Las críticas a “La Paisana Jacinta, en busca de Wasaberto” solo me suenan a marketing para ver la peli. De discriminadora, no tiene nada.
Las respuestas de rechazo al personaje de ‘la Pisana Jacinta’ tiene un trasfondo más grande, que sus detractores se resisten a aceptar. La ‘Paisana Jacinta’ es un personaje de ficción que, según el cristal con que se la mire, nos puede parecer grotesco, animado e incluso intrépido o satírico, pero en ninguno de los casos puede significar “que la película es discriminadora y va en contra de la cultura y de la dignidad andina”, como lo afirmó el alcalde del Cusco, que denunció a su director por discriminación hacia la mujer andina.
El trasfondo que no se quiere aceptar es que lamentablemente somos una sociedad llena de estereotipos o prejuicios sociales que se establecen como modelo a seguir. Estos modelos generalmente tienen un concepto o una visión equivocados o erróneos de la realidad.
Por ejemplo, hay películas que tienen un corte netamente extranjero como “Y donde están las rubias”, que muestra a dos mujeres rubias que son clonadas por dos agentes de FBI para resolver un caso. En esta película claramente se puede ver a dos mujeres rubias estereotipadas de ‘tontas’, ‘huecas’, ‘superficiales’ y ‘egocéntricas’. Cuando son clonadas, las ´nuevas rubias’ son todo lo contrario pues están llenas de audacia y astucia.
Otro ejemplo es el caso de la película “Mr. Bean”. Por el escenario donde se desarrolla la película y por el personaje, sabemos que ‘Mr. Bean’ es un típico inglés metido en situaciones atípicas o tontas, pero que logra salir usando su ingenio. Claramente se puede ver que el personaje “se caracteriza por la torpeza y la inocencia”. Es un personaje gestual o mímico, que poco o nada habla. Hasta se podría decir que ‘Mr. Bean’ es un imbécil.
Nuestro cine también ha tenido sus películas “discriminatorias”. Un ejemplo es la película “Pantaleón y las visitadoras”, donde actuó nuestro ministro de Cultura, Salvador del Solar, uno de los críticos ácidos del personaje ‘la Pisana Jacinta’. El Ministro, conocido en esa película, como ‘don Panta’ o ‘don Pantaleón’ reclutaba prostitutas en la selva peruana para que atendieran sexualmente a los soldados. En la película hay un personaje de ‘la colombiana’ que es una prostituta de alto vuelo.
Con esto ejemplos, lo que quiero mostrar es que ni las mujeres rubias o las rubias que vieron la película “Y donde están las rubias” y los ingleses que vieron o no la película “Mr. Bean” han hecho cuestión de Estado ni mucho menos han denunciado a los protagonistas o al director. Todo lo contrario, estas películas han tenido (tienen) buena acogida en todos los públicos, porque está más que sobre entendido que sus personajes son de ficción que juegan entre lo jocoso, grotesco y satírico. Es decir, en ninguno de los casos estas películas han dado a entender que tienen un corte discriminatorio hacia las mujeres rubias o hacia los ingleses.
Como Ministro de Cultura, don Salvador del Solar, conocido antes de ser ministro como ‘don Pantaleón’, debió reservarse el derecho a opinar porque él es actor y sabe más que nadie lo que es hacer un personaje de ficción; y, porque, además, participó en la película “Pantaleón y las visitadoras” como un militar ‘caficho’ que prostituía a mujeres como a ‘la colombiana’.
En este caso, no hemos escuchado que las mujeres de la selva ni mucho menos las mujeres colombianas (que tenían [tienen] toda la razón de quejarse porque usan en la película el gentilicio) alzar su queja o denuncia por sentirse discriminadas o hasta insultadas por hacerlas ver como prostitutas.
¿Entonces, por qué los peruanos nos arañamos cuando vemos a personajes como ‘la Paisana Jacinta’?
Como dije, somos una sociedad estereotipada, acomplejada y ‘autodiscriminada’, que basa sus prejuicios en conceptos alienados que muchas veces son erróneos; lo que conlleva a la creación de nuevas figuras sobrevaluadas que se avergüenzan de su pasado y de su ‘yo original’, que, al no parecerse o estar en este nuevo modelo, lo único que les queda es optar por la victimización.
Como vemos, la película “La Paisana Jacinta, en busca de Wasaberto” no incita a la discriminación. Las críticas que la quieren sacar de los cines no han hecho más que darle impulso para que más gente la vaya a ver. A veces creo que todas estas estas críticas (hasta con denuncia y todo) no son más que una campaña de marketing para que más gente siga yendo al cine a ver la película en cuestión, convirtiéndola en la película peruana más taquillera del 2017, según RPP.
En todo caso, si quieren sacar sus propias conclusiones sobre esta película, les recomiendo ir a verla y luego optar en estar o no de acuerdo con las críticas.
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