda una herramienta de impulso para el trabajo de los laicos, renovando el compromiso por una sociedad más justa.

Ese trabajo eclesial no puede olvidar que la única opción es Cristo y los pobres. Si queremos una sociedad más justa, necesitamos una Iglesia más justa, y aquí estamos inmiscuidos todos los bautizados. Sólo por poner un ejemplo ¿cómo reclamar mejoras nacionales si a quienes trabajan en nuestro hogar les pagamos menos de lo debido? ¿Cómo presentarnos así a la celebración dominical? La Iglesia requiere de nuestro compromiso como fieles, y a la vez requiere de pastores que sepan conducir a esa feligresía, que sean auténticos líderes cristianos de sus comunidades, no en rebeldía sino manifestándose con claridad ante las injusticias. Juntos, fieles y sacerdotes, como una misma comunidad religiosa, empezaremos a generar los cambios preocupándonos por el prójimo:

“Aunque se deban a todos, los presbíteros tienen encomendados a sí de una manera especial a los pobres y a los más débiles, a quienes el Señor se presenta asociado, y cuya evangelización se da como prueba de la obra mesiánica. También se atenderá con diligencia especial a los jóvenes y a los cónyuges y padres de familia. Es de desear que éstos se reúnan en grupos amistosos para ayudarse mutuamente a vivir con más facilidad y plenitud su vida cristiana, penosa en muchas ocasiones” (Concilio Vaticano II. Decreto Presbyterorum Ordinis. Sobre el Ministerio y la Vida de los Presbíteros).

El Concilio Vaticano II buscó el aggiornamento de la Iglesia, en tiempo de Juan XXIII y Pablo VI, es decir la actualización y enfoque hacia los problemas del mundo moderno; tenemos que volver a la comunidad cristiana inicial, aquella en que se compartía lo que uno tenía, aquella en que se anunciaba el Evangelio pese a la persecución. Hoy en día somos cristianos libres ¿usamos esa libertad en beneficio de nuestra comunidad? Hemos visto lo ocurrido en Kenia con la matanza de más de un centenar de jóvenes cristianos y otras tantas muertes ocasionadas por grupos extremistas en África y Oriente Medio por el sólo hecho de ser cristianos. Nosotros tenemos el privilegio de estar en una sociedad democrática (o en proceso de construcción democrática) ¿sabemos valorar ellos? ¿Protegemos nuestras instituciones? ¿Hacemos vida en comunidad? Es egoísmo dejar que otros resuelvan los problemas, es egoísmo puro cruzarnos de brazos. En la medida de nuestras posibilidades y en distintos escenarios los ciudadanos estamos llamados a la acción por una sociedad mejor, para cristianos y no cristianos la tarea es la misma, con la diferencia que aquellos que nos decimos Iglesia tenemos una mayor responsabilidad ¿cómo decirnos seguidores de Cristo y ser al mismo tiempo partícipes de la injusticia o de la corrupción? Muchos han querido confinar el cristianismo como si se tratase de un manual de usos y costumbres, y ello es un error. Sacerdotes y laicos tenemos que abrir bien los ojos, porque nuestra sociedad inmediata lo requiere, reflexionemos en nuestro accionar:

“Ya no se puede decir que la religión debe recluirse en el ámbito privado y que está sólo para preparar las almas para el cielo […] Por consiguiente, nadie puede exigirnos que releguemos la religión a la intimidad secreta de las personas, sin influencia alguna en la vida social y nacional, sin preocuparnos por la salud de las instituciones de la sociedad civil, sin opinar sobre los acontecimientos que afectan a los ciudadanos ¿Quién pretendería encerrar en un templo y acallar el mensaje de San Francisco de Asís y de la beata Teresa de Calcuta? Ellos no podrían aceptarlo. Una auténtica fe – que nunca es cómoda e individualista – siempre implica un profundo deseo de cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro paso por la tierra [] Todos los cristianos, también los Pastores, están llamados a preocuparse por la construcción de un mundo mejor” (Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium del Santo Padre Francisco sobre el anuncio del Evangelio en el Mundo Actual. 2013, 182-183).

