EL INICIO DE LAS RELACIONES DIPLOMÁTICAS ENTRE EL PERÚ Y EL REINO DE MARRUECOS (1964)

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EL INICIO DE LAS RELACIONES DIPLOMÁTICAS ENTRE EL PERÚ Y EL REINO DE MARRUECOS

(1964)

Marruecos logró su independencia política de Francia y de España el 2 de marzo de 1956, y fue miembro de la ONU desde el 12 de noviembre de ese año. Cabe destacar que era un tiempo caracterizado por la Guerra Fría, por el avance del proceso de Descolonización en el África y en el Asia, y por la proclamación del nacionalismo árabe de boca de líderes como Gamal Adbel Nasser en Egipto.

Las conversaciones para el establecimiento de relaciones diplomáticas  entre el Perú y Marruecos tuvieron lugar en Nueva York, en el primer semestre de 1964, entre el Sr. Taibi Benhima y el embajador Víctor Andrés Belaúnde, representantes respectivos de Marruecos y del Perú ante la Organización de las Naciones Unidas. Era el tiempo del primer gobierno de Fernando Belaúnde Terry en el Perú, quien había asumido la presidencia apenas un año antes. En el Reino de Marruecos, gobernaba desde 1961 el joven Rey Hassan II, hijo de Mohamed V (el monarca bajo cuya conducción se había conseguido la independencia del Reino).

De la documentación que se conserva en el Archivo Central del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú, se deduce que el gobierno peruano de entonces percibía a Marruecos como un factor de equilibro, ante la proclamación de ideas “extremistas” o “de izquierda” en ciertas partes del Maghreb, y también frente a “la propaganda nasserista y las ideas progresistas de ciertas naciones del África negra”.

Mediante Resolución Suprema del 18 de junio de 1964, el Presidente Belaúnde nombró a Adhemar Montagne Sánchez como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario del Perú en Marruecos. Lo acreditó también, con este mismo título, en dicha Resolución, en Túnez y Argelia. Al momento de su nombramiento, el  Embajador Montagne se desempeñaba como Director de Protocolo en la Cancillería del Perú. Había nacido en Lima, el 17 de noviembre de 1911. Era diplomático de carrera e hijo de Ernesto Montagne Markholz y de Raquel Sánchez Benavides.

El nuevo embajador peruano en el Reino de Marruecos arribó a Tánger el 20 de agosto de 1964, procedente de Londres, donde había comenzado sus contactos con el Embajador marroquí en la capital británica.  Por esos mismos días, de manera coincidente, el Sr, Taibi Benhima estaba siendo trasladado desde su puesto como representante marroquí ante las Naciones Unidas para asumir el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores de su país. El 28 de agosto de 1964, el Embajador Montagne se entrevistó en Rabat con el Sr. Benhima, el nuevo Ministro de Relaciones Exteriores de ese país, con el propósito de hacerle entrega de las copias de sus cartas credenciales.

El 19 de septiembre de 1964, el Embajador Montagne presentó sus cartas credenciales ante el Su Majestad Hassan II en la Sala del Trono del Palacio Real en Rabat. Antes, según su interesante testimonio, pasó revista a un batallón de la Guardia Mora, “con sus bellos uniformes blancos adornados con anchos cinturones rojo y blanco”, y saludó a la bandera marroquí de color rojo con una estrella dorada al centro. Su impresión del soberano fue la de un hombre joven de “mirada triste” y de “clara inteligencia y vasta cultura”.

Durante la ceremonia, siempre según el testimonio del Embajador peruano, el Rey manifestó lo siguiente: “Su Majestad me expresó la satisfacción que sentía por el hecho de que el Perú, país de una antigua civilización y actualmente una de las más modernas naciones de América, hubiera enviado un Embajador a Marruecos. Me dijo que consideraba que este gesto debía ser correspondido por Marruecos enviando un Embajador al Perú, tanto más que su situación geográfica y la importancia de nuestro país así lo aconsejaban, pero que Marruecos era una Nación joven que todavía no había podido completar sus cuadros administrativos y dado que él consideraba que había que escoger cuidadosamente la persona que llevara la representación marroquí al Perú, su designación debería necesariamente tomar algún tiempo (…). Continuó diciéndome que ambos países tenían problemas similares  y que la representación  que ahora se iniciaba serviría para que ambos pueblos se conocieran mejor y pudiesen saber cómo en uno y otro país estos problemas eran afrontados y resueltos”

Por su parte, el Embajador Montagne respondió en los siguientes términos: “Expresé al Rey que nuestro Presidente, el Arquitecto Fernando Beláunde Terry, me había encargado, antes de partir del Perú, que manifestara a Su Majestad toda la deferencia y amistad que por él sentía, que el Gobierno del Perú deseaba estrechar sus lazos con todos los pueblos libres y amantes de la paz y que había deseado estar presente en esta región del mundo, que Marruecos se había escogido como sede de nuestra Misión Diplomática por reunir precisamente esas características y por la similitud de nuestros problemas, a los que Su Majestad había hecho alusión. Terminé manifestando que la labor de acercamiento entre nuestros dos países, auspiciada por Su Majestad, sería facilitada, además de la valiosa y benévola ayuda que me prometía,  por los antiguos lazos que unían al Perú y Marruecos, lazos que España se había encargado de tender en la historia y que ahora el establecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países haría que corriesen directamente”.

En su informe, el Embajador Montagne no dejó señalar que “toda esa ceremonia se realizó en jaquette, con 38 grados centígrados, y con un fuerte viento caliente del desierto que se le conoce con el nombre de chergui”.

Luego de la ceremonia, al llegar al hotel donde Montagne se alojaba en Rabat, “fue izada la bandera peruana, acto que contemplamos de pie mis acompañantes y yo”, para después, “brindar con una copa de champagne por la prosperidad del Perú y Marruecos y por sus respectivos mandatarios”.

La documentación conservada en el Archivo Central del Ministerio de Relaciones Exteriores permite, asimismo, afirmar que uno de los primeros logros de la nueva Embajada fue el apoyo que el  gobierno marroquí manifestó por nota del 16 de octubre de 1964, relativo a la candidatura del Dr. Alberto Wagner de Reyna para un asiento en el Consejo Ejecutivo de la UNESCO, en las elecciones programadas en el marco de la XIII Sesión de esa Organización para ese mismo mes.

A fines de 1964, el señor Enrique Izaguirre Valdivieso fue nombrado como Segundo Secretario de la Embajada del Perú en Rabat.

(Escrito en Lima, el 23 de agosto de 2013)

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