“El Perú es un organismo enfermo: donde se aplica el dedo brota el pus” con esta frase Gonzáles Prada(1), hace más de un siglo, resume a la perfección las miserias de la política y la sociedad peruanas. Hoy día entre Fujimoris, Raffos, Keikos, Kouris, Castañedas Lossios, A. Garcias, Rómulos León, Barbas Caballeros, Baylys… (la lista es larga) todo esto tiene un hedor a pescado podrido, salpicado generosamente con gruesos restos de letrina pública.

La verdad es que tengo las tripas revueltas, tengo retortijones cuando pienso en las elecciones, en la política de mi país, siento una gran impotencia ante tanta corrupción, ante tanta mentira, tanto descaro, tanta falsedad, tanta inmundicia, tanta deslealtad, ante tanta bajeza, tanta mierda. En esta nota, no intento exponer ideas, sólo quiero lanzar un grito de rabia contenida, un grito de quien se pregunta ¿cómo hacer para limpiar la mierda que dejan regada, todos los oportunistas que fungen como políticos? Tengo casi dos años fuera del país, la verdad es que en todos lados se cuecen habas, pero en el Perú no se cuecen, se sancochan junto con las medias de todos los perdedores de la selección de futbol.

Viviendo este tiempo fuera he podido ver de otra manera los problemas con los que se tiene que lidiar en el Perú. Con lentopolitanos que no andan, con trenes fantasmas, con combis asesinas y sus abortos los Ticos, recursos naturales que son regalados a extranjeros (Camisea, por ejemplo) con un gobierno tan corrupto como soberbio. Con un modelo económico (neoliberal chicha) que sólo beneficia a unos pocos y excluye a las mayorías. Un modelo económico que no busca dar dignidad a las personas, esto es: alimentación balanceada, servicios salud de calidad, seguridad en el empleo, jubilación digna, acceso a la cultura y no a los bodrios televisivos, que solo sirven para seguir embruteciendo, las mal nutridas mentes de nuestros niños, jóvenes y viejos, en fin, derecho al descanso, etc. Un modelo económico que cree ciegamente en el mercado y los TLC’s sin reparar en las consecuencias para la producción nacional, un modelo económico que privilegia un crecimiento hacia fuera, vendiendo nuestros mejores productos al extranjero, sin desarrollar mercado interno. Un modelo económico dogmático, que no se da cuenta que los países que han logrado mayor desarrollo, tienen gobiernos que participan activamente en la economía, por ejemplo Chile con su empresa estatal del cobre, Brasil y su empresa de petróleo, China ni se diga, todos los países de Europa, los EE.UU, simplemente todos. Una pregunta que salta como resorte ¿es qué, los que están a cargo o son unos reverendos candelejones o unas verdaderas ratas de desagüe?, yo me inclino por la segunda opción.

Pero, lo que más me saca roncha es que esta forma de vivir en la inmundicia, se esta volviendo, para muchos, en algo normal. Así es, que te metan el dedo y normal nomás, el clásico, no importa que robe pero que haga algo, como si nos hicieran un favor, carajo, hasta cuándo esta forma tan pusilánime de actuar. Ver que la gente esta más enterada de los últimos chismes de Cholliwood, del baile de Gisela y Roberto Martínez, es decir, la indiferencia, la frivolidad… el «Panem et circenses» del esclavismo romano.

Sin embargo, a pesar de toda esta descarga hepática, creo que esto va a cambiar, no por cuestión de fe, ni por que los corazones de los malos se harán buenos, aquí no se trata de buenos contra malos, este es el problema de un cuerpo enfermo al que hay que diagnosticar (papel de los intelectuales comprometidos con la verdad) pero sobre todo tratar, esto significa actuar, manipular, hacer. Y es que, creo yo, que sólo hay dos opciones, mirar desencantados al lado del camino, sin hacer nada, o quizas, hacer una mueca de asco y decir yo no me meto en esta mierda; o todo lo contrario, ir a la acción, ensuciarse las manos, para limpiar toda esta basura de sistema.

(1) Citado por el Amauta José Carlos Mariátegui en sus, lamentablemente para los peruanos, todavía vigentes Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana (1928)