Autores: Alexandra Reyes, Germán Espinoza, Richard Díaz
En un principio, los teléfonos celulares se crearon solamente para la comunicación por voz. Sin embargo, a través de los años se han desarrollado diferentes tecnologías para la comunicación. Gracias a estos, las personas se encuentran cada vez más conectadas, pero el crecimiento poblacional en el mundo, al igual que la creciente demanda de ancho de banda, además de nuevas necesidades, genera el decaimiento de la calidad del servicio. Hoy en día, se utiliza el sistema 4G para el envío de grandes cantidades de datos generados. Sin embargo, la demanda de ancho de banda es cada vez mayor, principalmente, por la alta definición de videos y las redes sociales. Además, los nuevos requerimientos como la latencia casi cero y control de acceso remoto a los dispositivos generan una búsqueda o migración a un sistema que logre superar los límites del sistema actual.
5G es el nombre asignado a la próxima generación de redes inalámbricas. Con la red 5G los usuarios tendrán mayor ancho de banda, y por tanto, más velocidad, con lo que habrá mayores posibilidades de desarrollar la realidad virtual, descargas de video HD en segundos, hasta posiblemente la llegada de hologramas en un futuro. Sin embargo, lo más llamativo que tiene 5G, es la capacidad de desplegar el tan esperado “Internet de las Cosas”, en diferentes campos variados para los cuales la red 4G no estaba aún preparada.
A continuación un sumario de lo publicado por el diario El País de España:
La FCC (Federal Communications Commission) que regula las comunicaciones en Estados Unidos se anotó una importante victoria legal en la batalla por garantizar el acceso a Internet a gran velocidad, después de que un tribunal de apelaciones federal apoyara las nuevas reglas para preservar la llamada neutralidad en la Red.
La neutralidad en la Red puede definirse como “la conexión libre desde cualquier punto de Internet hacia otro, sin que medie ninguna discriminación por motivos de origen, destino o el tipo de datos”. Este principio, acuñado en 2003 por un profesor de Derecho en la Universidad de Virginia, Tim Wu, cobra ahora actualidad con la decisión de EEUU de considerar el acceso a Internet un servicio básico, como el agua o la electricidad.
El dictamen judicial supone un serio revés para los grandes operadores de cable como Comcast o Verizon, que restringen la velocidad de forma selectiva a sus clientes cuando tratan de conectarse a plataformas de distribución de contenido audiovisual como Netflix. Las nuevas reglas adoptadas el año pasado por la FCC se aplican también a los operadores de telefonía móvil, para evitar que favorezcan sus propios servicios frente al de los competidores como Skype y otras nuevas compañías emergentes.
La batalla legal, en cualquier caso, no está acabada. La FCC ya tuvo que hacer frente a dos decisiones en contra ante los tribunales. Para salir al paso optó por cambiar de estrategia y aplicar la misma fórmula que le permite regular desde 1934 a las compañías de telefonía. Mientras tanto, las grandes compañías de Internet como Google, Netflix, Amazon y Facebook no están dispuestas a esperar más tiempo en nuevos litigios y por eso están creando su propia infraestructura de red para transmitir datos.