Para buscar la construcción de ese mundo mejor, para hacer política como construcción del bien común, no necesitamos llegar a un puesto de gobierno, basta con actuar con justicia a la luz del Evangelio en la posición en que nos hallemos. Hay que hacer buena política en nuestra familia, en nuestro barrio, en nuestra Hermandad y Orden religiosa, en el Seminario, en la Parroquia a nuestro cargo, en la universidad en la que estemos, en la oficina, en el gremio, en la empresa y etcétera. Esa buena política es manifestación de la interiorización personal que cada uno haga del Evangelio, como nos señaló Cristo: “Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”. Y como tantas veces ha repetido el Papa Francisco, no podemos ser cristianos de sacristía, ni cristianos de etiqueta, sino cristianos en las calles. Desde cada lugar en el que nos encontremos el compromiso es mayor.

* Mi artículo publicado en el Diario La Industria el domingo 10 de mayo de 2015.

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“Le Sermon sur la Montagne” – Philippe de Champaigne


 

 

GOBIERNO PROVINCIAL DE CHICLAYO: LOS 100 DIAS

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Entrevista que nos hiciera el Semanario Expresión. Año XXII. Nº 906. Abril del 2015.

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1. Se cumplen los 100 días de la emergencia administrativa que declaró el alcalde de Chiclayo al iniciar su gestión en la municipalidad provincial. ¿En su opinión era esta una medida necesaria y justificada?

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Al respecto hay algunos puntos que aclarar, la declaratoria en emergencia administrativa y/o financiera se encuentra amparada en la Vigésima Disposición Complementaria de la Ley Nº 27972, Ley Orgánica de Municipalidades, esta norma faculta a las Municipalidades literalmente para lo siguiente:

“Las municipalidades provinciales o distritales, por única vez, con acuerdo adoptado por dos tercios de los miembros del concejo municipal, podrán declararse en emergencia administrativa o financiera, por un plazo máximo de noventa días, con el objeto de hacer las reformas, cambios o reorganizaciones que fueran necesarias para optimizar sus recursos y funciones, respetando los derechos laborales adquiridos legalmente”.

Es claro que el plazo para una emergencia administrativa es de 90 días, cabe pues la pregunta ¿por qué en Chiclayo se han aprobado 100 días de emergencia? Esta posibilidad de declarar la emergencia administrativa fue contemplada en la Ley Nº 27972 para facilitarles a las municipalidades la modernización ante el cambio de la legislación municipal, pues se pasaba de la antigua Ley Orgánica de Municipalidades (la Nº 23853 del año 1984) a la nueva Ley Nº 27972 (promulgada en el año 2003); declaratoria que sólo podría hacerse una vez. Aquí nos quedan más interrogantes que respuestas, interrogantes que bien podrían responder los asesores y el equipo legal de la Municipalidad Provincial de Chiclayo con los fundamentos legales usados en tal declaratoria de emergencia administrativa.

Hay que agregar que no sólo basta con aprobar la emergencia en el Concejo Provincial, sino que tiene que armarse una Comisión que a la vez presentará un Plan de Trabajo; sería bueno conocer quienes directamente vienen trabajando en ello y conocer dicho Plan con detalle, el cual tendría que ser expuesto a la colectividad y medios de prensa para evaluar el avance de los objetivos trazados para la emergencia administrativa, sin un Plan de Trabajo en este punto, ninguna declaratoria tendrá éxito.

Todos comprendemos la catástrofe heredada por la pésima gestión municipal del señor Torres Gonzáles, sin embargo, todo proceso de reforma actual (que lógicamente es necesaria) tiene que ceñirse a ley. Me parece que bien pudo apuntarse a reformar la casa municipal desde sus normas elementales, modificar el organigrama municipal eliminando entidades ineficientes, evaluar al personal, modificar el Reglamento de Organización y Funciones para modernizar la gestión local, mejorar el flujo de procesos internos cortando la pereza burocrática. Hay temas tan sencillos como tener por ejemplo un buen Reglamento Interno de Concejo Municipal (algo que me consta que muchos distritos ni siquiera conocen) para así tener un trabajo bien proyectado desde el centro mismo del máximo poder, que no es el Alcalde, sino el Concejo Municipal Provincial.

