LA IMPORTANCIA DE CONOCER EL PROBLEMA

Albert Einstein además de su extraordinario aporte a la física, es conocido por algunas frases agudas y de gran profundidad. Muchas de ellas se pueden encontrar con facilidad en el internet. Basta con escribir “frases de Einstein” y el buscador nos devuelve millones de sitios Web. Creía haberlo leído todo en estos compendios, hasta que encontré una nueva cita en un artículo reproducido por un diario local: “Albert Einstein dijo en una ocasión que, en caso de tener solo una hora para encontrar una solución de la cual dependiese su vida, pasaría los primeros 55 minutos de dicha hora definiendo el problema. Una vez que supiera cuál es la pregunta correcta por formular, podría resolver el problema en menos de cinco minutos[1].

Confieso que ésta me parece genial y no hace sino aumentar mi admiración por este científico. En mi experiencia me he convencido que si no identificamos bien un problema, la solución que propongamos no será efectiva. Un buen planteamiento del problema solía decir, es como el 50% de la solución. Einstein nos corrige y nos dice, el 92% (55 minutos de un total de 60).

En la actividad docente, asesoro a alumnos en la elaboración de proyectos. Nos tomamos un tiempo importante en formular el problema. Usamos herramientas como el árbol del problema para ilustrar las cadenas causales que explican un problema y la cadena de efectos del mismo problema. Trabajando el árbol del problema muchas veces ajustamos nuestra primera formulación del problema. Podemos además ajustar y mejorar nuestra comprensión empleando otros medios de la caja de herramientas de la formulación de proyectos como son, los mapas de actores involucrados, las matrices FODA o matriz Vester, los mapas de ideas, mapas parlantes, diagramas causa-efecto u otras. Al final, de lo que se trata es de hacer un diagnósticos rápido con la información disponible y al alcance de los participantes. Y el corazón de estos diagnósticos es la formulación del problema.

Ocurre otro tanto cuando debo asesorar a alumnos en la formulación de una investigación de tesis o en el diseño de un plan de negocios. En el primer caso empleamos el denominado cuadro de consistencia. Esta herramienta nos obliga a establecer una relación lógica entre el problema principal y los problemas secundarios, los objetivos de la investigación y las hipótesis que pretendemos probar o descartar. Y en el caso de los planes de negocios, nos permite determinar qué hay que mejorar para que un negocio en marcha prospere o qué demanda insatisfecha u oportunidad existe para crear un nuevo negocio o reorientar uno existente.

Démonos el tiempo suficiente para formular correctamente el problema lo que nos abrirá un camino ancho para definir la o las soluciones.

 


[1] “La Redefinición del Desarrollo Sostenible” de David Griggs, publicado originalmente en Project Syndicate y reproducido por Portafolio Económico de El Comercio del 24 de marzo 2013.

 

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