Gracias al formato del último debate electoral se pudo consagrar un bloque entero al tema educativo. Desgraciadamente, para escuchar más de lo mismo, simples retoques pero ningún cambio de fondo.
Todos los candidatos, sin excepción, han tenido un enfoque “economicista”, es decir, consideran que el problema radica únicamente en la cantidad de dinero destinada al sector educación, de ahí que hayan coincidido en la propuesta del incremento del presupuesto al 6% del PIB, algo que por lo demás es necesario y urgente si se considera que actualmente sólo se invierte 2.48% del PIB. Digamos que estaba cantado, pero de ahí a que se cumpla y cómo se cumpla, nadie dijo esta boca es mía.
Es verdad que los recursos son importantes y necesarios para enfrentar los problemas educativos, sin embargo no son una solución en sí misma sino un medio. Por eso el aumento del presupuesto, más que una propuesta debe ser considerado sólo como una meta. Dicho de otro modo, más plata no va asegurar que la educación de nuestra población mejore, pero puede a ayudar.
El problema educativo es, ante todo, un problema social y político. No reconocerlo nos lleva a escuchar propuestas desarticuladas, irreales y lo más grave deterministas, o mejor dicho, discriminatorias como las lanzadas por algunos de los candidatos presidenciales.
Educación y discriminación
Las propuestas más discriminatorias fueron las expuestas por los candidatos Kuczynski y Fujimori, la idea de convertir los colegios de provincia en institutos técnicos donde formar operarios para las empresas regionales. Esta medida es altamente peligrosa, porque bajo la apariencia de “reconocer” la diversidad regional, se determina que si, por azar, te ha tocado nacer en Chimbote estarás obligado a formarte en algún oficio técnico ligado a la pesca, si te toco nacer en la sierra tu oficio estará ligado a la agricultura o a la minería. Es decir, que si te tocó en suerte nacer en provincia y, sobre todo, dentro de una familia pobre, no tendrás la oportunidad de convertirte en arquitecto, médico, ingeniero, economista, menos aún, en músico, pintor o bailarín de ballet.
Con esta propuesta se condena a los jóvenes provincianos y/o pobres a seguir determinados oficios y empleos bajos y medios, limitando de esta manera su capacidad de elegir, recortando su abanico de posibilidades. El mensaje es: si eres pobre no oses pensar que puedes ser profesional o artista, mejor dicho, no oses pensar que puedes dejar de ser pobre. Esto es discriminación o, en el mejor de los casos, determinismo geográfico.
No obstante, no está mal pensar en la especialización después de alcanzar un nivel de educación básica general y universal. En muchos países de Europa por ejemplo, los estudiantes luego de terminar el liceo tienen la oportunidad de acceder a un bachillerato que los puede preparar ya sea para el trabajo en áreas técnicas, o para acceder a la formación universitaria; en ciencias puras; economía y comercio; o en letras y humanidades, esto implicaría una verdadera reforma estructural, un nuevo enfoque, de la educación. Lamentablemente ninguno de los candidatos tuvo algún planteamiento en este sentido.
Educación e instrucción
La mayoría de propuestas de los candidatos presidenciales confunde educación con instrucción. Saber manejar un camión, un tractor, un cargador frontal no implica ser educado. La educación está, sobre todo, relacionada con la formación en valores, la cultura, tradiciones de un pueblo, además de los conocimientos. Una persona puede estar súper entrenada y especializada, por ejemplo, en economía o finanzas y ser racista, intolerante, discriminador, deshonesto, corrupto o ladrón. Sobre este punto, salvo una que otra excepción, ninguno de los principales candidatos dijo absolutamente nada.
En Chile por ejemplo siguiendo la lógica de la instrucción se intentó eliminar y reducir horas de cursos como filosofía o historia, para dar énfasis a cursos más “técnicos” ligados a la producción y el crecimiento económico. Afortunadamente esta medida no prosperó debido a que los maestros se opusieron frontalmente y lograron hacer retroceder al gobierno. Es necesario comprender que en la escuela se forman personas, no se ensamblan robots o brazos mecánicos de una línea de producción.