El presidente Alan García se ha dejado ganar por información sesgada y con ello pasó a avalar la posición de la unificación de los organismos electorales, que no es otra cosa que la desaparición, por absorción de la ONPE y el Reniec.
Un argumento es que los organismos electorales nacieron con la Constitución fujimorista de 1993. Aun cuando este modelo nació en 1993, las críticas que recibió en la década del 90 –entre los que me incluyo– fueron básicamente políticas, sin atender la pertinencia o no del modelo, no dejando margen para un estudio serio que se propusiera conocer y plantear el tema en otros términos.
Se sostiene, asimismo, que al dividir al JNE en tres organismos distintos se estaba debilitando el poder de la autoridad electoral, se le hacía más susceptible a la corrupción y, en la práctica, se la ponía bajo el control del Ejecutivo y, sobre todo, bajo el propósito reeleccionista de Alberto Fujimori. Finalmente, se señala que tres instituciones autónomas, sin ninguna hegemonía de una sobre la otra, sin un "mando único" y sin claros mecanismos de coordinación entre ellas, estimula desencuentros y desacuerdos, por lo que hay que unificarlos.
Esta afirmación muy extendida no es acertada. El fraude no está en función del número de organismos electorales: puede haber fraude con un organismo o con varios. Cualquier modelo anterior al de 1993 tampoco hubiera impedido llevar adelante los propósitos de reelección. Un fraude está condicionado por el tipo de régimen político que se vive y no por el diseño de los organismos electorales.
No hay elementos históricos ni comparados que avalen una relación de causalidad entre número de organismos electorales y fraude electoral. De esta manera, el JNE a lo largo de su existencia como organismo único (1931-1995) no pudo impedir las irregularidades de las elecciones de 1931, cuestionadas directamente por el APRA, ni las de 1936; o las semicompetitivas y con partidos excluidos y/o perseguidos, como las de 1939, 1945, 1956; o con candidato único bajo dictadura como en 1950. En Panamá, el fraude de 1989 fue con organismo único, hito histórico para la observación electoral internacional encabezada por Jimmy Carter; o la dictadura perfecta del PRI, durante décadas, al lado de un organismo único; o las dictaduras de los Somoza, en Nicaragua o Strossner en Paraguay, con organismos electorales únicos. Así podríamos pasearnos por la historia peruana y latinoamericana y demostrar que se puede hacer fraude también con un solo organismo electoral.
Es más, en el fraude del 2000, que tenía el propósito de favorecer a Fujimori, estuvieron comprometidos sin distinción de institución –algunos purgando cárcel y todos con procesos judiciales– el jefe de la ONPE y siete miembros –incluidos dos presidentes– del JNE. Por lo que se concluye que para evitar el fraude, la independencia y autonomía institucional, hay que tener valores éticos y morales y persistente voluntad política e institucional para resistir el embate de cualquier autoritarismo o dictadura. Lo demás es retórica.
La verdad es que desde el 2001, pese a las deficiencias del diseño institucional que hay que mejorar, las elecciones en el Perú son más limpias y transparentes que cualquier período anterior. Desaparecer la ONPE y el Reniec –que han gestionado de manera eficiente y eficaz que el JNE– sería el mayor despropósito que avale este Gobierno.
(El Comercio, 12 de marzo de 2007)
Si no hay directa relación entre el número de organismos electorales y el fraude electoral. Porqué defender el tener dos organismos electorales? Entiendo que las elecciones han sido más limpias y transparentes. pero no es un buen propósito disminuir el exceso de capacidad de un Estado? Lograr eficiencia de nuevo en un sólo organismo podría ser un reto. Pero es siempre mejor apuntar hacia la eficiencia.
Sr. Fernando Tuesta Soldevilla Sin duda las 3 instituciones(JNE, RENIEC y ONPE) son importantes en todo proceso electoral, sin embargo no podemos pensar que el criterio: "se necesitan elementos históricos y comparados que avalen una relación de causalidad entre número de organismos electorales y fraude electoral" o la variable "etica" sea suficiente para explicar en donde y como puede haber o no fraude. Por mi lado, le doy mas reelevancia al rol institucional y al sistema organizativo que tiene cada organismo. De las tres instituciones hay una que se presta mas facilmente a este tipo de desviacion institucional, es decir al fraude, hablo precisamente de la ONPE. El rol que desempeña la ONPE, sobretodo como contador de los votos, la hace el eje de un posible fraude electoral pues es a travez de este proceso donde los datos pueden ser alterados y/o modificados. El problema no es tanto "La etica" sino el sistema organizativo y de control de votos al interior de este organismo. Dejar a hechos compararados y a la historia que expliquen el fenomeno del fraude, sin tomar en cuenta la forma en como se controla y verifica cada voto, es hablar solo de la corniz y no de la parte sustancial de esta desviacion institucional. Ciertmente hacer un control intensivo y estensivo de los votos podria comportar que el conteo se vuelva mas lento. En conclusion: La division de las 3 instituciones no esta directamente relacionada a una menor o mayor probabilidad de fraude, por lo que personalmente estas instituciones pueden estar unidas. Aun asi en los dos casos, las tres instituciones unidas o separadas, el eje del fraude se encuentra en la ONPE, por lo que este organismo tendria que adoptar un sistema organizativo de intensivo y estensivo control en el conteo de los votos. Manuel Alvarado Politologo Sist. Organizativo = forma en la cual en una organizacion se dividen y definen los roles y tareas al interior de esta.
Laas criticas mas duras estan referidas a la separación de las instituciones electorales, dado que así dividas se prestan para la corrupción, pero evidentemente que la corrupción está en la ONPE. En la época de Fernando Tuesta hubo un malgasto de recursos económicos y humanos a costa de obtener un beneficio inmediato, la coyuntura lo exigía, pero no es lo mejor luego que se revisa, ahora en la época de Magdalena Chu es evidenteme la poca capacidad de liderazgo y confianza que muestra a la población, apreciamos como se esmera por dar la apariencia de víctima del gobierno. Lo cierto es que cualquier proyecto para unificar el JNE, la ONPE y la RENIEC debe considerar que no se puede seguir con este monstruo de tres cabezas, es urgente que uno prevalezca sobre el otro, aún cuando finalmente subsistan los tres, pero si se unifican se debe considerar que es el JNE quien resuelve la apelación de las resoluciones expedidas por las otras dos, por lo que es correcto que sea el ente rector del Sistema Electoral. Pero en el supuesto que prospere la unificacion, como se espera, se debe velar por la absoluta y total independencia de la ONPE, o como se llame en su momento, en la organización de los procesos electorales, el computo de los votos y los resultados que emita, no se puede aceptar ningún tipo de injerencia del Estado o de grupos de poder, por lo que la fiscalización debe estar presente en todo momento a través de grupos organizados como Transparencia, pero sería preferente que se continúe con la veeduría de la OEA. Finalmente en esta época de medidas de austeridad que todo el pueblo respalda no es correcto que la ONPE duplique funciones del JNE, o viceversa, pero si se tiene que elegir cuál se anula, debemos optar por que subsistan las gerencias del JNE, dado que es una institución con mucha mayor antiguedad, y en estos temas se debe buscar la estabilidad y experiencia. La visión que en provincias tenemos del tema es que se trata de un problema de instituciones centralistas que sólo se les ve en época electoral, por lo que en último de los casos si desaparecieran el JNE y la ONPE, el Perú ganaría, que sólo subsista la RENIEC para que siga otorgando los DNI, y que una oficina autónoma de los Registros Públicos se encargue de la inscripción de los partidos políticos nacionales, regionales y locales.