El rol del gestor de proyectos en una startup

El rol del gestor de proyectos en una startup

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El gran cambio que generó la pandemia colocó al mundo entero en un punto vulnerable frente a estos sucesos de fuerza mayor; sin embargo, no ha sido motivo para detener al ser humano y más bien ha sido una fuente de inspiración para la explotación de ideas con originalidad así como la construcción de ellas.

En efecto, el resurgimiento de estas grandes ideas se puede apreciar con el auge de las startups. En nuestro país, se observa que la inversión en startups en lo que va del año alcanzó un 80% más que en el año 2020, lo cual se puede dilucidar del reporte emitido por la Asociación Peruana de Capital Semilla y Emprendedor (PECAP). Es así que, en la presente, se abordará cuál es el rol del gestor de proyectos y cómo trasciende a través de su desenvolvimiento en una startup como Inntegra.

Inntegra es un emprendimiento fundado por estudiantes y gestores de la Pontificia Universidad Católica del Perú que nace como una organización estudiantil en el 2018 y se constituye como startup en el año 2020. Esta organización se fundó con el objetivo de construir cambios en el ámbito social y ambiental a través de la creatividad e innovación. Además considera, dentro de sus fundamentos los 17 Objetivos para el Desarrollo Sostenible, que la ONU incluyó en la Agenda Global para el 2030.

Por otro lado, un gestor de proyectos es aquel que observa, analiza y responde a una necesidad o  problema preponderante en la sociedad y, busca por medio de un producto original satisfacer o brindar solución a ello y, para el cumplimiento de su objetivo hace uso de una metodología que se basa de manera general en definir: i) las fases del proyecto, ii) el presupuesto del proyecto, iii) el alcance, iv) la duración y, v) el objetivo. 

La creatividad e innovación es indispensable en la gestión de proyectos, puesto que todas las acciones que son ejecutadas en el proceso de gestión surgen de una idea con la finalidad  de lograr un impacto para determinado público. Asimismo, pueden responder a una necesidad del consumidor o solucionar un problema en específico. Todo ello parte desde un punto inicial, una idea.

Entonces, ¿cuán importante es el rol del gestor de proyectos en una startup? La importancia radica en que trae consigo los siguientes beneficios para una empresa emergente: 

i) Ayuda a determinar la factibilidad de un proyecto,

ii) ayuda a orientar a la empresa en el mercado, 

iii) convierte la creación del producto en una tarea más sencilla,

iv) hace posible que la modificación del producto sea rápida y, 

v) disminuye el tiempo de respuesta ante problemas. 

Si bien, es cierto que estos son los principales beneficios que otorga un Project Manager a una startup, no se puede dejar de lado que su rol va más allá, el cual tiene un papel fundamental en los proyectos de innovación como son los que trabaja Inntegra. Tal como lo menciona el gestor de proyectos y arquitecto Carlos Pampliega, ‘’La innovación es una forma de llevar a cabo los procesos que ayudarán a conseguir mayores rendimientos y obtener importantes beneficios. Una pieza clave para lograrlo es la del Project Manager’’.

Inntegra implementa uno de los pilares principales de su  emprendimiento la innovación sostenible en la sociedad. De acuerdo al cofundador y líder de innovación abierta de Inntegra, Anthony Montalván, ‘‘las ciudades se han vuelto fuente y núcleo del desarrollo económico y tecnológico. Sin embargo, este sistema de acelerado crecimiento y centrado en la acumulación de capital no se había cuestionado a sí mismo si su impacto podría ser sostenible en el tiempo.’’ Ante este contexto nace esta startup, y, como muestra le ha hecho frente a este nuevo panorama de la COVID-19 desarrollando a través de su equipo de trabajo un proyecto de innovación denominado ‘QHATU’, el cual consiste en un dispositivo tecnológico que evalúa si la temperatura al momento de ingresar a algún establecimiento es o no la adecuada. Asimismo tiene equipado sensores que cuantifican el aforo en los establecimientos.

Lo que caracteriza a Inntegra es la libertad horizontal y la libertad creativa de sus miembros lo cual incluye al gestor de proyectos, este equipo se une con la visión en un mismo objetivo. La propuesta que maneja la empresa trata de canalizar y catalizar la fuerza en nuevas formas de innovación que trasciendan de una idea a lo tangible, resulta indispensable forjar un camino estratégico.

En conclusión, toda startup en surgimiento o crecimiento necesita un gestor de proyectos que será el guía por el sendero del desarrollo en este nuevo mercado competitivo actualmente ha flexibilizado y dinamizado a los cambios tecnológicos. Por ende, el rol de un Project Manager se enfoca en guiar el proceso de creación y ejecución del proyecto, empoderando a cada uno de sus integrantes e impactando en al sociedad. 

