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CIENCIACTIVA Y LAS UNIVERSIDADES NACIONALES

En el 2016 estaba encargado de la Dirección Ejecutiva del Fondo Nacional de Desarrollo Científico, Tecnológico y de Innovación (FONDECYT) que por entonces lo llamábamos Cienciactiva. Este era un organismo independiente, un brazo financiero del Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e innovación Tecnológica (CONCYTEC). En esos años, Cienciactiva había logrado asegurar importantes recursos para cofinanciar programas de investigación y financiar becas de doctorado en el exterior.

Ese mismo año se había elegido nuevas autoridades en las universidades públicas como resultado de la promulgación de la ley universitaria, y entre la plana de rectores se había incluido la de Vicerrector de Investigación. Muchas universidades del interior del país que recibían canon minero, no habían hecho inversiones en investigación y los fondos estaban parqueados como recursos destinados, pero sin uso. A lo sumo se había comprado equipamiento, parte del cual ni siquiera había sido puesto en valor, y las pocas investigaciones financiadas habían sido seleccionadas de manera arbitraria por las anteriores autoridades y con poco éxito.

Una de esas universidades con canon y sin inversión, era la más grande del país fuera de Lima, la Universidad Nacional de San Agustín (UNSA) en Arequipa. Esta contaba con ingentes recursos que recibía de la mina Cerro Verde pero que no se gastaban. El equipo rectoral nos buscó para solicitarnos nuestra ayuda en los procesos de convocatoria, evaluación y selección de proyectos por financiar. Tuvimos la oportunidad de conversar con el Viceministro de Economía consultándole cómo podríamos hacerlo. Su respuesta fue bastante clara. Pueden ayudarlos, pero ese dinero lo administra la propia Universidad. En otras palabras, Cienciactiva determinaba a quienes se les financiaba, pero el dinero lo administraba la propia Universidad. Esta a su vez, pagaba a Cienciactiva por el trabajo de promoción de los concursos internos y a los evaluadores externos internacionales que contrataba Cienciactiva.

El resultado fue espectacular. Se convocaron los concursos, se presentaron muy buenas propuestas y muchas de ellas fueron calificadas y financiadas. De un día para otro, la UNSA tenía a su cargo diferentes investigaciones en diversos temas y además comenzó a publicar en revistas científicas aumentando su producción científica de modo notable

Los éxitos alcanzados por la UNSA motivaron que la Universidad San Antonio Abad del Cusco (UNSAC) que también tenía muchos fondos e canon, se interesara en el esquema que también fue implementado en esa universidad. A otras universidades se hicieron visitas con el mismo fin como fue la Universidad Nacional de Trujillo (UNT), de Tumbes, del Santa, de Tacna (Jorge Basadre). Las demandas desbordaron a Cienciactiva pero se consiguió desbloquear el uso de fondos y se puso en ruta a las universidades nacionales para devolverles su vocación científica.

Luego sobrevinieron cambios en CONCYTEC y el proceso se hizo más lento. Había temas de orden administrativo que no encontraron un adecuado tratamiento y todo esto interrumpió los procesos. Sin embargo, las propias universidades encontraron el modo de realizar sus propios concursos internos y rodearlos de garantías en la asignación de los recusos. Fue una intervención concentrada pero muy fructífera en muy corto período de tiempo que demostró como la cooperación entre organismos del propio Estado podía dar buenos resultados.

LA IMPORTANCIA DE CONOCER EL PROBLEMA

Albert Einstein además de su extraordinario aporte a la física, es conocido por algunas frases agudas y de gran profundidad. Muchas de ellas se pueden encontrar con facilidad en el internet. Basta con escribir “frases de Einstein” y el buscador nos devuelve millones de sitios Web. Creía haberlo leído todo en estos compendios, hasta que encontré una nueva cita en un artículo reproducido por un diario local: “Albert Einstein dijo en una ocasión que, en caso de tener solo una hora para encontrar una solución de la cual dependiese su vida, pasaría los primeros 55 minutos de dicha hora definiendo el problema. Una vez que supiera cuál es la pregunta correcta por formular, podría resolver el problema en menos de cinco minutos[1].

Confieso que ésta me parece genial y no hace sino aumentar mi admiración por este científico. En mi experiencia me he convencido que si no identificamos bien un problema, la solución que propongamos no será efectiva. Un buen planteamiento del problema solía decir, es como el 50% de la solución. Einstein nos corrige y nos dice, el 92% (55 minutos de un total de 60).

En la actividad docente, asesoro a alumnos en la elaboración de proyectos. Nos tomamos un tiempo importante en formular el problema. Usamos herramientas como el árbol del problema para ilustrar las cadenas causales que explican un problema y la cadena de efectos del mismo problema. Trabajando el árbol del problema muchas veces ajustamos nuestra primera formulación del problema. Podemos además ajustar y mejorar nuestra comprensión empleando otros medios de la caja de herramientas de la formulación de proyectos como son, los mapas de actores involucrados, las matrices FODA o matriz Vester, los mapas de ideas, mapas parlantes, diagramas causa-efecto u otras. Al final, de lo que se trata es de hacer un diagnósticos rápido con la información disponible y al alcance de los participantes. Y el corazón de estos diagnósticos es la formulación del problema.

Ocurre otro tanto cuando debo asesorar a alumnos en la formulación de una investigación de tesis o en el diseño de un plan de negocios. En el primer caso empleamos el denominado cuadro de consistencia. Esta herramienta nos obliga a establecer una relación lógica entre el problema principal y los problemas secundarios, los objetivos de la investigación y las hipótesis que pretendemos probar o descartar. Y en el caso de los planes de negocios, nos permite determinar qué hay que mejorar para que un negocio en marcha prospere o qué demanda insatisfecha u oportunidad existe para crear un nuevo negocio o reorientar uno existente.

Démonos el tiempo suficiente para formular correctamente el problema lo que nos abrirá un camino ancho para definir la o las soluciones.

 


[1] “La Redefinición del Desarrollo Sostenible” de David Griggs, publicado originalmente en Project Syndicate y reproducido por Portafolio Económico de El Comercio del 24 de marzo 2013.

 

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