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“La independencia del Perú hay que entenderla como un problema social, humano, antes que una cuestión política y militar”

José de la Puente Candamo

Este mes de julio tiene un doble significado para la educación nacional la presencia del general José de San Martín, por un lado, se le asocia con el día del maestro debido a que el 6 de julio de 1822 decretó el establecimiento de la Escuela Normal con el propósito de preparar a los futuros profesores de la patria, los cuales tenían entre otras tareas, la misión de transformar a los súbitos de la corona española en ciudadanos libres del Perú; y por otra parte San Martín es inmensamente recordado en las aulas escolares sin importar el nivel (inicial, primaria, secundaria, especial y no escolarizado) por la proclamación de nuestra independencia el 28 de julio de 1821.

Pero a pesar de ello, el significado de la independencia del imperio español no es enseñado en nuestras instituciones educativas (públicas o no) de manera adecuada, por ejemplo, no se hace mención alguna al 15 de julio de 1821, día en el que se firmó el acta de la independencia y que fue protagonizado por muchos peruanos que libremente firmaron dicho manifiesto, el mismo que fue redactado por el abogado Manuel Pérez de Tudela (Arica, 1774 – Lima, 1863) . La importancia de tan trascendental suceso, radica en que decenas de peruanos de buena voluntad acordaron firmar la independencia, y que pasa totalmente inadvertido en las aulas. Vale decir, San Martín ingresó a Lima con su ejército y sin más paso a declarar la independencia. Al desconocer la firma del acta, no se puede comprender como es que se pasó a la proclamación días más tarde y lo más importante porque fue aceptada por los peruanos sin oponerse al ejército de San Martín. Este destacado documento hoy en día se exhibe en la municipalidad metropolitana de Lima

Y este ejemplo es tan solo un vacío dentro de lo que es nuestro proceso emancipador, no se llega a entender que aquí en nuestro suelo hubo una guerra y que esta contienda bélica tuvo una duración de cuatro años y que dicha guerra paralizó al país económicamente y en buena parte de ese tiempo estuvo en un limbo político debido al debate de ser una monarquía constitucional o una república; además del caótico año de 1823 que incluye el primer golpe de estado de nuestra historia republicana el 27 de febrero en contra de la Junta de Gobierno junto con la anarquía protagonizada por José de la Riva Agüero y José Bernardo de Tagle meses más tarde.

Pero volviendo a San Martín en su búsqueda de la independencia peruana también se deja de lado el siguiente hecho: el plan confeccionado (que era uno de liberación continental) con el que llegó al lado de su expedición libertadora a nuestras costas el 8 de  septiembre de 1820. El general argentino había dispuesto un plan de acción basado en dos clases de maniobras; en primer lugar, la negociación a fin de llegar a un acuerdo pacífico con las autoridades virreinales que permitiese la independencia sin mediar acciones armadas y en segundo lugar el ataque militar el cual estaba basado en pequeñas acciones de guerra conocidas con el nombre de “guerrillas” (*)

En medio de ambas maniobras se encontraba la convicción sanmartiniana de convencer a los peruanos de las bondades de la libertad y para ello tuvo un rol crucial la imprenta que acompañaba a la expedición como una herramienta útil en la divulgación de las ideas emancipadoras  con la cual se produciría la campaña a favor de independencia y de la patria libre. La historiadora Mariana Zuloaga nos dice sobre este convencer: “Aun cuando había logrado reunir un ejército numeroso, la estrategia de San Martín no implicaba una ofensiva eminentemente militar, de conquista y gloria, sino ideológica, de opinión. Esperaba desencadenar con su llegada la adhesión del pueblo peruano y su entusiasmo por la nueva patria” (2021:212) [2]

Frente a esto, la enseñanza escolar debería apuntar hacia el entendimiento de nuestro proceso de independencia como una guerra continental, con nuestro virreinato como epicentro y por otra parte reforzar la idea de que los generales San Martín y Bolívar más allá de sus diferencias políticas, tenían un objetivo común: la libertad del continente hispanoamericano.  En ese sentido, San Martín es el inicio de este proceso de libertad en nuestro país y Bolívar el fin del mismo.