FUENTES BIBLIOGRÁFICAS

Noceda, W. (2021). El rebrote de las startups peruanas en el 2021: más inversiones, crecimiento y regionalización. Recuperado a partir de 

https://semanaeconomica.com/sectores-empresas/tecnologia/startups-una-nueva-etapa

Zurita, M. (2021). FORBES. Startups en Perú: Inversión crece 80% en el primer semestre del año. Recuperado a partir de 

https://forbes.co/2021/08/18/tecnologia/startups-en-peru-inversion-crece-80-en-el-primer-semestre-del-ano/

Pampliega, C. J. (2018). SALINERO PAMPLIEGA. Beneficios del Project Management para la Innovación y StartUp. Recuperado a partir de

https://salineropampliega.com/2018/09/beneficios-del-project-management-para-las-startup.html

Montalván Bazán, A. I. (2019). INNTEGRA: ¿Por qué integrar el valor de la Innovación Sostenible en la ciudad?. InnovaG, (5), 51-62. Recuperado a partir de https://revistas.pucp.edu.pe/index.php/innovag/article/view/21295

Rock Content. (11 de mayo de 2019). Qué es la gestión de proyectos o Project Management y qué beneficios aporta a las empresas. rockcontent. Recuperado a partir de https://rockcontent.com/es/blog/que-es-gestion-de-proyectos/#:~:text=La%20gesti%C3%B3n%20de%20proyectos%20o%20Project%20Management%20es%20una%20serie,%C3%ADndole%20de%20principio%20a%20fin.


El Arte de hacer Gestión y su Importancia para el Fomento de la Cultura

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“Cuando se trata de artes, no hay que temerle a la palabra negocio”

– (Torres Vilar, 2017)

Cuando pensamos en arte, automáticamente creemos que para que mantenga su esencia no debe vincularse con ningún término “empresarial”, ya sea “negocio”, “comercial”, “ventas” u otros similares, los cuales muchas veces terminan siendo “tabú” para las agrupaciones culturales. Existe una resistencia al cambio, ya sea por temor o por una escasa capacitación constante para que la gestión sea vista como la herramienta clave que ayude a resolver las problemáticas que aquejan al sector cultural y no como la disciplina que puede “destruir” el arte y la cultura.

Si bien se ha visto al arte y la cultura separados de la gestión y la economía, actualmente debería ser innegable que existe una relación estrecha entre estos dos mundos. Es importante resaltar este punto desde un inicio, ya que los/las artistas muchas veces viven de espaldas a la gestión, cuando podrían aprovechar mejor los recursos que les brinda en beneficio de su propio arte. David Throsby (Throsby, 2012) entendía a la cultura desde la perspectiva económica, como un conjunto de actividades que requieren creatividad, valor simbólico y propiedad intelectual, pero que también implican un intercambio de factores de dinero, tiempo, trabajo u otros. A manera de ejemplo, un teatro produce obras, para lo cual consigue materiales, compra utilería, paga a su elenco, etc.; y donde el público compra entradas para ver estas obras. En resumen, en una sola obra de teatro pueden ocurrir miles de intercambios económicos y culturales, donde la gestión puede ser el gran aliado para hacer más sostenible un proyecto, agrupación o colectivo cultural.

Sin embargo, existen dos retos importantes que impiden o dificultan que esto se realice óptimamente. En primer lugar, existe una percepción negativa cuando se contempla a una actividad cultural desde el enfoque de la gestión, ya que se la asocia con la venta, los negocios y el valor comercial sobre el valor cultural. Esto se entiende, debido a que el producto cultural no debe verse alterado por agentes externos, ya sea el Estado, patrocinadores o incluso el público mismo, ya que, de ser el caso, se estaría afectando la esencia artística y propósito máximo del creador, dramaturgo, director o encargado de la pieza de arte. Al contrario de lo que ocurre con un bien “común”, en el campo cultural los estudios de mercado tienen mucha menor importancia, se acostumbra adaptar las estrategias de marketing al producto, ya que primero se crea la propuesta artística y luego se encuentra al público (Bonet, 2007). Por ello, cualquier propuesta de gestión puede ser vista como una forma de influenciar en el corazón artístico, lo cual genera un rechazo automático entre las agrupaciones culturales.

