La compra de Nokia por parte de Microsoft por la décima parte de su valor que tenía hace tres años cuando nombró a Stephen Elop, como CEO (ex ejecutivo de Microsoft), ha generado una serie de opiniones divergentes alrededor de esta transacción.
Éstas se resumen en lo siguiente: es la consecuencia de un proceso de destrucción creativa por no adaptarse rápidamente a las tendencias del activo mercado de telefonía móvil, o es el producto de una estrategia del mítico caballo de Troya, o es el desenlace de una combinación de ambas.
Por una lado se dice: “La gestión de Elop al frente de Nokia, caracterizada por el abandono de los desarrollos propios y el compromiso inequívoco con un sistema minoritario como Windows Phone, supuso la manera perfecta de poner en bandeja la compañía a un precio atractivo para Microsoft: un auténtico caballo de Troya”; y por otro: “En esta lección de vida de destrucción empresarial creativa, la evolución del propio sector superó incluso las de empresas como Nokia para gestionar el incremento de su ritmo de cambio”.