Los espectáculos circenses no son divertidos para los animales. La verdadera cara del circo, se esconde detrás de las coloridas carpas. Ahí donde no llegan las luces, decenas de animales padecen encierro, soledad, hambre, falta de atención veterinaria, golpes cuando no quieren actuar etc.
Captura y Entrenamiento
Los animales de los circos son secuestrados desde pequeños de sus hábitats o comprados a traficantes, luego son sometidos a crueles sesiones de entrenamiento en donde se incluyen herramientas de castigo como los bullhoocks que son varas que terminan en un gancho, el cual se utiliza para llamar la atención de los elefantes, golpeándolos en las caras y detrás de las rodillas. El soplete también es utilizado contra estos animales para retirar todo el pelo duro que tienen en el lomo y cabeza (como protección) para que así el “valeroso” domador pueda sentarse sobre el animal sin sentirse incómodo.
A muchos de los osos se les retira los dientes y las garras o se les coloca aparatosos bozales. El entrenamiento de los osos incluye tocarlos con varas que transmiten descargas eléctricas para obligarlos a que obedezcan y realicen los “divertidos” trucos. Con los grandes felinos se usa este mismo tipo de vara, además del látigo. Con los primates, sobre todo con los chimpacés, la técnica utilizada es la de los golpes (puñetazos) ya que debido a que este animal es sumamente inquieto y de difícil atención, se suele golperlos sin razón aparente para que en adelante, el animal atemorizado anticipándose a los golpes, no despegue la mirada de su domador.