Con incertidumbre en el resultado, cambios en la última semana en la intención de voto y un país electoralmente partido, se terminó el cuarto proceso electoral consecutivo, que fue también el más accidentado. Proceso electoral que termina con una disputa central entre el fujimorismo y antifujimorismo que constituye la línea central de división que movilizó los sentimientos más encendidos.
Si en primera vuelta el fujimorismo logró consolidar una votación aplastante, superando por casi el doble a Pedro Pablo Kuczynski en la segunda vuelta el antifujimorismo jugó el papel más importante posibilitando el triunfo ajustado de PPK. Si Keiko Fujimori creció 10% entre primera y segunda vuelta, PPK incrementó su votación 30%.
Si bien hay factores estructurales que explican la votación, un porcentaje se jugó propiamente en la campaña. Y estas ocho semanas se pueden dividir en tres tramos. El primero, inmediatamente después de la primera vuelta. PPK aparece superando a Keiko Fujimori, pese a que en los primeros días casi no hizo campaña. Se trataba de la manifestación instintiva de un antifujimorismo que lo utilizaba como su canal de expresión, al lado de un importante sector que se aglutinaba en los indecisos
Pero a la mitad de campaña Keiko Fujimori había pasado, según todas las encuestas, a superar a PPK, incluso en la ciudad de Lima. En este segundo momento, PPK, con poca campaña, había viajado inexplicablemente por ocho días a Estados Unidos y, en su ausencia, las diferencias en su partido brotaron rápidamente. Su campaña perdía fuerza, contrastando con la de Fuerza Popular, que extendía la suya con ofrecimientos a diversos grupos y sectores de votantes (mineros informales, evangélicos, etc.), como congregando figuras destacadas (Elmer Cuba, Hernando de Soto). La intensidad de la campaña se observó con su recorrido por el sur, la selva y Cajamarca. El triunfo de Keiko Fujimori parecía inevitable.
Sin embargo, como tercer momento, se produce un conjunto de sucesos que harían perder todo lo hecho por la planificada campaña de Keiko Fujimori. Las denuncias contra Joaquín Ramírez, secretario general de Fuerza Popular y principal financista del partido, investigado por la DEA por presuntas relaciones con el narcotráfico, no fueron enfrentadas adecuadamente. La defensa primero, la negación después de parte de Keiko Fujimori, fueron fatales, pues los acontecimientos posteriores terminaron por arrastrar a Ramírez y, con él, a una de sus principales piezas en la campaña y candidato a la vicepresidencia, José Chlimper. Si a lo largo de la campaña la candidata de Fuerza Popular había actuado rápidamente en el control de daños, no ocurrió lo propio en este caso.
Esto despertó la dinámica antifujimorista que tuvo en el tema del narcotráfico un elemento aglutinador, allí donde parecía agotado en los temas de derechos humanos y corrupción. La marcha del 31 de mayo fue el evento exitoso que expresó claramente esta dinámica. Al lado de eso, la decisión del Frente Amplio a través de Verónika Mendoza de apoyar a PPK, luego de una esquiva y confusa posición, fue determinante. Estos factores permitieron y dieron argumentos a PPK para que desarrollara un discurso antifujimorista claro, como se observó en el debate. La combinación de estos factores fue clave para el incremento de votos de PPK, que ganó más indecisos que Keiko Fujimori.
La derrota del fujimorismo en el último tramo será difícil de procesar, pues pocas veces ha estado tan cerca del poder como ahora. Keiko hizo todo lo que el libreto le exigía, pero no fue suficiente. El antifujimorismo fue más.
Pero PPK no podrá gobernar sin llegar a acuerdos con Fuerza Popular y este no deberá someter al gobierno con su aplastante mayoría en el Congreso. Ambos tienen en sus manos la difícil tarea de llevar por buen cauce un quinquenio que nos lleve al bicentenario con un país que crece, con menor desigualdad y un sistema democrático que permite diferencias, encauza conflictos, pero que no es duradero si no se alimenta de buenas prácticas y responsabilidad política.
Los peruanos que no conocen un SGI solo opinan en base a la experiencia de Alan, Fujimori, Toledo y Humala . .. Ellos tuvieron … A lo mucho .. Actitud, no APTITUD.
Espero que en el nuevo gobierno, cada ministro será más que un mero secretario, será un GESTOR … Como en las grandes corporaciones es más importante que el Líder tenga la visión del conjunto y tenga la capacidad de influenciar a todo el sistema !!!
Eso del SGI lo saben y aplican lis líderes expertos y con experiencia
PPK GANARA ESTADÍSTICAMENTE MÍNIMO POR UN VOTO