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2. El alcalde David Cornejo planteó como prioridades de estos 100 días la restructuración del aparato municipal y el ordenamiento del personal y los servidores de la comuna. ¿Cree que se perciben hechos tangibles de tales acciones?

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Me parece que se va avanzando en ello, pero como señalé antes, es hora de mostrar esos avances a la colectividad indicando puntualmente los cambios realizados, la redistribución del personal y la reorganización de dependencias municipales.

Recordemos que el Concejo ha dado una emergencia administrativa para el seno mismo de la Municipalidad, así como para la Sociedad de Beneficencia y el Servicio de Administración Tributaria (ahora Centro de Gestión Tributaria). No basta con cambiar denominaciones, la cuestión de fondo aquí es ser inflexibles y extirpar la corrupción de raíz, caiga quien caiga. Esperamos que esta gestión municipal trabaje seriamente en ello.

Respecto a la “emergencia administrativa” me parece que muchos la están confundiendo con el “estado de emergencia” decretado en caso de desastres por el Gobierno Nacional. Hay que evitar confusiones.

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3. ¿Cómo calificaría a los tres primeros meses del gobierno municipal de Cornejo Chinguel?

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Creo que el señor Cornejo sabe explicarse, estuve presente en la juramentación del nuevo Concejo Municipal y percibí un lenguaje claro y directo, coloquial y entendible para la mayoría de la población. En la política hay que tener en cuenta que se trabaja en dos frentes: uno es el fondo, las medidas de gobierno, los planes de trabajo, etcétera; y el otro frente es la forma, saber comunicar, saber hacerse entender ante los distintos sectores de la población. La gestión municipal saliente, obviamente, no tenía ni fondo ni forma.

En la actualidad percibo que se sabe actuar con gestos favorables, por ejemplo durante la juramentación del cargo el Alcalde Cornejo presentó una relación de los trabajadores municipales que en ese momento no se encontraban en su trabajo pese a haber marcado su asistencia, ese tipo de acciones sencillas que para algunos podrían ser teatralización en realidad son acciones necesarias para estar en sintonía con la población, ese es el plano de los buenos gestos políticos que espero se mantengan. Pero, no se debe olvidar el fondo, que se trabaje en base al Plan de Gobierno, y no sólo en base al vaivén de las coyunturas, que se recojan las buenas iniciativas de aquellos grupos políticos que perdieron la elección municipal, en este momento Chiclayo requiere el aporte de todos.

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LECCIONES CÍVICAS PASO A PASO – CHICLAYO Y LAMBAYEQUE

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Ayer viernes 19 de setiembre se tuvo en el Colegio de Arquitectos – Lambayeque una exposición de ideas planteada de un modo distinto, esta vez no quedó entre cuatro paredes y un grupo de personas (como suele pasar). La jornada de exposición de Planes de Gobierno de los candidatos a Alcalde Provincial de Chiclayo fue transmitida en vivo por los canales 21 y 33, de igual modo por la señal de RPP para llegar a más hogares y acercar a los ciudadanos electores con las opciones políticas que buscan gobernarles.

Para que en las calles también se viva este evento, con algunas peripecias una pantalla gigante fue ubicada en la Plazuela Elías Aguirre (lo ideal era el Parque Principal, pero supongo que alguna autoridad no dio la autorización final).

Todo esto fue organizado por la plataforma institucional CREAS (Conferencia Regional de Actores Sociales), integrada por el Colegio de Arquitectos, nuestro Centro de Estudios Políticos y Gestión Pública USAT, el Colegio de Ingenieros, el Instituto de Investigación y Capacitación Municipal INICAM, la Asociación Promoviendo Desarrollo PRODE, y la Red Peruana Mundial. La actividad contó también con el apoyo del Jurado Nacional de Elecciones.

Once candidatos se hicieron presentes: Milton Cabrera (Perú Posible), Jorge Arboleda (Acción Popular), Carlos Burgos (Partido Humanista), David Cornejo (Alianza para el Progreso), Fernando Moreno (Cambio Norteño), Blanca Córdova (Esperanza Ciudadana), Jaime Contreras (Solidaridad Nacional), Marco Gasco (Partido Aprista), Manuel Arellano (Frente Amplio), Ranjiro Nakano (Poder para Todos), y Lucio Asalde (Partido Popular Cristiano).