En segundo lugar, una insuficiente oferta académica que promueva adecuadamente el aprendizaje de la gestión cultural como estrategia general para afrontar las problemáticas del sector cultural: escasos recursos económicos y baja afluencia de público, lo cual lleva a que muchas veces varios proyectos se vean truncados o entren en “quiebra”. Es necesario, detenerse en este punto, puesto que la gran mayoría de proyectos, colectivos y grupos artísticos batalla contra viento y marea para lograr cierta rentabilidad y mantenerse sostenible en el tiempo. En el caso de un teatro, por ejemplo, sus ingresos pueden provenir de tres fuentes: propias (venta de entradas, talleres, ahorros), de terceros privados (patrocinadores, auspiciadores) o el Estado (premios, estímulos económicos, entre otros). Salvo algunos casos especiales, casi ningún teatro del mundo podría mantenerse en el tiempo solamente con sus ingresos propios, provenientes principalmente por la venta de entradas, ya que, lamentablemente, la demanda nunca es suficiente para la gran oferta teatral existente.

Por ello, se suele buscar financiamiento en agentes externos; no obstante, conseguir patrocinios o ganar subvenciones del Estado es un proceso altamente competitivo, ya que no todos los proyectos tienen las herramientas, conocimientos y capacidades para postular, por lo que termina siendo un ingreso esporádico, para algunos proyectos puntuales y que solo algunos grupos artísticos logran obtenerlos.

Esto causa una gran brecha de ingresos que termina nuevamente en proyectos económicamente inviables, no rentables e insostenibles en el tiempo. Y si bien la generación de audiencias y recaudación de fondos ya eran grandes problemáticas del sector, la pandemia hace que esta brecha y estos problemas se agranden aún más, lo que lleva a que varios espacios culturales cierren, varios proyectos se vean truncados y miles de artistas queden desempleados.

Entonces, ¿no deberíamos estar incentivando, desarrollando y difundiendo cursos, maestrías, diplomados, especializaciones, talleres y herramientas para aprender a resolver las problemáticas que se presentan día a día y año tras año en las prácticas artísticas?

En el Perú, contamos con una limitada cantidad de oferta académica, de las cuales la mayoría está centrada en el patrimonio cultural o con un enfoque más teórico o sociológico. Asimismo, no contamos con los suficientes profesionales abocados a la gestión cultural propiamente dicha, justamente porque no hay promoción de la educación en gestión cultural. Se requiere con suma urgencia una oferta académica que incentive, enseñe y promueva de forma práctica a gestionar un proyecto cultural, con el fin de que se pueda sostener en el tiempo y logre así, una rentabilidad económica, pero sin perder de vista la sensibilidad artística. Y cuestiones como conocer la identidad de tu proyecto o tu agrupación, conocer a tu público, cómo se comporta, dónde se encuentra, cuánto presupuesto necesito, cómo lo puedo conseguir, qué estrategia de marketing utilizo para llegar a mi audiencia y un largo etcétera, pueden hacer la diferencia.

Es aquí donde la gestión toma un papel muy importante: fomentar la gestión cultural en las instituciones educativas fomentará a su vez, el desarrollo del arte y la cultura, puesto que no solo brindará herramientas para ayudar a resolver las problemáticas que aquejan al sector, sino que capacitará y mejorará la percepción que los grupos artísticos tienen respecto a la gestión. Esto puede traer consigo un doble beneficio: mejorar la oferta cultural y las propuestas artísticas, y también atraer, generar y formar a nuevas audiencias, tanto espectadores como patrocinadores, lo que conlleva a una mejor economía cultural y un mayor desarrollo en las comunidades. Y es importante resaltar el potencial que tiene el arte y la cultura como factor de desarrollo, ya que las actividades culturales no solamente entretienen, sino que pueden educar y transformar las percepciones y perspectivas de las personas hacia una sociedad más justa e inclusiva (Ministerio de Cultura & UNESCO, 2015).

Por lo tanto, ¿están la cultura y el arte exentos de la economía, la rentabilidad y la gestión? Consideramos que se encuentran íntimamente relacionados e incluso, la gestión podría ser la piedra angular que necesitamos para fomentar más el arte peruano. Y para ello, se necesita de una mayor y mejor oferta académica en gestión cultural, de más investigaciones, de herramientas de gestión fácilmente aplicables, con un lenguaje claro y práctico, y que acoja adecuadamente las necesidades del sector cultural. Dejemos de tenerle miedo a la “gestión”, al fin y al cabo, la gestión también es arte.

Referencias

Bonet, L. (2007). El lugar de la Economía de la Cultura como disciplina contemporánea. En C. Elia, & H. Schargorodsky, Economía de la Cultura (pág. 30). Buenos Aires: Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires.

Ministerio de Cultura & UNESCO. (2015). 22 Indicadores de Cultura para el Desarrollo en Perú. Obtenido de http://www.infoartes.pe/wp-content/uploads/2014/12/libro-22-Indicadores-de-Cultura-para-el-Desarrollo2.pdf

Throsby, D. (2012). Cultura, Economía y Desarrollo Sustentable. En CNCA, Cultura y Economía I (pág. 56). Santiago: Publicaciones Cultura.