El tema de las famosas corrientes libertadoras que son parte de las enseñanzas escolares también deben de sufrir un replanteo, estas se enseñan por separado, una es la bolivariana del norte y otra la sanmartiniana del sur y se ven como movimientos aislados que terminan confluyendo en el Perú; sin embargo, al enfocarse la enseñanza como un como proceso continental podemos entender mejor las razones por las cuales ambos generales tienen la necesidad de la liberación del Perú. En un trabajo previo he explicado esta necesidad compartida por ambos generales: Lo que no se puede dejar de conmemorar es la necesidad compartida de ambos libertadores, la liberación del Perú del poder realista, a sabiendas de que, sin ella, sin la derrota del centro del poderío español, sus esplendidos triunfos militares y los futuros corrían el riesgo de perderse como había ocurrido con los personajes que les precedieron en distintas partes de la región en su lucha por la liberación americana en años previos, tales como: Francisco de Miranda en Venezuela (1810-1812), José Miguel Carrera en Chile (1814) o Francisco José de Zela en nuestro país (1811). Es decir, tanto Bolívar como San Martín, temían que la liberación de los nuevos estados pudiese revertirse debido a la amenaza militar latente que significaba el virreinato peruano. [3]

Así tenemos que, mientras San Martín se encontraba en Chile en 1819 haciendo los preparativos para el apoyo chileno y del Rio de la Plata hacia el Perú; Bolívar se encuentra en suelo colombiano combatiendo a los realistas y derrotándolos en Boyacá y con ese triunfo aseguraba la independencia de Colombia sobre lo que era el virreinato de Nueva Granada.

Es por ello que, la frase del historiador de la Puente que apertura la lectura de esta opinión pedagógica, cobra vigencia a pesar de su lejanía en el tiempo, la lucha por la independencia tiene que ser entendida por nuestros educandos también como un anhelo, como la búsqueda de un fin supremo: la libertad de los pueblos que se encontraban disminuidos frente al rey español, y en ese sentido los generales libertadores San Martín y Bolívar resultan ser modélicos en la búsqueda de una utopía revolucionaria y de libertades.

La escuela no debe limitarse a líneas de tiempo y a la memorización sin sentido de fechas, sucesos históricos o anecdóticos, esta debe ser un espacio de aprendizaje, pero también de reflexión humanística. Puede resultar interesante e incluso útil para captar la atención de los alumnos el señalar que durante la proclamación del 28 de julio, en sus cuatro escenarios (plazas Mayor, de la Merced, de Santa Ana y las tres virtudes) se utilizó un estandarte y no una bandera, que este fue diseñado por el propio San Martín, pero resulta más útil comprender que San Martín pudo hacer esas proclamaciones gracias a que su plan, el de obtener la libertad convenciendo y no conquistando había tenido un importante éxito en nuestra capital y que para ello contó con un nutrido grupo de patriotas, hombres y mujeres de distintos sectores sociales que se encontraban comprometidos con la independencia y que habían actuado como mensajeros, conspiradores y espías. Sobre este último punto, es lecturable y aleccionadora la tradición peruana recogida por Ricarda Palma “Con días y ollas venceremos” donde relata la manera en cómo San Martín idea un medio de comunicación secreto a fin de comunicarse con los patriotas de Lima.

Julio, mes de la patria y de sus fiestas, tendría que ser también el de conmemoraciones y de acciones  desde la escuela, a fin de poder reforzar la identidad nacional y esta solo se puede hacer desde una escuela humanista, preocupada por el futuro moderno con su velocidad cambiante; pero también por el presente ya que todo esfuerzo pedagógico debe ir acompañado por del conocimiento del pasado para poder establecer los ejemplos dignos a imitar que permitan a los educandos del hoy y del mañana “ser ciudadanos de instrucción y no de café” como alguna vez se expresó el propio general José de San Martín.

Nota. –  Desde esta tribuna virtual deseo desear un sincero Felices Fiestas Patrias y que estas sean de diálogo y consenso tal y como cuando el general San Martín ingreso a nuestra capital a cada uno de mis colegas y connacionales.

[1] (De la Puente:1964) Notas sobre la causa de la independencia del Perú

[2] (Zuloaga:2021) Las luchas por la independencia (1780-1830)

[3] (CARETAS:2021) Reinterpretando la entrevista de Guayaquil

(*) El término “guerrillas” en nuestro idioma al parecer tiene su origen en la España invadida por la Francia napoleónica, cuando se formaron estas para defenderse del ejército francés durante los años de 1808 a 1814.

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