Expusieron en tres ejes temáticos, así pensados: 1) Seguridad Ciudadana (prevención del delito y combate a la delincuencia); 2) Planificación y Desarrollo Urbano (ornato, manejo de residuos y planes de ordenamiento territorial); 3) Desarrollo Económico y Social (transporte y comercio informal); cerrando con un tema libre.

Los candidatos fueron debidamente invitados e informados con anticipación de las reglas de la jornada, se les solicitó que inscriban a las personas con las que ingresarían a la sala, para evitar el tumulto de “portátiles” de apoyo a tal o cual grupo político. Por ello esta exposición de ideas se llevó a cabo en orden. Con mucho respeto en la sala, sólo importaron las ideas con las que cada grupo político pretende convertirse en el mejor gobierno para nuestra provincia de Chiclayo, y con los medios de comunicación se buscó llegar al mayor número de ciudadanos.

Semanas antes CREAS gestó el Programa de Actualización para Candidatos a las Elecciones Municipales y Regionales 2014 que tuvo inscritos a más de 200 candidatos de todo el departamento de Lambayeque. He aquí los temas que se abordaron con el apoyo de profesionales conocedores de cada sector:

– Marco Normativo del Proceso Electoral.

– Teoría del Estado y Gestión Pública.

– Seguridad Ciudadana.

– Transparencia de la Gestión Pública.

– Proyecto Hidráulico Lambayeque y el Desarrollo Regional.

– Reforma del Estado, Descentralización y Regionalización.

– Planificación y Desarrollo Urbano.

– Proyectos de Inversión Pública y Cooperación Internacional desde la dimensión de la responsabilidad funcional y lucha contra la corrupción.

Se buscó así tomar unas horas en la agenda de los candidatos, dejar un momento los recorridos por las calles habituales en este tiempo, para pasar a enfocar algunos problemas y pensar alternativas de desarrollo.

Ese ha sido parte del aporte de CREAS en este proceso electoral, capacitar a través de estas jornadas, y dar tribuna a las propuestas de los candidatos en un escenario alturado, tal cual la exposición de ideas del viernes 19 y la que vendrá el día viernes 26 de setiembre con los candidatos a Presidente del Gobierno Regional de Lambayeque.

También soy parte de la plataforma CREAS y les he acompañado en diversas reuniones constatando el esfuerzo de un grupo de ciudadanos quienes en representación de sus instituciones van trazando un camino que hay que fortalecer, encarando a la democracia representativa e institucionalizando la actuación de nuestra democracia participativa. Hubiese querido estar presente en esa sala para escuchar a nuestros candidatos, pero un evento académico ya acordado con anticipación me ha llevado a ausentarme de la ciudad. Sin embargo, el trabajo no acaba aquí ¿qué haremos el día 06 de octubre? Ese es el mayor reto, pasadas las elecciones, y como ya se ha dicho varias veces, los objetivos son dos: 1) Apoyar e impulsar las iniciativas viables de las nuevas autoridades en las diversas áreas, haciendo uso de una real democracia participativa en el proceso de toma de decisiones; 2) Vigilar como sociedad civil organizada el derrotero de las nuevas autoridades, buscando evitar que la falta de transparencia y el desgobierno invadan nuestras ciudades.

La plataforma CREAS está abierta a nuevas instituciones, se trata de rescatar y fortalecer el compromiso cívico de nuestras organizaciones lambayecanas. No podemos seguir disgregando fuerzas en acciones aisladas, es hora de articular los distintos saberes y trazar objetivos que coadyuven a la construcción del bien común en nuestras localidades. No se puede ver con apatía e indiferencia al poder político, todos somos parte de él.

Como bien señaló nuestro amigo Iván Fernández en una de las jornadas:

“CREAS los convocó democráticamente.

CREAS nos actualizó pedagógicamente.

CREAS o NO CREAS, podemos asegurar que Lambayeque SI tiene un gran futuro”.

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