Torres Vilar, L. (23 de 01 de 2017). Gestión y artes escénicas: ¿Cómo se relacionan ambos rubros? El Comercio.


Identidad corporativa: fuerza e imagen de la marca a través del logotipo

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¿Alguna vez se han preguntado el por qué muchas personas, incluyéndose uno mismo, son capaces de reconocer una marca con tan solo ver una imagen o incluso, sólo una parte de esta? Quizá su respuesta se base en la popularidad mundial que estas marcas poseen, por lo cual sería raro no identificarlas. No obstante, la respuesta se enfoca más en la fuerza de la identidad e imagen de la marca que tienen estas organizaciones. Sin embargo, ¿que significan y cuál es la diferencia entre ambos términos?

En esta nota, Carlos Escaffi, gerente general de IMAGINACCION y docente de la Facultad de Gestión de la Pontificia Universidad Católica del Perú, y Marino Cárdenas, miembro de la comisión académica de administración de la Universidad Nacional de Cajamarca, nos cuentan más sobre la importancia del desarrollo de la identidad e imagen de la marca, sobretodo del elemento visual de esta última: el logotipo.

Para comenzar, la identidad corporativa hace referencia a lo que somos o como señala Escaffi (2018), la forma en cómo tú pretendes mostrarte en el sector y en los distintos ámbitos: seguridad, en políticas de responsabilidad social empresarial, en relaciones con los grupos de interés, entre otros. Es decir, es la esencia de la organización. Mientras que la imagen corporativa, según Cárdenas y Escaffi (2018), es la percepción que logra irradiar una empresa en un mercado particular. A esta última idea, Costa (2004) añade que la imagen es la fuerza que incita a las preferencias, decisiones y emociones hacia la marca y con ello, al posicionamiento y reputación de la organización. Así, si una organización desarrolla “una buena imagen” los efectos serán visibles no solo en el reconocimiento de la organización, sino también en aumento de las ventas, interés de inversionistas, entre otros. Por el contrario, un deficiente desarrollo de la imagen causará un desconocimiento y desinterés por parte de los consumidores y grupos de interés.

Otra idea a considerar, es que la formación de la imagen a través del tiempo influirá en la creación de un valor de marca, el cual es “el conjunto de activos y pasivos ligados a la marca, su nombre y símbolos, que añaden o sustraen valor que un producto o servicio provee a la empresa y a los clientes de esta” (Cerviño 2002: 60). En este sentido, se puede afirmar que la importancia y efectos del desarrollo de la imagen no solo tendrá efectos instantáneos, sino también futuros, ya que pueden afectar a la rentabilidad de empresa.

Diferentes marcas conocidas

Por otro lado, dentro de las concepciones expuestas por Capriotti se señala que el ícono es quizá la noción más popular sobre la imagen corporativa, pues es lo que se ve de una empresa. Así, dentro del conjunto de elementos que conforman la identidad visual se encuentran el símbolo, el logotipo, la tipografía y colores corporativos (2013: 20). No obstante, si bien todos estos elementos son fundamentales, es el logotipo el que será considerado como “la carta de presentación” para la organización, por lo cual su misión será transmitir inicialmente la esencia de la empresa. Así, para su diseño, ambos entrevistados afirman que se debe considerar tres características esenciales: simple, amigable y que genere recordación.

Además, Cárdenas (2018) considera que será necesario usar un signo, una letra, palabra o color que logre ser reconocido no solo por los consumidores finales, sino también por el público interno (personal de la empresa) para así, fomentar la relación con la organización.

Un dato interesante a partir de las entrevistas es que el logotipo debe crearse en base al pensamiento del target, pues los colores e imágenes a usar deben considerar las diferencias culturales y la identidad del público objetivo. Por ejemplo, habrá ciertas imágenes, símbolos o colores que pueden tener distintos significados entre los países o estilos de vida de las personas.

Sin embargo, es importante resaltar que el diseño inicial de un logotipo no es eterno, es decir, estos pueden ir cambiando de acuerdo a los gustos de la época, por la  variación en relación a los productos y/o servicios que ofrece, entre otras causas. Un claro ejemplo de tales cambios es el de Starbucks, el cual, inicialmente, presentaba a una sirena en topless de la mitología griega. No obstante, con el paso de los años no solo se cambió la imagen, sino también sus colores.

Evolución del logo de Starbucks.

Evolución del logotipo de Starbucks.

De este modo, cuando veamos el símbolo o ícono de una organización, no solo enfoquémonos en su diseño, sino también tratemos de identificar y analizar la imagen que intenta transmitir en nosotros y cómo esta coincide con su identidad corporativa.


Entrevistas y redacción:
Equipo de Investigación y Medios Escritos
Gestión 360°


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