“The potential for obtaining and keeping fulfilling work through the development of skills that are transferable from one employer to another. Employability is affected by market demand for a particular set of skills and by personal circumstances. Employees may take responsibility for developing their own employability through learning and training, or, as part of the psychological contract, employers may assist their employees in enhancing their employability. An important factor in employability is the concept of lifelong learning.”
Reparemos en algunos conceptos de esta definición. Esta “potencialidad” es un aspecto de la empleabilidad que hasta ahora no habíamos visto de modo tan preciso en otras definiciones. Potencial significa que puede suceder, que es posible, que puede existir, pero que sólo existe en potencia. En filosofía se llama “potencia” a la capacidad de una cosa para cambiar de estado. La empleabilidad es, entonces, el potencial o las posibilidades de ser empleado o conseguir un trabajo pleno -un trabajo decente en términos de la OIT-. Un estado o situación que, aunque no exista, puede darse.
Al estimar la empleabilidad de los jóvenes estaremos estimando posibilidades (no hechos o situaciones definidas que son absolutamente cuantificables), midiendo una fuerza latente, calculando algo que no existe sino en potencia. Esto respalda la tesis de Lee Harvey en el sentido de que las tasas de empleo (reales y concretas) que logran los graduados no es un indicador de las habilidades de empleabilidad desarrolladas en los centros de educación superior. En otras palabras, tener alta empleabilidad no es garantía de que el joven podrá conseguir trabajo.
Y esto ocurre porque la posibilidad real de conseguir empleo no sólo depende de las habilidades y competencias (incluyendo actitudes y valores) de los jóvenes sino también –como señala el diccionario- de la demanda del mercado “por un particular conjunto de habilidades”. Deberíamos asegurarnos que nuestro Índice de Empleabilidad incluya esta demanda del mercado por un particular conjunto de habilidades. Nosotros lo hemos hecho, de algún modo, al consultar a algunos empresarios qué competencias demandarían ellos de los jóvenes.
Pero además de esto, el diccionario nos recuerda que existen circunstancias personales que influyen sobre la empleabilidad. Esas circunstancias pueden ser, según hemos explicado ya, condicionamientos sociales (economía familiar, educación, redes sociales, etc.) y también características psicológicas (motivación, autoestima, etc.). Ambos tipos de factores han sido considerados en nuestro Índice.
La definición del diccionario menciona además la responsabilidad de los empleadores de mejorar o aumentar la empleabilidad de sus trabajadores –como parte de un “contrato psicológico”-, cosa a la que ya nos habíamos referido cuando hablamos de la responsabilidad colectiva que encierra la empleabilidad (ver entrada del 3 de mayo 2008).
Y finalmente, hay una referencia al aprendizaje permanente o aprendizaje a lo largo de la vida, categoría que ha sido sumamente discutida y que ha dado lugar a algunos programas, especialmente en Europa, pero que analizaremos en otra oportunidad.
1 Comentario
excelente nota… les cuento que yo probe mi suerte una vez graduada, homologando mi titulo en http://www.homologa.es y yendome a trabajar a españa! aca estoy con muchbas ofertas de trabajko, se los recomiendo!