Biológicamente el amor es la emoción que constituye el dominio de las acciones en que el otro es aceptado como él o ella en el presente, sin expectativas acerca de las consecuencias de la convivencia aún cuando sea legítimo esperar algunas consecuencias de ella (Maturana 1995).
El amar como emoción que permite el acoplamiento entre sistemas vivos surge del proceso de aceptación . Aceptación de si mismo y aceptación de los demás como legítimos otros en convivencia con uno.
La biología del amor es la dinámica relacional que da origen a lo humano en el devenir de nuestro linaje. Humberto Maturana al reflexionar sobre las condiciones en que son posibles las interacciones recurrentes ( convivencia) se dio cuenta que la emoción que permite el encuentro de dos o más sistemas autopiéticos y su recurrencia interactiva que genera una historia común, es la emoción a la que cotidianamente la denominamos amor. Para Maturana el amor o el amar lo define como “conducta en la que tratamos al otro como un legítimo otro en convivencia con nosotros” (Maturana 1994: 36). En esta emoción, el otro u otra no tiene que disculparse por ser. Uno lo acepta sin exigencias, ya que la exigencia lo niega no permitiendo la recurrencia consensual. Igual pasa con las expectativas, con los debe ser, con lo deseable, atrapan al ser en el hacer enajenado y de esa forma se estabiliza el cambio. El amor , promueve el cambio desde el deseo, desde la preferencia y abre espacios multidimensionalidades a todo lo posible en el hacer.
El amor es una emoción, un modo de convivir, una clase de conductas relacionales entre seres vivos. Como aspecto de la relaización del convivir es un fenómeno biológico. Se lo puede caracterizar haciendo referencia a cuando hay amor: El amor ocurre en el fluir de las conductas relacionales a través de las cuales la otra, el otro, o lo otro, surge como legítimo otro en conviviencia con uno (Maturana 1997: 10).
La metáfora que utiliza Maturana para comprender las emociones y la emoción matriz que denominamos amor es la relación que se establece entre la llave y la cerradura correspondiente. Entre ellas al haber congruencia, en su acoplamiento surge la aceptación, la llave abre la cerradura y eso genera una dinámica interactiva recurrente y creativa. Una llave diferente no podría abrir una determinada cerradura como la anterior y por lo tanto habría rechazo y en este espacio relacional no habría historia de interacciones recurrentes.
El amor como dinámica relacional que permite la colaboración, la solidaridad , hace responsable al que actúa porque el hacer surge desde el querer, desde el desear. Bajo esta condición él o ella acepta lo que vive y convive con el otro u otra en una historia común de interacciones que van surgiendo momento a momento en el fluir del vivir. El amor es una característica de la especie humana. Abre la posibilidad de reflexión y se funda en una forma de percepción que permite visualizar al otro en su legitimidad, haciendo posible al cooperación.
De esta emoción fundamental surgen los valores: respeto honestidad, cooperación, lealtad, generosidad, responsabilidad, justicia, etc como “ distinciones de configuraciones relacionales en la convivencia” (Maturana 1994: 244). Son la expresión de la armonía social. El respeto se da en la aceptación del otro como un legitimo otro en la convivencia. Los valores se viven o se niegan.